Secundaria: un reto
Miguel Bazdresch Parada*
La escuela secundaria (datos del ciclo 2020–2021) en Jalisco atendió a 416,574 estudiantes. 206 mil mujeres y 209 mil hombres aproximadamente. Imparten las materias 27,292 docentes en 2,164 escuelas. En promedio, un poco más de 12 docentes por escuela, y un poco más de 192 estudiantes por escuela. También en promedio, un docente atiende a 16 estudiantes en cada escuela. En este punto conviene recordar que los docentes en secundaria, en su mayoría, son docentes por horas, no de tiempo completo.
Por otra parte, existen tres modalidades de escuela secundaria: secundaria general, secundaria técnica y telesecundaria. Y por administración existe dos clases: secundarias públicas y secundarias privadas. Las más numerosas son las generales (1,199) Las telesecundarias son 614 y las técnicas son 319. Las secundarias de gestión privada son 399 y las públicas son 1,765. Este sistema atiende a 93.4% de los jóvenes de 12 a 14 años en el ciclo 2020 – 2021. Este dato a nivel nacional es de 95.8%. Jalisco tuvo una eficiencia terminal de 91.1 en esas fechas. La eficiencia terminal nacional fue muy similar: 91.4% Sin duda, el sistema de educación secundaria en Jalisco es un sistema importante.
Vale tener una mirada permanente sobre la escuela secundaria, pues es el nivel de los jóvenes. Y es el nivel en el cual la formación ha de estar diseñada y, sobre todo, ejecutada para capacitar al joven en reconocer sus emociones, encontrar su propio pensar y desarrollar capacidad de reflexión y comprensión. Es decir, lo antes denominado “adquirir seguridad personal”. Bases para los años siguientes: saber tomar decisiones autónomas y realizar los primeros ejercicios de libertad.
De ahí la importancia de la labor de los profesores, con la docencia sí, y sobre todo con la formación del pensamiento y la comprensión del sentimiento asociada a los retos propuestos en la misma docencia. Sin embargo, en ocasiones el lapso de la secundaria se considera sólo un rito de “pasaje” entre la niñez y la juventud. A veces se quita atención e importancia a conductas y decisiones de los jóvenes: “Ya crecerán, y se compondrán”; “Aguántelos, están aprendiendo”; y otras ideas equivocadas. Desde luego no se trata de una actitud permisiva sin consecuencias. Se trata de aprovechar los sucesos, las situaciones y las actitudes de los jóvenes para incidir en llamar su atención a comprender lo que les pasa. Es decir, a tratar con cuidado a estos jóvenes en proceso de construir su identidad y a la vez en proceso de aceptar dejar de lado la infancia y sus brillos.
Por eso, los profesores y las profesoras de secundaria son tan importantes, pues tienen en la forma como se relacionen e interactúen con los jóvenes el campo para educar sensibilidad y pensamiento. Y cómo ellos y ellas saben bien, la línea entre “atinarle” y “regarla” con los estudiantes es muy, muy delgada. Ellos y ellas tienen en la comunicación eficaz un gran recurso para hablar, conversar, conocer a los jóvenes. Comunicarse, escucharlos, atender los mensajes de los jóvenes es una clave sin la cual las puertas del joven, de los y las jóvenes no se va a abrir. No es fácil y es posible.
*Doctor en Filosofía de la educación. Profesor emérito del Instituto Superior de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). [email protected]