El nombre de un lugar: ¿todo nombre es válido?

 en Marco Antonio González

Marco Antonio González Villa*

La toponimia, el nombre de los lugares, responde a la necesidad de particularizar una dirección y así poder localizarla con mayor facilidad. Por tanto, las calles, avenidas, colonias, pueblos, municipios reciben un nombre y así los ubicamos geográficamente. Pero, ¿quién decide los nombres? En el caso de la CDMX, por ejemplo, le corresponde a la Comisión de Nomenclatura de la Ciudad de México, que depende de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda.
Obviamente hay una clasificación que engloba el nombre de las calles, por lo que tiende a haber calles contiguas cuyos nombres pertenecen a un mismo género. Esto puede servir incluso como recurso didáctico con infantes que están desarrollando su capacidad de agrupar y clasificar, así como realizar ejercicios de lógica de conjuntos.
De esta manera, encontramos calles o colonias identificadas con el nombre de árboles, de flores, de oficios, animales, puntos cardinales, letras griegas, estados de la república, países, temas religiosos, culturas prehispánicas, fechas locales importantes, en fin, las posibilidades son muchas, pero también puede haber nombres propios de personajes icónicos e importantes de la historia, local o internacional, cuyo papel en el arte, la ciencia, lo social, eventos significativos de un país, héroes de guerra, filosofía, literatura, entre otros, también con muchas opciones.
Y aquí, creo, debemos reconsiderar tener a algunos nombres como opción, pudiendo descartarlos, dada la significación social e histórica que puedan tener por su desafortunado actuar. En este sentido, existe esta tendencia para nombrar colonias, calles y avenidas con el nombre de expresidentes o exgobernadores y no todos tienen un lugar digno en la historia.
El lunes se conmemoró el trágico 2 de octubre de 1968, fecha en que Díaz Ordaz dio la orden que culminó en la muerte de estudiantes y trabajadores, dejando una dolorosa herida en nuestra historia. Por eso, contar con una colonia o calle con el nombre Gustavo Díaz Ordaz puede mandar un mensaje inadecuado o erróneo a la población, en donde, por ejemplo, estudiantes de nuevas generaciones crean o asuman que dicho político sirvió ética y eficientemente a la patria. Igual situación se vería con López Portillo, Miguel de la Madrid o Carlos Salinas, causantes de una hiper devaluación que generó desempleo y pobreza, pero han sido considerados sus nombres para distinguir diferentes lugares.
Es claro que no todo expresidente merece una distinción así. No todos tendrían un cuento como el escrito por Eduardo Galeano en torno al pueblo de Salvador Allende en Nayarit, que comienza diciendo “Está comunidad lleva el nombre de un hombre digno…”
Teniendo claro que toda percepción de la historia es subjetiva, aunque los hechos concretos confirmen y hagan objetiva la experiencia de muchos, no confundamos a las siguientes generaciones dando nombres que pareciera enaltecen a personajes inmerecidamente. ¿Alguien sentiría orgullo de vivir en la calle o colonia Díaz Ordaz? Sabiendo de historia, no lo creo.

*Doctor en Educación. Profesor de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala. [email protected]

Comentarios
  • Silvia Ruvalcaba

    Muchas gracias por su invitación a la reflexión.

    Y sí, lamentablemente ppr el sur de en Guadalajara hay dos colonias el sur que llevan nombres de expresidentes que para mí, no lo merecen.

    Colonia Echeverría y López Portillo

  • María

    Me.atrevo a decir que NINGÚN político es digno de honor alguno, todos han dejado debiendo a quienes confiaron en ellos. El.colmo es que Marcelino García Barragán esté en la Rotonda de los hombres Ilustres. Eso ha sido una vergüenza para los jaliscienses.

Escriba su búsqueda y presione ENTER para buscar