Educación Media Superior (SEMS): el nivel educativo más olvidado del sistema

 en Miguel Ángel Pérez Reynoso

Miguel Ángel Pérez Reynoso*

Como parte de la organización y el funcionamiento de todos los niveles educativos de nuestro sistema, desde el preescolar hasta la educación superior, se reconoce por académicos e investigadores (incluso por las propias autoridades educativas) que todos los niveles se caracterizan por tener tensiones en su interior, por el incumplimiento de metas, por no dejar plenamente satisfechos a los usuarios, al menos en lo básico y, sobre todo, porque los indicadores de impacto en los aprendizajes no son los que se desean, en todos los niveles pasa esto. Pero existe un nivel educativo especialmente descuidado u olvidado institucionalmente hablando, y es la educación media superior o el bachillerato o la preparatoria como también se le conoce.
La educación media superior en nuestro país es el nivel educativo con mayores tensiones institucionales, los sujetos que lo cruzan, jóvenes en su gran mayoría, se encuentran a la mitad del túnel, con una plantilla de docentes que no fueron formados para trabajar en dicho nivel y con una propuesta programática de diseño curricular sobrecargada de contenidos, en donde muchos de éstos son irrelevantes de acuerdo a las necesidades e intereses formativos de los propios estudiantes. Aunado a todo lo anterior, se le suma la organización de dicho nivel educativo, existen instituciones como sucede en nuestro estado, que la universidad local acapara gran parte de la oferta del bachillerato, respaldándose en el argumento de la autonomía, no permite la injerencia de propuestas externas y las trayectorias formativas de los sujetos en muchas ocasiones dejan mucho que desear a partir de los resultados de algunas evaluaciones realizadas por otros organismos externos; los alumnos no dan cuenta de aportar evidencias concretas de que han consolidado las competencias básicas y algunas genéricas.
Recuérdese que el bachillerato es una etapa propedéutica que se cruza en tan solo tres años (aunque existen instituciones que lo ofrecen en dos años y otras hasta en cuatro a partir de garantizar en su modelo una salida lateral con fines laborales o incluso un adiestramiento como técnico especializado).
Esa diversificación curricular también genera confusión en muchos padres de familia, al decidir y optar por el tipo de escuela para sus hijos e hijas. Es importante subrayar que la educación media superior es una fase previa de la formación profesional (se le conoce como fase propedéutica), es una especie de trampolín para preparar a los sujetos (jóvenes casi todos) de la mejor manera para cursar estudios universitarios, básicamente en dos planos:

a) Cumplir con los requisitos académicos y poder ingresar a cualquier institución a partir de la oferta de las IES.
b) Garantizar que los jóvenes cuentan con los elementos suficientes para tomar la mejor decisión vocacional no sólo a partir de pensar qué se quiere ser profesionalmente, sino también convertirse en un ser humano digno y competente.

La crisis de la educación media superior en su totalidad como sistema, se ha tornado en un modelo de atención que se aleja mucho de lo que los sujetos jóvenes necesitan para formarse propedéuticamente.
Incluso, todo intento de cambio queda neutralizado debido a las resistencias que surgen desde le interior del propio sistema, es decir, de la vida cotidiana de las escuelas preparatorias. Un elemento más que se suma a todo lo anterior son los excesivos intereses políticos que se sedimentan en el seno de las instituciones educativas de dicho nivel.
Junto a todo lo anterior también el bachillerato es el nivel educativo menos estudiado; los investigadores se concentran mucho más en estudiar la educación básica, la educación superior, la formación docente, pero ¿quién se dedica a estudiar el bachillerato y por qué? El bachillerato no sólo tiene necesidades urgentes de intervención, también existe una agenda pendiente por conocer mejor lo que ahí sucede.
¿Qué hacer para mejorar el prestigio y el rendimiento académico de las instituciones de educación media superior? Esa es la gran pregunta, las respuestas deberán construirse desde adentro de las propias instituciones, de manera autopoyética como diría N. Luhmann, en todo ello, no existen varitas mágicas pedagógicas, ni tampoco el cambio podrá llegar sólo de las recomendaciones del exterior. Se trata de movilizar el esquema disposicional, desde dentro de la institución, para desde ahí desplegar un proyecto estratégico ambicioso y de largo plazo, que tenga claro hacia dónde se quiere llegar, con qué recursos se cuenta y cuáles serán las estrategias a seguir para conseguirlo.
Se puede concluir que otra educación media superior es posible, así como otra educación en México también lo es.

*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. [email protected]

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