El día en que las escuelas vuelvan a abrir sus puertas
Miguel Ángel Pérez Reynoso*
Vuelvo, tierra vuelvo,
después de largo tiempo de añoranza…
Milonga sudamericana cantada por Jorge Cafrune
Parece que por fin se están creando las condiciones para el regreso, este regreso prolongado después de una larga ausencia (como dice la canción).
Las escuelas abrirán sus puertas nuevamente, regresaran las niñas, los niños, los maestros de grupo, los directivos, el personal de limpieza, el personal técnico de apoyo especializado (psicologos pedagogos, trabajadores sociales, etcétera) el regreso está cerca, pero junto a él ya nada será igual.
Otra de las bondades que nos ha dejado este contexto de pandemia, es que logró dar una fuerte sacudida a los estilos de práctica educativa frontales, predecibles y rutinarios que han caracterizado a cientos de escuelas y a miles de docentes a partir de llevar a cabo la práctica educativa.
El regreso a las escuelas será un nuevo acto inaugural de práctica educativa, en donde tanto los docentes como las propias escuelas deberán reinventarse. Para demostrarse a sí mismas que han asimilado la lección, que esta sacudida ha llegado hasta le médula del propio sistema.
La práctica educativa bajo un contexto de confinamiento se tornó de nuevo como una práctica cómoda y predecible, fue difícil establecer interacciones, hacer participar a alumnas y alumnos, organizar equipos de trabajo para que movilizarán su potencial participativo, pero para muchos docentes, les permitió conocer más de cerca las capacidades y potencialidades de los alumnos a su cargo.
Con el regreso a las aulas regresará la visibilidad de los sujetos en entornos naturales de interacción social y educativa, regresarán las voces, el ruido y el olor característico de una escuela de todos los días, regresarán los abrazos y los encuentros de las personas que quieren estar junto con otras personas; regresarán docentes y estudiantes, aunque las escuelas sean las mismas ya nada será igual. Parece que salimos de un sueño que por momentos se tornó en una larga pesadilla y regresaremos, con el compromiso de levantarse más temprano, de asearse, de tener el cuidado de llevar consigo todo el material necesario para trabajar, las mochilas de nuevo se verán repletas de cuadernos, plumas, lápices y libros, las escuelas regresan y con ellas los sujetos que las han habitado desde hace muchos años.
Pero algo falta, hay un sabor que no termina de gustar en el ambiente, el rostro cubierto por cubrebocas, el impulso que puede o no contenerse al ir en la búsqueda de los compañeros queridos, la larga charla que ha sido postergada de este largo y profundo sueño lleno de soledad y de aislamiento.
Las escuelas pronto volverán a estar abiertas y, con el pase de lista, nos podremos dar cuenta de quiénes ya no regresaron y veremos cómo se les hará homenaje por su ausencia física. La pandemia ha cobrado muchas vidas y en el patio de recreo pronto sabremos quiénes son los ausentes.
*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. [email protected]