Raúl Padilla el invicto
Miguel Ángel Pérez Reynoso*
El pasado domingo 2 de abril, comenzó a circular en redes sociales una nota en la cual se decía que Raúl Padilla López se había quitado la vida. La nota era cierta, Raúl Padilla hacía lo mismo que hizo su padre muchos años atrás.
Raúl Padilla no era un personaje cualquiera, pasó de ser líder estudiantil para convertirse en rector en el año de 1989 de la segunda Universidad más importante del país; tenía el control casi absoluto de la Universidad de Guadalajara, había influido significativamente en la vida política local y nacional, con la organización y desarrollo de la Feria Internacional del Libro, se había convertido en un destacado promotor de la cultura.
Raúl Padilla fue un personaje controversial, acumuló odios extremos y filiaciones profundamente incondicionales. Su estilo personal de organizar un grupo de gente cercana, palomeaba o les ponía cruces a los posibles candidatos, incluso a las cosas más insignificantes como dirigir una preparatoria.
Raúl Padilla fue un personaje que se metió al mundo de la política, pero la controlaba desde afuera, al inicio había una alianza con el actual gobernador local Enrique Alfaro, pero luego con el pretexto del retiro de un fondo para el museo se distanciaron.
Raúl Padilla, termina como un personaje invicto, no les dio gusto a sus enemigos para que se vengaran o hicieron justicia por las rencillas y diferencias del pasado. Así como inició y tuvo un auge vertiginoso, de igual manera, él decidió quitarse la vida en un momento preciso (previo a las vacaciones de primavera), todo lo planeó cautelosamente, nada fue improvisado, nada quedó fuera de un script que él mismo planeó.
Raúl Padilla formó parte del grupo San Angel, un grupo o un club de poderosos que decidieron el rumbo político del país el siglo pasado. Raúl Padilla tenía una personalidad psicopática o sociopática, muy hábil para sacarle provecho a las circunstancias y a las relaciones. Siempre o casi siempre salió victorioso de las batallas que le tocó protagonizar.
Un personaje así no puede permitir que nadie más ajeno a su propia persona atente contra sí mismo. No iba a esperar que las enfermedades, de las que se rumoraba que padecía, lo fueran consumiendo. El quitarse la vida (como decía un articulista) también consistía en rendir tributo al ejemplo de su padre, que a los 49 años se quita la vida delante de él, pensando que todo estaba perdido en su carrera. Raúl se reencuentra con su padre no sólo a partir del mismo método utilizado para morir, sino para demostrarle que el horizonte y el éxito político y educativo lo había logrado.
Un final digno de un personaje que tal vez no lo fue tanto; de hecho, las opiniones y los señalamientos enfatizan más la obra y la trayectoria por encima de un final que está ahí, abierto a la controversia.
Otra herencia que deja Raúl Padilla a la institución que controlaba, es un método de continuar unidos y de ponerse de acuerdo, desde la tumba seguirá controlando a los líderes locales o los que estén por encumbrarse en las carreras políticas. Les deja a su hermano menor Trinidad Padilla y al actual rector Ricardo Villanueva, gran parte de la responsabilidad de continuar y de respetar su legado.
Raúl Padilla tenía otros planes de crecimiento y de expansión política, todo ello ya no pudo seguir, el tiempo no le alcanzó…
*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. safimel04@gmail.com
Gracias Doctor, por su nota. Le saludo con respeto soy Haydeé Maldonado de UPN 061 Colima.