Convivencia escolar y social

 en Miguel Bazdresch Parada

Miguel Bazdresch Parada*

La convivencia escolar ha sido una preocupación de autoridades educativas, personal docente y familias. La violencia entre estudiantes y en ocasiones entre estudiantes y profesores parece saltar ciertos límites y generar preocupación importante.
Iván Illich en su libro “La Sociedad desescolarizada” (Biblioteca Anarquista Anti-Copyright. México, 1985) propone:

“La educación universal por medio de la escolarización no es factible. No sería más factible si se la intentara mediante instituciones alternativas construidas según el estilo de las escuelas actuales. Ni unas nuevas actitudes de los maestros hacia sus alumnos, ni la proliferación de nuevas herramientas y métodos físicos o mentales (en el aula o en el dormitorio), ni, finalmente, el intento de ampliar la responsabilidad del pedagogo hasta que englobe las vidas completas de sus alumnos dará por resultado la educación universal” (1985, p. 5).

Illich había llegado a la convicción que la institución escolar no podría, con la estructura conocida desde el siglo XIX, ofrecer a las personas de cualquier sociedad una formación con la cual “liberarse” de trabajar toda su vida sin posibilidades de modificar su estatus. Esa situación impedía una sociedad convivencial pues escindía a la sociedad en grupos antagónicos o al menos impenetrables.
¿Podemos evitar la propuesta radical de Illich? Quizá. Van aquí tres pensamientos a modo de provocación para pensar otra alternativa:

• El primer pensamiento viene de la propuesta de Jacques Delors en el informe “La educación es un tesoro”. La idea principal es: vivir juntos implica descubrir al otro para relacionarme con él y, ojo, la condición de posibilidad es descubrirme a mí mismo.
• El segundo pensamiento es la actitud de confianza. En la medida de actuar con el deseo de encontrarme con el otro, los otros, descubrimos la confianza como la actitud principal. Consiste en ofrecer al otro un acercamiento y un modo de ser abierto sin otra asignación que la identificación como seres humanos iguales.
• El tercero es el modo de ser. Se trata de considerar cómo es nuestro personal modo de proceder y pensar en la vida personal y colectiva, cotidiana y laboral. Con esa consideración podemos identificar cuál es el modo escogido por las personas, a veces de manera natural por cultura o por aprendizaje e identificar cómo afecta la convivencia. Los seres humanos no procedemos “porqué sí” aunque así lo creamos y defendamos en aras de la libertad. La convivialidad nos hace Concienciar las causas, motivos o creencias desde las cuales decidimos cómo actuar frente a las muy diversas situaciones de la vida cotidiana y práctica.

La convivencia escolar pasa por la convivencia social. Si el trato social es de un modo el trato en la escuela será del mismo modo. Descubramos nuestro modo social y decidamos cual queremos.

*Doctor en Filosofía de la educación. Profesor emérito del Instituto Superior de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). mbazdres@iteso.mx

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