La Universidad Pedagógica Nacional y el cambio de la figura jurídica: los compromisos de quién, los cambios para cuándo
Miguel Ángel Pérez Reynoso*
En estos momentos y a partir de la actual coyuntura política y académica, el proyecto nacional y universitario de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) está en peligro, a partir de la fragilidad que se demuestra en la serie de propuestas del tipo de figura jurídica a la que se aspira dentro de un catálogo que va de entre: la desconcentración, la descentralización, la autonomía por ley y la autonomía radical (por así decirlo), hasta quedar igual a como se está ahora de ser un “organismo público desconcentrado del gobierno federal”.
La figura jurídica en la que concluya este proceso no es poca cosa, ahí residen varios elementos cuyo punto central, serán las relaciones laborales con las y los trabajadores académicos, administrativos y de apoyo. Pero hay más cosas que se juegan en las diversas propuestas y en los acuerdos finales a los que se llegue.
La UPN decidió modificar la estructura institucional a partir de lo que se le conoce internamente como el Congreso Nacional Universitario (CNU); dicho espacio sirvió para pensar, abrir y generar una agenda universitaria, pero los acuerdos y los consensos finales se tomaron de manera muy apresurada, en donde un pequeño grupo quiso imponer su visión hacia el resto de la comunidad universitaria.
Hoy, en el Senado de la república, se le hacen los últimos ajustes y se maquilla lo que será la Ley Orgánica de la UPN en México, en ello hay elementos que nos ayudan a pensar de que se trata de darle continuidad a un proceso que se vive desde hace muchos años, pero que, dentro del mismo, hay algunas novedades de situaciones inéditas.
Cabe aclarar que, debido al surgimiento de grupos, tribus académicas, grupos de intereses, filiaciones políticas etcétera, la UPN no goza de un consenso pleno en cuanto a las iniciativas de futuro al que se desea arribar. Además, la contradicción Unidades Ajusco versus Unidades del país, y a su vez las unidades en su desarrollo regional, da pie a que se empantanen las discusiones y los acuerdos.
Existe una gama más o menos amplia de todo tipo de grupos con su ideario institucional, hay grupos sectarios, fundamentalistas cuya propuesta nuclear es la autonomía a toda costa, sin detenerse a pensar acerca de las implicaciones políticas e institucionales de dicha propuesta tanto para el Ajusco como para las Unidades del país.
Existe otro grupo de inserción y de vinculación nacional denominado Refundación, que desde hace algunos años se ha venido aglutinando por trabajadores y trabajadoras, ahí existen colegas de distintos lugares del país, gente seria cuya trayectoria les da autoridad moral y académica para facilitar la generación de una agenda institucional pertinente y de idear un método para darle salida al actual estado de cosas. Sin embargo, esta iniciativa de refundación no cuenta con consensos plenos y en algunos espacios existen personajes que no están de acuerdo con sus propuestas.
Y existe una tercera iniciativa conformada por algunos grupos dispersos, cuya presencia tiene mayor impacto sólo en algunos estados o regiones, de manera muy focalizada. Sus protagonistas no son conocidos o son poco conocidos a nivel nacional, pero si inciden en los ámbitos regionales.
Debido a que la UPN es la única universidad en México verdaderamente nacional, la cual comparte el diseño y la operación de programas educativos y de formación, (las licenciaturas de nivelación, la LIE, la MEB, la MEMS, el Doctorado en Desarrollo Educativo (DDE) y la realización de algunos eventos académicos), hoy hace falta efectivamente poder dar un brinco y trascender lo que ha sido de la UPN a lo largo de la historia. Sin embargo, el escenario y el contenido de las propuestas en ciertos momentos está muy por debajo de lo que la propia Universidad necesita a 45 años de su nacimiento.
