Los sujetos adolescentes de las escuelas secundarias: entre el distanciamiento y la indiferencia
Miguel Ángel Pérez Reynoso*
En un monotemático de una revista argentina de hace algunos años llamada Ensayos y experiencias, dedicada a las problemáticas juveniles se decía: “En mi escuela pasan cosas muy extrañas, pero, y quién se ocupa de ello”.
Podemos reconocer que las y los adolescentes de hoy en día han migrado a formatos generacionales y un vínculo muy fuerte y muy rápido en la producción y consumos de valores culturales que trastoca o contradice los valores de las generaciones anteriores.
Las y los adolescentes de hoy en día saben que al llegar a la escuela secundaria es sumergirse en un mundo turbulento, lleno de disputas, de confrontaciones y de una clara y casi descarada indiferencia desde la mirada docente.
Las y los docentes de las escuelas secundarias en su gran mayoría intentan trabajar sobre la disciplina que les tocó y sobre los contenidos de su materia en turno; han dejado de lado el mirar y atender a os sujetos en formación; las y los adolescentes.
En la escuela secundaria están sucediendo cosas que escapan a la vista de las y los educadores, por ejemplo, de un grupo de niñas de segundo de secundaria que llevan cigarros electrónicos a la escuela y los consumen en el baño, que unos niños y niñas manifiestan su supuesta homosexualidad y que la asumen al lado de su pareja, que unas niñas odian a su maestra de inglés por autoritaria e indiferente y quieren matarla y así muchas cosas que pasan
De esta manera, estos pequeños trozos de vida de la escuela secundaria nos abren una serie de ventanas para preguntarnos acerca de lo que estamos haciendo, de qué y a quiénes estamos educando y de cómo podemos cambiarlo en el corto plazo.
La escuela secundaria, sobre todo, deberá modificar la forma de cómo concibe la educación y su concreción en la práctica. Ni los contenidos curriculares, ni las estrategias de las y los docentes, ni siquiera los materiales de apoyo incluyendo los libros de texto son tan importante como lo son, las necesidades formativas de las y los adolescentes, es decir de los sujetos en formación que asisten a las escuelas.
Los sujetos adolescentes son portadores de la indiferencia escolar de ambas partes, de ellos para con los docentes que son de otra generación y de las y los docentes que no saben y tampoco quieren establecer una mayor cercanía que los compromete a atender a sujetos que no comprenden.
Se ha tornado en la construcción de un círculo vicioso, el cual es aderezado por el uso y abuso de los teléfonos celulares, por la gran distancia en la brecha generacional y por las rupturas etarias entre adolescentes y adultos, ¿cómo modificar todo ello y hacer que la escuela secundaria sea más amigable y la estancia en ellas sea más formativa? Ello es el quid del asunto en el que todos estamos alertas para poder avanzar.
*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. [email protected]