Adolescentes que estudian. Estudiantes que son adolescentes

 en Miguel Ángel Pérez Reynoso

Miguel Ángel Pérez Reynoso*

El martes pasado (5 de abril) me tocó moderar un conversatorio que ha organizado Víctor Ponce auspiciado por el ISIDM, el cual llevó como título: “La escuela secundaria. Desafíos actuales” en el que participaron Raúl Anzaldúa de la UPN, Ana Cecilia Valencia de la UdeG y Claudio Carrillo de esta misma Universidad. Hubo un momento a partir de la intervención de Raúl cuando afirmaba que una de las condiciones de ser adolescentes era también la de ser estudiantes (de secundaria o del bachillerato dependiendo). Per esto me llamó la atención. Y aquí me detengo.
La condición social de los adolescentes tiene que ver con el hecho de que dichos sujetos deben atravesar (rigurosamente) el asistir a la escuela el educarse escolarmente para ser reconocidos y validados socialmente.
Esto me parece que no es una cosa menor, si bien el proceso de formación escolar es relativamente largo, va desde el preescolar hasta la Universidad. Sí, pero el hecho de que se asista a la escuela durante la adolescencia es especialmente especial, por su condición tensionante. Muchos estudiantes hombres y mujeres no están cómodos con lo que les ha tocado vivir en la escuela secundaria. La escuela no respeta los intereses y la etapa de desarrollo por la que atraviesan, la escuela secundaria de hoy es extremadamente vigiladora, perseguidora y controlara.
Muchas y muchos adolescentes de hoy, salen mal en las evaluaciones, tienen infinidad de reportes ante prefectura, los padres son citados para dar distintas “quejas” de su hijo o hija, existe una amenaza permanente de la expulsión o el cambio de escuela y, peor aún, muchos adolescentes deben lidiar con el asedio y el hostigamiento de sus propios compañeros y compañeras
Pero estar en la escuela y sobrevivir a ella, como decía Ansaldúa, se trata de ser (en simultáneo) adolescente y estudiante. Éste es el camino que todo joven deberá transitar para ganar el salvoconducto al mundo de los adultos. La escuela secundaria está hecha para el control y la vigilancia (asuntos realmente muy poco educativos), pero esto sirve a su vez para validar y legitimar el esfuerzo de la modernidad por educar a las juventudes, en un modelo educativo basada en el encierro, la vigilancia, el control y el castigo como decía Foucault.
Actualmente el ser adolescente y asistir a una escuela secundaria es un privilegio y a la vez no lo es. Es un privilegio porque ésta es la vía al ingreso de una normalidad legitimada y, a la vez, no lo es, por todo el tortuoso y laberíntico camino que representa estar en una escuela secundaria, es sufrir pudiendo estar en otro lugar más gratificante.
El modelo de escuela secundaria no está adaptado para educar adolescentes, muy por el contrario, la organización carcelaria y la fragmentación del conocimiento en “materias” genera una espíe de esquizofrenia pedagógica para los estudiantes.
La última pregunta del Conversatorio se trataba de pensar en las propuestas para construir una utopía. Aquí se dijeron tres cosas: a) Dialogar y escuchar a las y los adolescentes, b) pensar en una esperanza como salida y, c) pensar a la escuela secundaria desde la investigación.

*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. [email protected]

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