La culminación del CNU no dejó plenamente satisfechos a algunos actores de la propia Universidad, hizo falta generar una segunda vuelta de consensos e idear una estrategia de gestión y de negociación ante las autoridades de la esfera política en este país (cámaras de diputados y de senadores, Ejecutivo federal, SNTE, etcétera), hoy, la UPN en este proceso de cambios profundos, se encuentra estancada entre primera y segunda; ni terminamos por renunciar al viejo esquema centralista/descentralizado, ni tampoco logra acceder al nuevo esquema de autonomía por ley y con recursos y patrimonio propio, debido a la falta de aprobación en las cámaras, pero también a la falta de voluntad interna para crear las condiciones que ayuden a arribar a este nuevo estadio de Universidad Nacional.
De manera inmediata se visualizan infinidad de tensiones, las cuales no se resuelven o no se pueden resolver de manera ideológica, por ejemplo, los términos para conservar el carácter nacional de la Universidad, la relación simétrica entre la Unidad Ajusco y las Unidades del país, los métodos para elegir o designar a las autoridades universitarias en cada uno de los ámbitos y las nuevas relaciones entre las unidades de la UPN y las autoridades locales de los estados. Esto es sólo una parte de los asuntos que habrán de resolverse, no en la ley, sino en los términos de las nuevas prácticas institucionales por inaugurarse.
El otro punto que tiene que ver con las atribuciones de cada espacio institucional, el disfrute y manejo de presupuesto propio, las decisiones, incluso los mecanismos de reclutamiento y contratación de personal académico de base y de apoyo, y uno más que tiene que ver con los criterios para crear una estructura de gobierno a nivel nacional y en los distintos estados y unidades del país.
Lo que la UPN ha sufrido en los últimos años es la dispersión, la disgregación, la atomización y en algunos casos el deterioro de las condiciones de trabajo de todo su personal y, por ende, el deterioro en la calidad de los programas educativos que opera. El prestigio ganado por muchos años puede perderse en un breve instante.
La UPN merece un mejor tratamiento en su actual agenda institucional desde adentro y también desde afuera, en ello sería conveniente que los integrantes del Consejo Académico anterior hagan una autocrítica a su sectarismo y al afán de forzar acuerdos y consensos de lo que no se había acordado.
Es importante ahora, aprovechar esta oportunidad histórica de ratificar un proyecto y una serie de iniciativas, que han colocado a la UPN a la vanguardia en el abordaje de los asuntos educativos en nuestro país, no deberá descuidarse ningún punto, ni ninguna coma de lo que habrá de acordarse al final de la figura jurídica y de la ley que está por aprobarse.
Los cambios que vivirá la UPN en su modelo global y su esquema institucional, no son para la generación que estamos por cerrar nuestro ciclo en la Universidad, sino para las personas nuevas que están por ingresar, ellas y ellos merecen que les dejemos un proyecto de Universidad cuyo rostro y corazón sean lo suficientemente claros para el trozo de futuro que les tocará vivir.
*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. safimel04@gmail.com
Muy bien
¡Brillante análisis del tema de un conocedor con autoridad académica y moral!
Excelente análisis Dr
Muy de acuerdo en lo general.
Pero las opciones son pocas y de limitado alcance: cambiar o quedarse como estamos.
Cambiar, implica buscar mejorar lo más posible la iniciativa propuesta, para que sea funcional, representativa, nacional y democrática. Eso conlleva apelar al oido y sensatez de la Comisión de educación del Senado.
Me parece una gran constelación de ideas.propuestas que transitan en la complejidad de ntra.identidad universitaria y por estas razones la lógica es generar espacios de análisis e intercambios de necesidades:jurídicas laborales administrativas académicas y aunque para muchos tienen prisa otros requerimos un proceso más preciso definido x un análisis y alternativas para bien y hacia una ruta de transformación positiva
Un análisis más cercano a las realidades de nuestra amada Universidad Pedagógica Nacional y no fantasías autónomas llena de lagunas y fantasmas egocéntricos.
Son campañas de desprestigio en contra del CNU. El grupo Refundación ha reprimido a compañeros que apoyamos la autonomía. No son nada serios, sino perversos y autoritarios.