El triunfo de Donald Trump y las implicaciones para EEUU, América Latina y México
Miguel Ángel Pérez Reynoso*
El pasado martes 5 de noviembre, se llevaron a cabo las elecciones para elegir presidente del vecino país del norte. En dicha contienda ganó por segunda ocasión el candidato Donald Trump del partido republicano. Para muchos ésta es una mala noticia, debido al carácter brabucón y amenazante del candidato ganador. En realidad, estas elecciones lo único que muestran es la crisis política de los EEUU, del bipartidismo, del sistema de elección basado en votos electorales por distritos en donde el voto ciudadano pasa a un segundo plano.
Es sorprendente y sintomático que Donald Trump, candidato ultraconservador, resultara ganador, incluso con el voto latino de las personas de la franja fronteriza del sur (norte de nuestro país).
Pudiéramos decir que el voto para Trump se pudiera definir como el voto del miedo. Los Estados Unidos de América, como se le conoce al imperio del norte, es un país que salió beneficiado después de la Segunda Guerra Mundial. Es un imperio en decadencia que abusó de su poderío por muchos años; ahí se decidían las proyecciones y las concesiones de la mayoría de los países del mundo, sobre todo del bloque occidental.
La polarización política de los bloques del mundo dio lugar a la emergencia de nuevas potencias; China se ha convertido en el nuevo gigante que ha desplazado en mercados y en tecnología al imperio de América del Norte.
Donald Trump es el personaje necesario en este momento para el imperio. Su discurso beligerante hacia afuera, junto con el odio hacia los migrantes latinos, las mujeres y los negros lo convierten en el prototipo, defensor de los valores y la historia reciente carente de cultura de EEUU.
Debido a la cercanía con México, no nos vemos beneficiados con este resultado, aunque Trump es el clásico “perro que ladra […]” siguiendo un viejo refrán mexicano. Su ascenso al poder nuevamente moverá algunas piezas en el entorno del rompecabezas local. La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, que se identifica y reivindica los valores ligados más hacia la izquierda, no es compatible con el ideario de Donald Trump. Sin embargo, en dichos espacios la diplomacia deberá salir adelante.
En este contexto de transiciones, tenemos un primer tema en la agenda binacional y es el problema migratorio. Aunque Trump no puede tapar el sol con un dedo, los millones de mexicanos y de latinos que habitan los EEUU mueven la economía en un 30 por ciento, pero lo más grave es que no existe mano de obra o fuerza de trabajo sajona que esté dispuesta a sustituirlos. Se trata aquí de llegar a nuevos acuerdos, en los términos que exige, lo que se desprende de la realidad actual.
En el fondo no hay mucho de qué preocuparse; más bien, para las y los que estamos en casa, sería bueno continuar con la mística y vocación nacionalista. Defender a México en la perspectiva de la solidaridad internacional es la tarea que nos queda.
Las escuelas públicas mexicanas deberán conocer la historia de nuestro país y su relación siempre tensa y distante con el vecino del norte, un país invasor, abusivo y prepotente. Las escuelas están obligadas a fomentar permanentemente el pensamiento crítico y que sean alumnas y alumnos de todos los niveles y modalidades educativas quienes diluciden entorno a este fenómeno planetario y que sean ellas y ellos quienes saquen sus propias conclusiones.
*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. [email protected]