El campo de la formación docente y los desafíos que están por venir
Miguel Ángel Pérez Reynoso*
A Norma y a los formadores de docentes
que desde los márgenes
luchan afanosamente a contracorriente
por instaurar una forma alternativa
para las nuevas generaciones.
El asunto de la formación docente es uno de los temas más abordados en los círculos académicos y universitarios, la producción académica en dicho campo es abundante y polifacética. Sin embargo, dentro de dicho campo, persisten resistencias y problemas estructurales de un sistema que sólo intenta cambiar en el plano declarativo, pero al interior de las instituciones las tendencias mantienen los viejos esquemas clientelares y patrimonialistas que contribuyen a que persista la simulación y la reproducción de posturas que eviten a avanzar, incluso al resto de los componentes del sistema.
El campo de la formación docente es un espacio estratégico, es el disco duro del sistema y, es ahí, en donde se gestan y se define el éxito o el fracaso de todo lo que se hace en educación. Michael Fullán decía, refiriéndose a la formación de docentes que “es el peor problema que tenemos, pero a la vez es la mejor solución”. Esta especie de paradoja institucional coincide con nuestro sistema, peor problema y mejor solución se concretizan en la vida cotidiana de las instituciones encargadas de brindar el servicio y de garantizar la generación de nuevos cuadros docentes que habrán de encargarse de atender la demanda educativa de niñas, niños y jóvenes.
El problema principal de la formación es que no queda claro la idea central y la ruta de acción definida para formar docentes en México, la idea de la forma o del formato, de qué tipo de docentes formar y para qué formarlos así. Dicha idea central queda diluida y diversificada de acuerdo a las instituciones, al contexto, incluso al estilo personal de cada formador, eso claro es normal y no está mal en sí mismo, el problema viene cuando podemos darnos cuenta que todas esas prácticas diversificadas a lo largo y ancho del país, no están articuladas con un punto de encuentro que le dé sentido a todas las acciones formativas.
Recientemente y a partir de la elaboración del Plan 2022 para la formación docente, de todo el subsistema de formación, la SEP a través de la DEGESU, emprendió una ambiciosa jornada de construcción, al convocar a los formadores para el nuevo diseño de los cambios curriculares. Esta idea autopoiética (de autoreferencia) resulta plausible ya que es pertinente involucrar a los formadores en la nueva confección curricular de lo que será su materia de trabajo. El problema es que, en dicho ejercicio: “ni están todos los que son, ni son todos los que están” para decirlo con un dicho popular. Los filtros y las adhesiones de personajes ligados al poder, es decir, a los espacios directivos en turno, hace que muchos talentos queden fuera, pero el intento es valioso.
El campo de la formación docente en nuestro país se enfrentará a tres grandes desafíos en el corto plazo, los cuales se irán presentando paulatinamente:
- El primero es de carácter curricular, aquí cabe la frase de Carrizales Retamoza, a partir de la relación entre “continuidad y ruptura” de dicho campo. Los formadores de formadores, lo que hacen y lo que proponen es lo que han aprendido a hacer, pero eso es muy limitado, no nos alcanza para mirar el futuro y adelantarnos ante un escenario cada vez más demandante. Además, aquí (y como un elemento adicional de este desafío) no sabemos en que consistirá la propuesta del nuevo titular de la SEP en dicho campo.
- El segundo desafío, es de carácter de política educativa y la relación con las nuevas tendencias en educación, el surgimiento y desarrollo de la llamada inteligencia artificial ha obligado a que tanto las ideas como las prácticas educativas tengan que reconfigurar su perspectiva. ¿Cómo se vincularán las prácticas de formación con las aportaciones de la IA, y en general con todos los avances tecnológicos? Ya lo adelantaba en el párrafo anterior, ¿cuál será el enfoque del nuevo titular de formación docente en el seno de la SEP? Y, dentro de este mismo punto, se trata de conocer ¿cuál es la vinculación que se intentará mantener entre la NEM con el esquema de formación de docentes en nuestro país? El problema es que nadie sabe qué va a pasar con le NEM, por lo tanto, nadie puede adelantar que pasará con la formación. Aquí entramos al dilema clásico de qué fue primero si el huevo o la gallina, ¿primero es la formación de docentes y más adelante es el esquema de la educación básica o viceversa, primero se diseña el entramado de la educación básica y un poco después se piensa qué tipo de modelo de formación para atender las exigencias de la educación básica?
- El tercer desafío es el que me parece más delicado, se reconoce que gran parte del sistema de formación docente se ha traducido en un complejo galimatías que no tiene ni pies ni manos. Las prácticas, las tradiciones institucionales, los grupos de adscripción y de poder al interior de las instituciones formadoras de docentes, la intromisión siempre presente y permanente de los distintos grupos del SNTE, el miedo al cambio, las inercias que tienden a concretizarse ante un nuevo tipo de demanda inédita de los jóvenes del tercer milenio, dentro del cual poco se piensa. Ya la Dra. América Vera decía, refiriéndose a la reforma de formación docente, que nadie piensa en los jóvenes de ahora y eso es verdad, los cambios en los nuevos esquemas formativos poco han pensado en los nuevos usuarios.
Como se podrá ver, la única claridad ante la que asistimos es que nada está claro, y, en el terreno de la formación docente, las preguntas que formulemos deberán tener un cierto tipo de respuestas claras y convincentes; de lo contrario, todo se echará a perder más adelante, como ha sucedido sistemáticamente a lo largo de la historia del presente en nuestro país.
*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. [email protected]
Dr. Miguel Ángel, un tema que se ha resuelto en cada administración de maneras distintas que pasan irremediablemente y afortunadamente por los docentes de cada institución Normal en el territorio nacional. Culturas, gestión, micropoliticas, prácticas, contextos, formación, trayectorias y como usted señala, inercias, sedemintaciones y variadas posibilidades y oportunidades. Confío en que algo positivo sucederá aunque el panorama siga siendo incierto.
Maria Catalina. Me parece muy certero tu comentario
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