La Universidad Pedagógica Nacional (UPN): universidad con presente, pero sin futuro

 en Miguel Ángel Pérez Reynoso

Miguel Ángel Pérez Reynoso*

Hace unos días buscando información sobre el origen del posgrado en la UPN, me topé con el libro de Prudenciano Moreno, “Pasado, presente y futuro de la UPN” el cuales puede conseguirse en línea, dicho texto hace un recuento puntual de la historia de nuestra Universidad, digo nuestra porque pertenezco a ella, y aunque no es mía ni de nadie, es una forma de expresar el reconocimiento a la misma.
Desde hace algunos meses, desde concluyó el Consejo Nacional Universitario (CNU) se vive un clima y una sensación de incertidumbre, de los resultados del Congreso se desprendió una propuesta de Ley Orgánica para la Universidad y una propuesta de figura jurídica. Dichos documentos pasarían a las cámaras (de senadores primero y al final a la de diputaos), para aprobar y darle un valor legal a dicha ley, pero concluyó el periodo ordinario de sesiones en ambas cámaras y a lo más que se llegó es (una vez más) a una serie de resolutivos en el seno de la Comisión de Educación del Senado de la república, luego vino el proceso electoral y lo que será el nuevo gobierno para el periodo 2024–2030 con la Dra. Claudia Sheinbaum.
Pareciera que con 45 años de existencia, la UPN se ha convertido en una universidad incómoda, en parte por lo que ha sido desde sus inicios y por lo que representa actualmente en la sociedad mexicana del presente. Ubicada en el campo de la formación de sujetos junto con las escuelas Normales, a diferencia de aquellas, la UPN ha sido capaz de desplegar a lo largo de su historia, una serie de acciones, como parte de un horizonte institucional que le ha permitido generar fortalezas en diversos subcampos del mundo de la educación. Desde un inicio (poco después de su fundación), la UPN contó con programas de posgrado, líneas de investigación y, recientemente cuerpos académicos consolidados, con investigadores nacionales que pertenecen al SNI y con un reconocimiento por su producción académica. Sin embargo, esto no ha servido para que a la UPN se le reconozca y se le trate como una Universidad nacional de avanzada, cuya presencia se extiende a todo lo largo y ancho del territorio nacional.
De los resolutivos del congreso (al que ya hice alusión), quiero referirme a tres que son los más trascendentes para arribar a un nuevo estadio institucional.

A) Preservar o conservar el carácter nacional de la Universidad

Este ha sido el resolutivo con un mayor consenso, sin embargo, a estas alturas del partido pareciera una utopía, en los hechos y después del Acuerdo Nacional de 1992, lo nacional de la UPN se ha transformado en 32 pequeñas universidades estatales, con excepción de Durango, Chihuahua y Sinaloa, que declararon su independencia tiempo atrás y se convirtieron en universidades pedagógicas estatales, pero el resto, tienen una vinculación nacional cada vez más frágil y con un peligro no tan latente de ser manoseadas y manipuladas por los gobiernos de los estados que hacen de la UPN, en muchos de las entidades federativas, lo que se les antoja. Manipulan a su antojo y se brincan algunos procedimientos que están normados e interpretan la normatividad a su antojo y de acuerdo a sus intereses políticos. Pongo una vez más el caso de Jalisco, porque es el que tengo más cerca y porque tengo pruebas de todo lo que aquí afirmo. De ahí la importancia de normar esta relación entre el centro (Unidad Ajusco o Rectoría) con las unidades del país, a partir de principios sólidos y normatividades claras que sirvan como marco general de referencia normativa, pero también tengo algunos candados para que todo lo que esté en el papel se pueda cumplir.

