Los saberes prácticos de docentes en el marco de la NEM
Miguel Ángel Pérez Reynoso*
Con el arranque de las campañas políticas, éstas vienen acompañadas de promesas y de diversos compromisos que difunden candidatas y candidatos. En ello un asunto que está pendiente es el del trabajo de los docentes en el marco de la Nueva Escuela Mexicana.
Para el próximo sexenio habrá algunos cambios de manera obligada en cuanto a las orientaciones, las tendencias y las recomendaciones dirigidas a la práctica de los docentes en formación y en servicio.
El asunto de los saberes prácticos a diferencia de lo que sabíamos, no es una creación del aporte de los pedagogos españoles (Gimeno Sacristán y Ángel I. Pérez Gómez), es F. Elbaz, quien crea dicha propuesta.
María Teresa Collen nos comparte lo siguiente “Fue Elbaz (1981, 1983), quien aportó el concepto de <
“En definitiva dentro de la autonomía profesional de que disponga el docente reelabora la prescripción y opta por adoptar determinadas pautas singulares de actuación profesional” Y concluye:
“El conocimiento práctico se configura por la relación sistémica entre otros diversos tipos más o menos específicos: el conocimiento contextual, el de la materia (del contenido o disciplinar), el del diseño y el desarrollo del curriculum, el de la instrucción e incluso el conocimiento de si mismo (valores, actitudes, metas, capacidades).
“El del conocimiento práctico, es, así, un concepto integrador, pero es también un concepto complejo, puesto que incluye también las relaciones que se establecen entre esas entidades y con la experiencia personal de quienes educan” (Elbaz, 1983).
Las citas aun largas sirven para reforzar el planteamiento central de este artículo, los docentes se enfrentan a un cambio de paradigma dentro de los lineamientos de la NEM, trabajar la inclusión, vincularse con la comunidad–territorio, aprovechar la autonomía docente para darle curso de acción a los nuevos retos de actuación, por lo tanto, los conocimientos prácticos o conocimientos en la acción, implican darle claridad a las intencionalidades que subyacen a todo intento de práctica educativa.
Tenemos entonces que el conocimiento práctico de los docentes o el conocimiento en la acción es una estrategia valiosa para sacar adelante cualquier proyecto de reforma o de cambio curricular como sucede ahora. El otro componente que se suma a todo lo antes dicho, es el asunto de la reflexión de la práctica. Reflexionar la práctica implica reconstruirla y reconstruir al sujeto que la realiza, de esta manera tenemos el diseño de un sistema coherente que coloca en el centro al sujeto que educa, junto con el contexto en donde realiza su tarea educativa.
*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. [email protected]