40 años del ISCEEM: una posibilidad

 en Marco Antonio González

Marco Antonio González Villa*

En las últimas semanas el ISCEEM Ecatepec llevó a cabo diferentes actividades para celebrar sus 40 años de creación. En una de las últimas se invitó a egresados de las diferentes generaciones y programas para compartir sus experiencias posteriores al terminar con su formación de Maestría y Doctorado, lo cual resultó en una experiencia sumamente interesante, dada la riqueza de la información vertida por cada participante.
Lamentablemente acudieron pocos convocados, básicamente por haberse efectuado la reunión entre semana en un horario laboral para la mayoría, pero también, de la mano del punto anterior, por la negativa de diferentes autoridades para dar permiso de ausentarse a muchos y muchas docentes, quienes la obligación se impuso a su deseo de asistir al Instituto.
La información compartida por los asistentes se centró básicamente en dos aspectos que merecen un análisis y abordaje por las implicaciones y posibilidades que ofrecen. En primer lugar, se hizo patente el alto nivel de significatividad que el ISCEEM representa para cada egresado, transformando y marcando su vida, su forma de pensar, de decir y de abordar la realidad, generando y desarrollando una nueva forma de asumirse y concebirse dentro de los espacios educativos, con una perspectiva y enfoque de investigador que no existía antes de ingresar a un programa formativo. Este aspecto deja en claro el excelente trabajo realizado por cada uno de los investigadores que allí laboran o han laborado a lo largo de cuatro décadas: cada docente goza del reconocimiento y el agradecimiento de sus egresados.
Sin embargo, las mismas participaciones de las y los egresados, directa o indirectamente, pusieron de relieve lo que podría representar una tarea pendiente para el ISCEEM: los principales logros reportados se han realizado lejos de los espacios académicos en donde se labora, lo que deja ver, por un lado, las pocas posibilidades de transformación de la realidad educativa derivado de la formación recibida y, por otro, cada egresado tuvo que buscar espacios o formas de hacer escuchar sus propuestas y saberes construidos, lo que evidencia cierta desvinculación entre los programas formativos y las posibilidades reales de aplicación de estos conocimientos en el aula, lo cual, siendo justos, no es responsabilidad del ISCEEM sino de la forma en que se implementa y concibe la educación en el Estado de México, donde el cuerpo docente tiene poca o nula voz y valoración.
La falta de autonomía, tanto externa como interna, es decir, tanto del Estado de México como de la centralización que tiene el ISCEEM Toluca, es otra tarea pendiente que, de alcanzarla, permitiría obtener probablemente el reconocimiento de la ANUIES, así como una mayor proyección de la labor y productos de sus investigadores y egresados. Lógicamente, como con otras instituciones de posgrado, conseguir mayores recursos y abrir nuevas sedes tanto para aceptar a una mayor cantidad de estudiantes, como para abrir más plazas.
Pero mientras esto ocurre, mandamos un abrazo y una amplia felicitación a quienes laboran en el ISCEEM Ecatepec, en especial a las Doctoras Margarita, Graciela y Rosario y al Dr. Gustavo. Saludos y que sigan formando a nuevas generaciones de investigadores en educación.

*Doctor en Educación. Profesor de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala. [email protected]

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