La educación pública en México bajo la amenaza neoliberal y burocrática

Miguel Ángel Pérez Reynoso*

En el momento de escribir el presente artículo, aun no tengo conocimiento si la presidenta electa Claudia Sheinbaum Pardo corregirá el anuncio que hizo la semana pasada al nombrar a Mario Delgado como titular de la SEP, para su gobierno que entrará en funciones en unos meses.
Resulta paradójico que Claudia Sheinbaum, aun no tome posesión de su cargo sexenal y ya está metida en controversias por tomar –a decir de muchos– una decisión equivocada.
En el recuento que se ha hecho de señalamientos de todo tipo por el nombramiento de la discordia, existen dos tipos de lecturas, una sobre el personaje nombrado y otra sobre lo que simbólicamente representa la educación pública en este país.
Pareciera que a Mario Delgado lo premian castigándolo, o también lo castigan premiándolo según la perspectiva, el hecho de que haya sido el operador electoral y que a través de él se hayan conseguido una cantidad sorprendente de votos, que incluso duplicaron a la de su más cercana competidora, Mario Delgado, cobra la factura por dicha hazaña, ¿pero porque en la SEP? Ahora, algo que le estorba fuertemente a Mario Delgado es su pasado reciente, él ha estado cercano a Claudio X. González y a Mexicanos Primero, el llegar a educación en el gobierno de Marcelo Ebrad, en la ciudad de México, para sacarlo de la mira debido a las implicaciones del accidente de la línea 12 del metro. Por lo tanto, Mario Delgado es un tipo controversial por naturaleza, él lo sabe y su nueva jefa también lo sabe y que su llegada a la SEP con la ausencia de legitimidad académica e institucional, será el centro para los diversos ataques provenientes, sobre todo, de la disidencia magisterial y de algunos académicos y académicas.
En el otro lado, tenemos que la SEP es la instancia más importante en la formación de los mexicanos, cuando menos de la formación escolarizada; por ahí pasaron personajes como: José Vasconcelos, Jaime Torres Bodet, Agustín Yáñez, Víctor Bravo Ahuja, Jesús Reyes Heroles, Fernando Solana, etcétera. Pareciera que para los gobiernos de la 4T y de Morena, la educación pública es un asunto de poca importancia, así lo han demostrado con las distintas designaciones basadas en el descuido y la improvisación y así lo ratifican con el nombramiento para el periodo 2024–2030.
La SEP es el espacio emblemático en donde se construye y se proyecta la educación pública en todos los grados, niveles y modalidades educativas, desde la educación inicial hasta el posgrado, tiene una plantilla de cerca de 1 millón y medio de trabajadores de la educación, entre docentes, investigadores, personal de apoyo y personal administrativo, aquí se articulan las funciones sustantivas junto con las adjetivas y los distintos servicios complementarios en educación. Entonces, ¿por qué nombrar a una persona que ha sido fuertemente cuestionada y debido (según se argumenta) de que no está a la altura de ocupar dicho cargo? Es aquí en donde las piezas no encajan, Claudia Sheinbaum no tiene fama de ser una persona incongruente que escinda sus palabras, con sus acciones, pero en este caso se está acercado a ganarse dicha distinción.
Para el caso del gobierno que ganó la elección este 2 de junio con amplio margen. Si, pero eso no les da ninguna autoridad para abusar del poder y asumir decisiones arbitrarias por encima de los ciudadanos que les dimos el voto a cambio de buenas decisiones. En el fondo demuestran la concepción que tienen de la educación pública, como el resumidero de los desechos políticos y de las decisiones aventureras.
Esperemos que corrija, aún está a tiempo de hacerlo, que la sensatez y la racionalidad proactiva, lleguen a su cabeza o le toquen la puerta de su casa y la hagan recapacitar de todo el riesgo que se pone en juego, incluso en su gestión de gobierno, al aferrarse a imponer una decisión que escapa a toda lógica de cordura. Al final, el castigar o premiar al personaje que está ahí dispuesto a cobrar la factura por el trabajo cumplido. Si, pero todos los demás que culpa tenemos de semejante desfachatez.

*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. safimel04@gmail.com