Bajo un contexto en transición. Pasar de la educación que tenemos a la educación que necesitamos

 en Miguel Ángel Pérez Reynoso

Miguel Ángel Pérez Reynoso*

El pasado sábado 18 de mayo apareció en el periódico La Jornada, un artículo titulado “Educación para transformar” firmado por Mariana Bermúdez (p. 12). En dicho artículo la autora reflexiona sobre el derecho universal y humano a la educación, junto con las condiciones de inequidad que impiden que algunos grupos sociales en nuestro país, en condiciones de alta vulnerabilidad no se les cumpla con dicho derecho. Si bien, la educación básica en nuestro país se ha universalizado, habría que detenernos a pensar en los productos terminales: ¿qué está generando la escuela pública?
En el momento de leer estas notas, ya tendremos conocimiento de quién es la persona y el equipo de colaboradores que asumirán el nuevo gobierno para el sexenio 2024–2030, tanto en Jalisco como en la presidencia de México, en dicho contexto cabe reconocer que todo lo que fueron los anuncios, los debates y la campaña misma, no sirvió para aclarar ante la sociedad cuáles son las estrategias para hacer valer los mecanismos con la intención de garantizar el cumplimiento del derecho a la educación, no sólo para niñas y niños, sino para la sociedad en su conjunto.
La misma autora, en las reflexiones contenidas en el mismo artículo, daba cuenta de lo siguiente: “De acuerdo con los datos del Foro Económico Mundial y del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), México superó el promedio de desigualdad educativa en 2023, pues aproximadamente 50% de las personas menores de edad que no acceden a la educación básica pertenecen a alguna población en situación de vulnerabilidad. Además, señalan que al menos 3 de cada 10 indígenas no asisten a la escuela debido a la falta de infraestructura, barreras lingüísticas y culturales, entre otros aspectos” (termino la cita).
Estamos muy acostumbrados a tener una mirada normalizada, de que todos los niños y las niñas asisten de manera regular a la escuela, desde el preescolar hasta el nivel medio superior; pero pocas veces nos detenemos a pensar en las personas que no pueden asistir a las mismas por su condición social de exclusión, marginación o vulnerabilidad. Además, existen miles de niñas y niños que viven bajo nuevos riesgos, debido a la muerte o la desaparición de sus padres, viven sin papeles y en un constante peregrinar y por motivos jurídicos no pueden ingresar a la escuela.
La educación que tenemos o, que hemos construido hasta ahora, se ha encargado de incluir la evaluación como un dispositivo estratégico para decidir lo que se puede y lo que no se puede hacer, nos hemos encargado de formar a partir del desarrollo humano para generar el gran capital humano que se encargará de atender la gran maquinaria económica del país, que hace maquila de todo tipo y, en estos últimos años, la Nueva Escuela Mexicana como parte de la Cuarta Transformación pretendió romper con la inercia de la educación neoliberal del pasado y dio un giro radical, con el compromiso de atender educativamente a los que por tradición no habían sido atendidos. Pero no basta lo hecho hasta ahora, hoy en día estamos entre primera y segunda, para lograr esta pretensión de cambio social y educativo.
La educación que necesitamos tiene dos grandes ejes de atención:

a) En primer lugar, mejorar los fines y los valores para los que ya asisten a las escuelas, a partir de garantizar una educación por la paz, por la convivencia sana, por la equidad de género, por el respeto a las mujeres y a los varones, etcétera. Al darle mucha mayor claridad al tipo de ciudadanas y ciudadanos que deseamos formar.
b) Por otro lado, tenemos la exigencia de poder atender a partir de desplegar una amplia estrategia para que llegue la educación como un derecho a los miles de personas a las que no les ha llegado, respetando identidades culturales, étnicas y religiosas y de otro tipo, la educación mexicana debe desplegar un amplio cobijo de identidad nacional, aun con los pequeños nacionalismos de nuestra amplia geografía cultural.

El reto o el desafío de la educación a la que aspiramos, es que permita lograr un pensamiento crítico y colectivo para desarrollarnos de manera humana y poder entender sin quedar absorbidos en este nuevo mundo competitivo.
La educación que necesitamos deberá tejerse entre muchas voces y muchas propuestas para garantizar una mejor atención educativa, para los miles de niñas y niños y poder enfrentar de mejor manera los desafíos inéditos del siglo XXI.

*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. safimel04@gmail.com

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