Los problemas y desafíos en el campo de la formación docente
Miguel Ángel Pérez Reynoso*
En este inicio de nuevos gobiernos, tanto en la esfera local como en el ámbito federal, son muy grandes las expectativas de cambio y de mejora en distintas esferas de la educación pública. Sin embargo, parece que se le apuesta más por la continuidad en muchos de los componentes del propio sistema que por cambios sustantivos y estructurales.
En el terreno de la formación de los nuevos docentes y de los que ya están en servicio, son muchas las necesidades de cambio. La formación docente es fundamental para que el resto de los elementos del sistema avancen.
Como es bien sabido, el sistema de formación docente en nuestro país se divide en tres rubros:
a) Formación inicial de docentes, cuyo encargo está en la operación de las escuelas Normales del país, aquí se forman docentes para la educación preescolar, primaria, secundaria, educación especial, educación física y, en menor medida, la educación indígena.
b) Formación continua o permanente, encargada de atender al gran grueso de docentes en servicio en el país, a través de políticas y esquemas de capacitación para el trabajo, cursos breves y talleres, todo atravesado por un sistema de estilos de ascenso vertical (cambio de puesto) y horizontal (mejoras salariales). En este rubro, los problemas son muy graves debido a la diversidad y complejidad del sistema y también a que no contamos con un diagnóstico puntual que dé elementos suficientes del tamaño del problema, algunas medidas y salidas para poder tomar decisiones acertadas.
c) Profesionalización docente a través de la puesta en operación de programas de posgrado (maestría, doctorado y especialización), que combinan a través de la operación de programas para la mejora profesional (profesionalización docente) y en algunos programas de doctorado con rigor teórico y metodológico, encaminados a la formación de investigadores.
La formación de docentes se vincula con la concreción de prácticas específicas, de creación de ambientes seguros para el aprendizaje y la garantía de facilitar aprendizajes a las y los escolares que forman parte del sistema.
En este flujo se detectan problemas serios, no solo por el hecho de que alumnas y alumnos no logran adquirir los aprendizajes básicos de su proceso formativo, sino que también muchos de ellas y ellos deben dejar la escuela sin cumplir con el ciclo básico, debido a falta de recursos y debido, además, a que la escuela no es lo suficientemente flexible para crear un esquema que se adapte a las posibilidades y capacidades de estudio de los sujetos que asisten a ella.
Junto a lo anterior, existen otros agentes que también son formados institucionalmente: las y los directores de escuela, los gestores educativos y los asesores técnico-pedagógicos, junto con los asesores técnicos que apoyan el trabajo docente, etcétera.
En los últimos años, la formación docente ha creado un modelo centralizado que, en los hechos, muy poco respeta las asimetrías regionales y las necesidades específicas de los sujetos en formación de cada región del país y los entornos específicos.
Para el caso de Jalisco, existen 11 escuelas Normales públicas; 4 de ellas forman docentes para la escuela primaria, 4 forman educadoras para preescolar y 1 escuela forma para la inclusión educativa, 1 para educación física y, para todo el estado, solo existe una Normal Superior que forma para la educación secundaria. Hay algunas Normales que forman de manera mixta para preescolar, primaria y docentes para la inclusión, pero solo la Normal Superior, que se encuentra en la ZMG, forma docentes para la educación secundaria.
Las Unidades de la Universidad Pedagógica Nacional forman a otros agentes educativos en Pedagogía, Intervención Educativa y continúan con la oferta de programas para la nivelación dirigida a docentes en servicio y también se dedican a la profesionalización de docentes con programas insertos en el posgrado. Además de la institución de la UPN, existen también instituciones encargadas de ofrecer exclusivamente programas de posgrado (ISIDM y CIPS).
¿Qué tenemos hasta ahora?
El recuento no es del todo halagüeño, no solo se trata de los datos por la cobertura, sino del impacto de las acciones de formación. Reconozco en este inicio de sexenio cuatro grandes desafíos e inconsistencias del sistema de formación de manera global que pudieran traducirse en áreas de oportunidad para el sistema:
1. Son muy pocas las instituciones que integran el sistema de formación docente, que discuten los enfoques y las perspectivas de la formación, teorías, modelos y las perspectivas, etcétera. Todo ello para pensar en la propuesta específica en que sustentan los programas que ofertan. ¿Cuáles son actualmente las tendencias y las recomendaciones en el campo de la formación de docentes en nuestro país y en el contexto internacional?
2. La formación docente se lleva a cabo en ámbitos concretos; las condiciones institucionales de la formación dan cuenta de instituciones confrontadas y escindidas entre sí, con una pobreza de trabajo colegiado y con una producción académica, la cual es poco sistematizada y menos aún difundida.
3. Las tradiciones institucionales y la concreción de prácticas educativas de las instituciones dedicadas a la formación tienden a reproducir mayoritariamente un estilo prescriptivo de proceder. Con excepción de las Unidades de la UPN, las IES que forman docentes tienden a reproducir lo que se les ordena desde las instancias superiores; la capacidad de autogestionar la vida académica es muy limitada.
4. Por último, conocemos muy poco sobre el impacto, los resultados y las contribuciones de las prácticas de formación; sabemos que cada año egresa un número determinado de docentes que se titulan, casi de inmediato, muchos de ellos con el veredicto más alto, de tal manera que pudiéramos presumir que tenemos un sistema de excelencia. Sí, pero en todo ello, ¿cómo podemos demostrar la calidad profesional de los docentes, su capacidad y potencialidad formativa y cuál es el valor agregado que tenemos con las acciones, decisiones y políticas en el campo de la formación?
Hay mucho por hacer; el problema es que no se ve apertura y disposición en las esferas de gobierno para la mejora, para la verdadera mejora; en cambio, abundan las simulaciones y la presunción de avances que existen solo en la imaginación de las y los funcionarios que los difunden.
*Doctor en Educación. Profesor-investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. [email protected]