El papel de los intelectuales y su compromiso con la sociedad
Miguel Ángel Pérez Reynoso*
Hace una semana un grupo de intelectuales lidereados por dos personajes controversiales, Héctor Aguilar Camín, director de la Revista Nexos, y Enrique Krauze, igualmente director de la Revista Letras Libres, hicieron público un desplegado en donde daban a conocer su postura ante la actual coyuntura electoral y llamaban a votar así, sin más, por Xóchitl Gálvez, candidata a la presidencia por el PRIAN junto con el PRD.
El desplegado en cuestión, firmado a su vez, por personajes allegados a ellos, la gran mayoría de pensadores a sueldo y que tiene el interés velado o manifiesto de presionar al gobierno actual de que les regrese los grandes beneficios que gozaban hasta antes del cambio de gobierno. Estos personajes, y algunos más, allegados a ellos como Lorenzo Córdova (que cuando estuvo en el INE cobraban y muy bien), la maquila intelectual que realizaban, fueron pensadores al servicio del poder, como los bufones que en otro tiempo colmaban de pleitesías a sus gobernantes.
Aguilar Camín y Krauze establecieron un vínculo vicioso con varios presidentes del PRIAN, ellos incidían en la opinión pública a cambio de una buena suma de dinero. Con el gobierno de López Obrador se terminó dicho pacto, ni el presidente actual necesitó su maquila intelectual, ni tampoco aceptó los términos de pagar por difundir la buena imagen del presidente en turno. Hoy los intelectuales se sienten agraviados y el desplegado da a entender que necesitan el dinero que recibieron por muchos años.
Antonio Gramsci en su célebre obra de “Los cuadernos de la cárcel”, teoriza el papel de los intelectuales en la sociedad a través de su brillante categoría de “intelectual orgánico”.
Gramsci nos dice que un intelectual tiene un compromiso con la sociedad y con las causas justas aglutinadas en la vanguardia del movimiento revolucionario. Ser intelectual y estar al lado del poder es un contrasentido para Gramsci, debido a que un intelectual se caracteriza por dos grandes distinciones: tener una gran capacidad y una agudeza de pensamiento para hacer análisis de lo que acontece en la dinámica social y poner al servicio de la vanguardia y de la causa de la revolución dichos saberes. Para el caso de los dos intelectuales in-orgánicos ya citados, ni su agudeza de pensamiento es tan buena y de ella quieren sacar (y vaya que sacaron) provecho personal de sus contribuciones.
En nuestro país son pocos los intelectuales comprometidos con la fuerza del cambio y poner al servicio su intelectualidad de las causas pobres, de los más necesitados y de la lucha vanguardista.
Un intelectual es un personaje carismático, con agudeza en el pensamiento y con la capacidad crítica para entender los problemas del presente en su contexto y en la relación de variables que inciden en los mismos, sus análisis concluyen en decir lo que socialmente es necesario, pero al final su conclusión toma partido, la producción intelectual no es neutra y tampoco debiera estar al servicio del poder o de los poderosos.
En tiempos de Don Porfirio Díaz existían periodistas críticos y muy críticos, que no alababan al poder, sino que por el contrario develaban las contradicciones del mismo. Cuando Díaz se daba cuenta de ello tenía una frase que decía: “Ese gallito quiere su maicito”, y de esta manera comenzó a corromperse la intelectualidad. Muchos gallitos se doblaron ante los cañonazos de dinero. Lo anterior lo aprendieron muy bien Krauze y Aguilar Camín, el maicito les llegó incondicionalmente por muchos años a cambio sólo de decir muchas mentiras y medias verdades.
Hoy llaman a votar por Xóchitl Gálvez, no porque esté en su ideario político, sino porque para ellos es la mejor forma de regresar a la república del dinero, dentro de la cual vivieron por mucho tiempo.
No olvidar que las y los intelectuales profundizan en el análisis de los problemas sociales, pero para poner sus hallazgos al servicio de la sociedad y no para una sociedad en abstracto, sino aquella sociedad que se mueve y que lucha desde muy abajo.
*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. [email protected]
¿Está opinión también aplica para los intelectuales que en días pasados firman un mensaje para apoyar la candidatura de Claudia Shiumban? ¿O qué tanto aplica?
Me encantó la etiqueta de “Pensadores a sueldo” mi estimado amigo Miguel Ángel. Ser intelectual no está mal, recibir carretadas de dinero por el servilismo sí.