A 20 años de reformas educativas ¿en qué hemos avanzado?
Miguel Ángel Pérez Reynoso*
Nos remitimos al año 2000, por primera vez hay una alternancia política en este país, el gobierno de Vicente Fox (el cual proviene de una alianza encabezada por el PAN), después de ganar la presidencia, anuncia el PEC (Programa de Escuelas de Calidad) como parte de su proyecto educativo, ello permite instalar en las escuelas aparatos tecnológicos, dispositivos electrónicos, pantallas, etcétera; hoy todo eso es chatarra electrónica.
Nueve años después con su continuador panista en la presidencia, Felipe Calderón Hinojosa, y bajo una alianza sorprendente entre el gobierno federal y el SNTE se anuncia la RIEB (Reforma Integral de la Educación Básica), dicho diseño corrió a cargo del SNTE, tuvo como productos el Plan 2011 que es una de las elaboraciones mejor elaboradas en el diseño curricular para el país. En este proceso se avanzó en tres elementos:
A) Se tuvo una propuesta de articular o vincular curricularmente la educación básica.
B) Se construye un esquema a partir de campos formativos que prevalecen en la actualidad.
C) Se intenta vincular el desarrollo de la educación básica con la formación de docentes.
En el año 2012 el PAN pierde y cede al gobierno de Enrique Peña Neto, quien le da el triunfo nuevamente a favor del PRI, hay un viraje muy grande a partir de la presión que ejercen los organismos internacionales de evaluar el sistema y todo lo que él contiene, comenzado por el trabajo docente. De un esquema basado en la evaluación se concluye con una obsesión en evaluar todo. Sus excesos sirvieron para tener como respuesta una oposición reactiva que poco a poco fue acumulando fuerzas.
Al final del sexenio lanzan la propuesta curricular llamada Aprendizajes Claves en donde aparece el Desarrollo socioemocional, gran parte de sus contenidos estuvieron vinculados al Plan 2011.
En el año 2018, llega a la presidencia por primera vez en la historia reciente de nuestro país, un representante impulsado por grupos de izquierda, de esta manera, habría que corregir, en un primer momento los excesos del gobierno anterior, para luego dar lugar a borrar todo lo de la propuesta anterior.
La propuesta pedagógica del actual gobierno se le denomina Nueva Escuela Mexicana, la cual rompe con los contenidos de todas las propuestas anteriores, sus dos límites son el factor tiempo y la dificultad para comprenderla por los sujetos del sistema.
Han pasado 22 años y corre el año 23, la constate son los cambios repentinos en las propuestas, es decir, hace falta una visión estratégica que trace líneas a largo plazo, los cambios educativos están regulados por los cambios en el campo de la política y no al revés y se nota más improvisación o ensayo que claridad en las propuestas.
Los sujetos que se formaban en el año 2000 ya están formándose en nivel de licenciatura en las distintas facultades y en los diversos campos del conocimiento; hasta allá podemos ver problemas en la comprensión lectora en el cálculo matemático y en la capacidad para pensar y hacer uso crítico de la información, entre muchas cosas más. Es obvio pensar que no existe una correlación directa entre las aspiraciones de las distintas propuestas de reforma con los resultados que tenemos hoy en día, pero si es posible hacer algunos ejercicios y jugar con diversas hipótesis.
Lo que si se puede afirmar es que, a 22 años de distancia de los distintos intentos de reforma educativa, aun estamos deficitarios, la escuela no incide significativamente en la generación de mejores ciudadanos, ni tampoco podemos presumir del gran éxito de las contribuciones de la vida escolar.
Hay que esperar y contribuir con la verdadera y definitiva reforma que sirva como plataforma para formar a las y los ciudadanos del tercer milenio, que no ha llegado y tardará, hasta que no haya cambios estructurales en educación. Esperar y actuar, actuar y esperar, ésta es la nueva dialéctica de la educación en México.
*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. [email protected]