La noción de Comunidad–Territorio en el marco de la NEM
Miguel Ángel Pérez Reynoso*
Uno de los elementos novedosos incluidos en el andamiaje conceptual y pedagógico de la Nueva Escuela Mexicana (NEM) es la noción de comunidad–territorio, dicha noción no sólo se refiere al aspecto físico en el que se asienta la escuela en la comunidad, sino también a toda la parte cultural, simbólica y del conjunto de relaciones sociales que gira en torno a la vida de las escuelas.
La noción de comunidad–territorio da cuenta del contexto en donde se vive, el barrio, la comunidad, la colonia, el entorno, etcétera. Sin embargo, dicho espacio social, está atravesado por la cultura, las costumbres y tradiciones. En el fondo se trata de dar cuenta de qué le enseña la escuela a la comunidad y viceversa, qué tanto aprende o puede aprender la escuela de la comunidad con la que convive.
En el espacio social, es decir el territorio cultural, aparecen tres elementos especialmente significativos:
a) El proceso de configuración del tejido social, aquí se teje y se destejen las relaciones sociales entre las y los habitantes de una comunidad determinada; la convivencia cotidiana y la identificación de las personas que se han tornado en líderes sociales de la comunidad.
b) La identificación de los elementos más significativos para la comunidad, las fiestas del pueblo en donde se conjugan motivos religiosos con culturales, la manera de celebrar los días importantes, etcétera.
c) Y el tercer elemento es el que se vincula con el aspecto tercer, el papel de la escuela y las tradiciones escolares bajo un contexto comunitario, entre otros, la tradición escolar y las imágenes de las y los docentes y la forma de cómo se proyecta ante lo comunitario.
Todo lo anterior forma parte de esta construcción social, llamada comunidad–territorio. Dicho de otra manera, es la relación que se teje y se guarda a partir del vínculo de las escuelas con todo lo que sucede afuera de ellas, sobre la base –como ya se dijo– de una mutua implicación, de no ser así, habría de conocer más a fondo de cómo la comunidad influye en la escuela, pero igualmente cómo la escuela influye en la comunidad.
Y el último aspecto de este escrito tiene que ver con el valor pedagógico de la comunidad–territorio y todo el potencial que se obtiene de la participación de ambas instancias.
¿Cuál es la importancia educativa del territorio? En el territorio están los encargados de los oficios reconocidos por la comunidad, los personajes emblemáticos, junto con el prestigio que han logrado enclavados dentro del propio territorio.
Por lo importante de todo lo anterior, se valora la capacidad de las escuelas de emprender proyectos valiosos que sirvan como base para generar un texto y un abordaje pedagógico.
Aquí en el marco de la NEM, se desprenden proyectos comunitarios tales como:
• Los oficios en la comunidad.
• En mi comunidad quiénes son las y los profesionistas y qué hacen.
• Las fiestas en (mi pueblo) etcétera.
• En dónde se venden y se compran los productos que se necesitan para comer.
El trabajo comunitario y territorial a partir de una iniciativa desde las escuelas, permite trazar puentes, generar dinámicas inéditas pero lo más importante, valorar qué tanto la escuela como la comunidad se necesitan mutuamente en dicha nueva necesidad, habría que ser claros de lo que podemos dar, y lo que se necesita recibir de la otra instancia.
Lo escolar y lo comunitario se entrecruzan en un camino que es de ambos y que ambas instancias aprenden a caminar al lado una a la otra.
*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. safimel04@gmail.com