Preguntas para aprender

 en Miguel Bazdresch Parada

Miguel Bazdresch Parada*

Un trozo de El Principito, el libro de Antoine de Saint-Exupéry, nos invita a un modo educativo olvidado y a la vez, indispensable en este mundo tecnificado.
“Tengo varias razones para creer que el planeta de dónde venía El Principito es el asteroide B-612. Este asteroide sólo ha sido visto una vez con el telescopio, en 1909, por un astrónomo turco. El astrónomo hizo, entonces, una gran demostración de su descubrimiento en un Congreso Internacional de Astronomía. Pero nadie le creyó por culpa de su vestido. Las personas mayores son así.
Felizmente para la reputación del asteroide B-612, un dictador turco obligó a su pueblo, bajo pena de muerte, a vestirse a la europea. El astrónomo repitió una demostración en 1920, con un traje muy elegante. Y esta vez el mundo compartió su opinión.
Si os he referido estos detalles acerca del asteroide B-612 y si os he confiado su número es por las personas mayores. Las personas mayores aman las cifras. Cuando les habláis de un nuevo amigo no os interrogan jamás sobre lo esencial.
Jamás os dicen: “¿Cómo es el timbre de su voz? ¿Cuáles son los juegos que prefiere? ¿Colecciona mariposas?” En cambio, os preguntan: “¿Qué edad tiene? ¿Cuántos hermanos tiene? ¿Cuánto pesa? ¿Cuánto gana su padre?” Sólo entonces creen conocerle. Si decís a las personas mayores “He visto una hermosa casa de ladrillos rojos, con geranios en las ventanas y palomas en el techo…”, no acertarán a imaginarse la casa. Es necesario decirles: “He visto una casa de cien mil francos”. Entonces exclaman: “¡Qué hermosa es!”.
(…) Son así. Y no hay que reprocharles. Los niños deben ser muy indulgentes con las personas mayores” (2005) Saint-Exupéry, A. “El principito”. Axial. México. DF).
Un modo educativo olvidado. Profesor: ¿Cuál es el timbre de voz de cada uno de tus estudiantes? ¿Cuáles juegos prefieren? ¿Qué les gusta coleccionar? Profesor: cuáles trajes prefieres: ¿traje de mexicano o a la europea?
El Principito nos recuerda que el centro de la educación grupal está en el conocimiento de las personas, no de las cosas que poseen. Conocer y reconocer para identificar y valorar el gusto, las capacidades, los distintivos, dificultades y dotes, de cada estudiante. Dejar de lado lo que visten y sí, escuchar lo que proponen. Dejar de lado su situación económica, y sí apreciar sus aportes por sencillos que sean. Descubrir sus valores, reflexionarlos y al final respetarlos, para pedirle respete los de sus compañeros. Apoyar sus realizaciones así sean mínimas para animarlo a luchar y conseguir el siguiente paso. Exigir colaboración a quienes son ayudados por sus compañeros y compañeras, así como ellos y ellas colaboran y comparten con él.
Parece sueño. Y sí el autor de El Principito soñaba con un mundo de personas relacionadas por el aprendizaje de todos los días. Lo que soñamos, lo que dijimos al vernos al espejo. El saludo de y para quienes viven y sueñan con nosotros. Estudiantes encantados por la sorpresa de cada sesión de trabajo escolar con los profesores y los compañeros, día a día, en la cual reciben y dan, se preguntan y se responden, juegan, ganan y pierden. Escuchan y hablan. Viven intensamente la experiencia de estudiar, pensar, preguntar y resolver.

*Doctor en Filosofía de la educación. Profesor emérito del Instituto Superior de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). mbazdres@iteso.mx

Comentarios
  • Maria Catalina González Pérez
    Responder

    Gracias por esta reflexión Dr. Me hace pensar en las formas para la enseñanza que adoptamos, no, que yo adopto además de preguntar si tendrán sentido para los estudiantes.

Deja un comentario

Escriba su búsqueda y presione ENTER para buscar