El relevo generacional. Se van los viejos maestros, llegan los nuevos. ¿Qué gana la educación en el cambio?

 In Miguel Ángel Pérez Reynoso

Miguel Ángel Pérez Reynoso*

Tengo presente el magistral cuento de Luvina de Juan Rulfo, donde el viejo maestro le entrega la estafeta al maestro que lo relevará, plantea en una magistral descripción, un negro panorama del contexto en donde le tocó trabajar y vivir, “allá viví y ahí dejé mi vida”. El nuevo maestro no habla sólo escucha y el viejo maestro concluye “yo también llegué con ideas, porque a nosotros también nos metieron ideas, pero el experimento no cuajó”.
El cuento de Luvina de Rulfo pareciera que es una caracterización detallada de nuestra realidad educacional. Lo que está pasando es que muchos maestros se van, se despiden del servicio, no están dispuestos a ser objeto de evaluación alguna o están temerosos de que los ventilen, que se haga público parte de su incapacidad o deficiencia profesional, en la otra parte los maestros nuevos, no tienen una oportunidad clara y transparente de ingreso a la docencia, deberán someterse a una serie de requisitos burocráticos, administrativos y poco pedagógicos que ponen en duda su capacidad docente y su solvencia profesional y se duda, con ello, implícitamente de las instituciones que los han formado.
El relevo generacional o la entrega de estafeta entre los viejos y los nuevos maestros, está siendo tensa, difícil, poco grata… gracias a las medidas que ha implementado el estado en los últimos años.
Efectivamente, en todo profesión los agentes que se dedican a ella deben cerrar su ciclo, pero ¿qué se pierde realmente con el capital experiencial de los maestros que se van?, ¿qué ideas nuevas y frescas traerán los nuevos docentes que tienen el deseo de incorporarse a la profesión?, ¿qué ventajas significativas tiene el relevo generacional de los de antes en México?
El escenario no es fácil de caracterizar, noto por el lado del Estado, mucho nerviosismo, un alto nivel de desconfianza en sus propias acciones, tanto los maestros que se van como los que llegan no están a la altura de las nuevas demandas sociales traducidas en demanda educativa. Habría que amalgamar la experiencia de los viejos con el dinamismo de los jóvenes.
Mi postura es que el gobierno debería de confiar un poco más en sus educadores, de cómo han sido formados y de la mística que tienen y demuestran en el trabajo, si bien estamos ante una serie de hibridaciones docentes producto de la misma improvisación de los gobiernos neoliberales en México, la confianza en los docentes lo demuestra nuestra historia.
Los educadores en México nunca le han fallado a la Patria.

*Profesor-investigador de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad Guadalajara. [email protected]

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