Los no escolarizados también votan

 en Miguel Bazdresch Parada

Miguel Bazdresch Parada*

En dos semanas, día 3 de junio, estaremos platicando de los resultados de las elecciones del día anterior. Lo más probable es que dispongamos del resultado, especialmente el más importante, el de la elección de presidente de la República. Los ganadores y los perdedores estarán en ¿pleito?, ¿feliz acuerdo?, ¿espera ansiosa del resultado válido?, ¿discutiendo los abusos de unos y otros?, ¿de la violencia en ciertas partes del país?
En fin, la agenda de cada seis años, ahora “caliente” por las provocaciones del propio presidente de la República aun en funciones. Los analistas se han preocupado por revisar y analizar las posibilidades de triunfo de una u otra formación política y, al mismo tiempo, algunos de un grupo disputan lo asegurado por el grupo contrario. Gajes del oficio, tediosos, inútiles y a veces enojosos.
Las estrategias de convencimiento de los diferentes bandos casi siempre aseguran, con un ánimo de infalibilidad, el triunfo de quien les paga o de quien es su jefe y parten de que X va a ganar y vamos a convencer a los ciudadanos de que se unan a su voluntad electoral, pues es el “bueno”. Nunca veremos análisis de las votaciones y de las predicciones previas, en los cuales se argumente la característica de los electores y, por tanto, su tendencia, lógica, a preferir cierta oferta política. Sería un análisis en el cual los analistas fundamenten la votación por una cierta oferta política con base en las características de los votantes. Por ejemplo, las mujeres votan por el más guapo. Los hombres por el más “macho”. Se publicita poco, y sin embargo, los analistas si se fijan en las características de los votantes para predecir resultados.
Analistas con oficio y preparación específica, precisamente por hacer análisis de las características de quienes respaldan a ciertos grupos, ciertas posturas o decisiones, pueden hacer algunas predicciones. Por ejemplo, es usual escuchar que los sectores de clase económica y alta respaldan en las votaciones a candidatos afines a sus intereses económicos. Y claro como toda predicción puede resultar atinada o no.
Y es poco común y muy raro, que los analistas se fijen en la escolaridad de los votantes. ¿Los educados votan más por quién? A ratos dicen que la mayoría de los maestros votan por el candidato “oficial”, pues las mejoras de su gremio dependen de las decisiones del candidato presidencial o a la gobernatura de algún estado. Quizá así sea, sin embargo, los maestros es un grupo heterogéneo, y no siempre toman los caminos de los dirigentes y autoridades.
Menos predicciones se hacen para el grupo de personas sin escuela, quienes han abandonado la educación antes de terminar un nivel escolar o quien de plano nunca se ha parado en una escuela. ¿Cómo votan los no escolarizados? ¿Votan muchos o pocos? ¿Son más hombres o más mujeres? ¿Más jóvenes o mayores de la tercera edad? ¿Del norte o del sur del país? ¿Están en las ciudades o en el campo? ¿Cuántas personas son de las naciones primigenias? ¿Son pobres o están acomodados?
Este desinterés por la participación política de los no escolarizados revela el verdadero desinterés de las formaciones políticas por la educación. No les importa los no educados. Es una desgracia.

*Doctor en Filosofía de la educación. Profesor emérito del Instituto Superior de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). mbazdres@iteso.mx

Escriba su búsqueda y presione ENTER para buscar