B) Los mecanismos para garantizar un financiamiento transparente y sostenido

Este segundo aspecto tiene que ver con las formas y los procedimientos para garantizar el financiamiento de la Universidad a nivel nacional, pero también para cada una de las 76 Unidades UPN de país. Si bien, la UPN recibe una partida nacional y algunas formas de financiamiento en los estados (en casos excepcionales), todo ello es discrecional; la nueva Ley de Educación Superior señala que el Estado deberá financiar de acuerdo a sus programas de fortalecimiento a los tres tipos de modelo de Universidad que se tipifican en la ley (universidades tradicionales, institutos tecnológicos, universidades pedagógicas y escuelas Normales). Me parece que aquí está uno de los puntos claves que hacen que la aprobación del estatuto jurídico para la UPN, camine muy despacio y siga detenido, su aprobación tiene implicaciones financieras y también políticas, de ahí el tortuguismo parlamentario. El momento actual permeado por la indefinición está asociado a la incertidumbre y a la vulnerabilidad institucional de la UPN, a nivel nacional con pocas excepciones regionales.

C) La estructura de gobierno

Si bien, al interior de la comunidad universitaria no existe una visión homogénea de la realidad que vivimos actualmente y de las necesidades específicas detectadas que persisten como oportunidad para dar el gran salto institucional. Al interior de la UPN existen algunas corrientes o expresiones que pretenden incidir en el futuro de la vida institucional, las más visibles son: el grupo denominado refundación y el llamado autónomos o por la autonomía y de algunas iniciativas aisladas o independientes que, en momentos, el discurso, las posiciones y en otros momentos terminan por hacer más confuso el panorama, por el que atravesamos actualmente. Si bien, las iniciativas del grupo de Refundación son iniciativas más abiertas, que buscan el consenso y que equilibran la participación entre compañeros del Ajusco y de las Unidades. El grupo por la autonomía es un grupo fundamentalista, sectario e ideologizado, cuya presencia mayoritaria está en la Unidad Ajusco que identifica a las y los anteriores consejeros académicos, no están muy dispuestos a dialogar, sino que intentar imponer sus posiciones a toda costa. Tienen poca presencia en las unidades de país.

Es lamentable que las pugnas en el seno de la UPN sean en ciertos momentos el peor enemigo que tenga detenidos los consensos y los acuerdos institucionales.
La famosa promesa del Parlamento Abierto que tuvo la legislatura anterior, jamás se llevó a cabo, hoy en día la UPN vive una especie de orfandad al permanecer esperando que en la cúpula legislativa se tomen acuerdos para su beneficio.
Del otro lado, la UPN, sigue siendo una institución necesaria, en los estados es una alternativa barata y efectiva que le resuelve a cada gobierno la demanda de espacios de formación universitarios y, por el otro lado, le nutre de cuadros calificados para hacerse cargo de tareas complejas y, en ciertos momentos, especializadas con las licenciaturas en Pedagogía, Intervención Educativa y Psicología Educativa principalmente y, con algunos posgrados.
Aquí el llamado es en dos vías, por un lado, dirigirnos a las autoridades gubernamentales para que sean más sensibles al legado de la UPN a nivel nacional y resuelvan a la brevedad, con sensatez y basados en una racionalidad en prospectiva, pensando no en la universidad Pedagogía que ha sido sino en la que el país necesita. Por otro lado, también quiero dirigirme a la comunidad universitaria de la UPN, para que seamos capaces de llegar a los grandes acuerdos y consensos que se requieren, queda claro para muchos, que el CNU requiere de una segunda vuelta, que sirva para abordar ya no las cuestiones sustantivas (esas ya están ahí) sino los métodos y procedimientos para hacer valer lo ya acordado. No se trata de ganar o de perder en una disputa ideológica en el seno de la UPN a nivel nacional, sino de ganar-ganando en un intento inclusivo para darle cabida a todas las voces y a todas las propuestas, intentando hacer compatible lo que aparentemente no lo es. Pero no es sobre la base de la exclusión, de la descalificación verbal o de un radicalismo de palabra lo que nos va a permitir avanzar. El gran riesgo que tenemos enfrente, es que al final el nuevo gobierno termine decidiendo lo que le pegue la gana sin las propuestas de los universitarios pedagógicos y que toda la UPN a nivel nacional y por estados seamos lo que terminemos perdiendo. El gran riesgo es que todo el pasado el presente y el futuro pueden terminar en el cesto de la basura de la nueva burocracia educativa.

*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. safimel04@gmail.com

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