Balance del 2019 en educación. Un año más perdido en grillas políticas y malas decisiones
Miguel Ángel Pérez Reynoso*
Se termina 2019, y él se lleva las inconsistencias de un sistema educativo tensionado por grillas y por disputas absurdas por el poder. La ausencia de un proyecto estratégico que en educación le dé claridad no a la educación de ahora, sino de los años que están por venir, es el colofón de este 2019 que está por concluir.
El año de 2019 será recordado como el año de los desaciertos en el terreno educativo, en el ámbito local continúan los eventos fastuosos, caracterizados (en pleno tiempo de la austeridad republicana) del despilfarro de recursos.
En el ámbito federal la Nueva Escuela Mexicana (NEM) no termina por cuajar, de tal manera que en este ciclo escolar se trabajó bajo tres modelos o tres propuestas curriculares (dependiendo el grado y el nivel educativo), cursos que provienen del Plan 2011, otros de la propuesta de “Aprendizajes claves para la educación del futuro” y los menos ya de contenidos de la NEM.
Por tanto, es posible afirmar que el 2019 se ha caracterizado como el año del híbrido curricular y la ensalada pedagógica en educación básica, además la propuesta de los eventos del Consejo Técnico Escolar (CTE) siguen funcionando con directrices bajo un profundo sentido centralista y autoritario, ¿por qué si se pretende brindar autonomía a las escuelas se les atosiga de distintas actividades normativas, a todas al parejo y a todas por igual?
2019 arrancó bajo la expectativa de lo que brindarían tanto el gobierno federal como el de Jalisco, en ambos casos iniciaban sus gestiones en la esfera pública y ante la sociedad que los eligió mayoritariamente. En educación la expectativa se ha desmoronado con relativa facilidad.
Las cúpulas burocráticas que atienden los asuntos educativos, tanto a nivel federal como en lo propio del estado de Jalisco, se consumieron durante el 2019 en grillas y negociaciones estériles con grupos de poder y de presión que se encuentran tanto en los sindicatos de maestros como en las cúpulas empresariales.
En 2019 no se ha dado a conocer un proyecto estratégico ambicioso y de largo aliento que le dé sentido y directrices a la educación pública en nuestro país. Es claro que ya contamos con algunas ideas aisladas que pretenden sustituir la ausencia de una política pública clara y sólida en el terreno educativo, dichas ideas, si bien son pertinentes se pierden en un esquema coyunturalista, cuando lo que se requiere es una visión estratégica de mediano y largo plazo que podría haber sido anunciada en este 2019 que está por concluir.
En unos pocos días tendremos la transición de un año que se va (el 2019) para dar lugar a la llegada del año 2020, dicho tránsito debería servir para establecer compromisos para anunciar nuevas acciones por venir, y también para perfilar el tipo de educación que tendremos en el país. Tal como reza la tradición, un año se va y otro llega, pero nuestra realidad educativa sigue igual con indicadores deficitarios y muchos de ellos siguen a la baja.
*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. [email protected]