¿Será posible?
Miguel Bazdresch Parada*
Diversos asuntos importantes para nuestra vida nacional se han reunido en el poco tiempo del nuevo gobierno nacional. Suele suceder, con los cambios de gobierno, que los nuevos gobernantes quieran mostrar su dominio del gobernar y, por eso, inicien nuevas acciones. Comunican su deseo de resolver ciertos temas pendientes y se muestran conformes con algunas de las últimas decisiones de sus antecesores.
De cualquier modo, llegar al gobierno federal de nuestro país es enfrentar la complejidad de las complejidades de los pendientes mezclados con las nuevas decisiones y con las nuevas posturas de diferentes actores políticos, quizá en silencio por estar aguantando los últimos días del que se fue, quizá en modo prueba de los nuevos para ver cómo y de qué asuntos se van a “echar para adelante” y cuáles van a dar marcha para atrás.
La cuestión educativa nacional es uno de esos temas que está en pausa, los pendientes se acumulan, las dudas empiezan a surgir y a corroer el ánimo de los involucrados. Por un lado, es evidente el desinterés por el tema de la presidencia nacional. Por otro lado, los interesados empiezan a moverse, todavía con lentitud, y alguno a mostrar su impaciencia. Esperemos que las aguas tomen su curso y vengan momentos mejores y podamos conocer los planes de los nuevos encargados de la educación nacional.
Urge poner en modo de aplicación a la vida cotidiana de escuelas, maestros y alumnos las ideas y propuestas generales de la Nueva Escuela Mexicana, marco curricular recién iniciada su aplicación, pues las dudas son cada día más numerosas y específicas. También es urgente una acción de los responsables de la educación para resolver la situación conflictiva en Chiapas (y otros lugares cercanos), pues los grupos delincuenciales han obligado a las poblaciones a suspender las escuelas, al tiempo que obligan a desplazarse a grandes grupos de población: de un día para otro deben salir de su casa y refugiarse en alguna otra población que los pueda recibir, so pena de ser víctimas del poder fáctico. Evidente que niños y jóvenes están sin escuela a donde asistir.
En Jalisco todo parece indicar calma y espera reverencial de los nombramientos del nuevo gobierno local que han de definir quién ha de encargarse de los asuntos educativos del estado. Hay quien asegura que será “pan con lo mismo” de todos los cambios. Otros piden aprovechar el cambio para tomar decisiones pendientes relacionadas con la mejora de salarios, con la definición de los modos nuevos de nombramientos y con el anuncio sobre el nuevo plan sexenal de educación y el modo de su elaboración. Pronto se sabrá y se volverá al trabajo cotidiano, pues la escuela, la enseñanza, el aprendizaje y su vida diaria cambiarán poco.
La cuestión educativa cambia poco a poco. No es fácil “mover las prácticas” usuales ya probadas. Por eso, conviene pensar en la posibilidad de un “super plan con un horizonte al menos a quince años vista, pues es lo que tarda un/una estudiante en ir de primero de kínder a último de prepa. ¿Será posible que gobierno, educadores, familias y líderes políticos acepten algo similar a un pacto de largo alcance, con llevar a nuestros hoy niños de 4 años a la meta de llegar a los 19 años bien formados, sin cambios bruscos, con responsabilidad y compromiso? No lo creo y sí lo espero.
*Doctor en Filosofía de la educación. Profesor emérito del Instituto Superior de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). [email protected]