Votar y castigar, sin anular
Rafael Lucero Ortiz*
Muchos ciudadanos no quieren dar su voto a ningún partido, pero les preocupa que se anule, que no cuente. ¿Se puede votar y castigar sin anular? Veamos las opciones de voto que se nos presentan para el próximo 7 de junio.
Tendremos diez opciones partidistas, si es que en el distrito, municipio y estado, donde usted tiene su domicilio electoral, todos presentan candidatos a los puestos que se elegirán el próximo 7 de junio.
Tendemos, además, la opción de candidatos independientes, a cualquiera de los puestos de elección, que se hayan registrado.
Igualmente tenemos la opción de votar por un candidato no registrado, escribiendo nombre y apellido en el recuadro de la boleta, destinado a registrar este voto.
Tenemos la opción legítima y legal de abstenernos y no presentarnos a las urnas. Entre todas las opciones, desde que se cuentan los votos, ésta ha sido la expresión política mayoritaria, aproximadamente el 45% es la bolsa donde caben todos los que no acudieron a las urnas, sin que se pueda saber porqué. Se tienen identificadas las razones de la abstención: la ignorancia, la desinformación, la falta de documentación en regla, estar fuera del domicilio electoral, algún tropiezo con el tiempo en la jornada electoral y últimamente se ha incrementado la razón de descontento e inconformidad con los gobiernos, los partidos y candidatos.
Por último, tenemos el voto de castigo, que siempre ha existido, pero que ha cambiado el objeto, la modalidad del castigo y la adjetivación del voto: voto blanco, voto nulo, voto de protesta, voto de mensaje político, voto de castigo. Veamos.
En el período del partido único, que incluyó partidos comparsas y de nula competencia, el castigo fue de abstención, voto por cualquier membrete partidario distinto al del partido en el poder y el voto de burla, por Cantinflas, por ejemplo; y el voto de insulto o de mensaje político. En esa época, las elecciones eran una farsa ingenua y la contabilidad electoral fantasiosa. El partido en el poder, con frecuencia rebasaba el padrón electoral de municipios, distritos y estados.
El mayor voto de castigo se empezó a fraguar en el 68 para otorgarse en 1988 al Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas y a partir de entonces se hace la primera gran reforma política, ideada por Don Jesús Reyes Heroles y se conforman tres fuerzas políticas con capacidad de competencia entre sí. En este escenario surgen los primeros triunfos de la oposición y el voto diferenciado o de contrapesos. Dar el voto para el ejecutivo a un partido y para el congreso a otro o voto diferente para el ejecutivo federal, estatal y municipal. Se rompió con el carro completo que, cínicamente Manlio Fabio anuncia que el 7 de junio recuperarán.
Creo que los procesos electorales de mayor civilidad democrática, fueron los de 1994 y 97 en el DF y el federal del año 2000, proceso en el que surgió el voto útil. En el 2005, en la supuesta alternancia democrática, emerge el descontento electoral, con la “otra campaña” del EZLN. En el 2006, al término del primer sexenio, de un partido distinto en el poder, el voto de castigo cierra la contienda y maniobras de los grupos de poder, inclinan los resultados por fracciones, hacia el mismo partido gobernante. En el 2009, el voto de protesta, legalmente nulo alcanza el 5.4% y en algún distrito como el 10 de Zapopan, hasta el 10%, tercera expresión electoral. En el 2012, se castiga al partido en el poder y maniobras de poderes fácticos logran el retorno del PRI.
Los acontecimientos de este trienio han agraviado quizá, a toda la población, menos a la minoría que se beneficia del poder y de estos agraviados están emergiendo voces de castigo a todo el sistema económico y político, a todos los partidos y a toda la clase política. Entre estos llamados está el de la no participación electoral del EZLN, el llamado al boicot electoral de estudiantes, maestros e indígenas de los estados del sureste mexicano y algunos líderes sociales y religiosos; posiciones políticas que pueden arrojar, un incremento de la abstención; del castigo del voto diferenciado, que desde el 2003 se ha expresado, castigando al partido en el poder federal, estatal o municipal; por último, al que llamaré el voto del castigo absoluto al sistema, gobiernos, partidos y clase política y que puede expresarse, sin anular, a través del voto a 22 candidatos independientes a diputaciones federales; a través del voto al emblemático Bronco, candidato a gobernador en Nuevo León o Kumamoto, candidato al distrito 10 de Zapopan. La otra opción de votar y castigar sin anular es en el recuadro de candidato no registrado, poniendo el nombre de quien usted quiera, ojalá y piense en los presos políticos, en los desaparecidos, en familiares de desaparecidos, en periodistas y líderes sociales asesinados, en líderes políticos que los grupos de poder factico les han impedido ejercer el poder. En estas dos opciones de candidato independiente y no registrado, usted castiga sin anular. Si no le importa el efecto jurídico de la anulación y prefiere enviar un mensaje político puede aprovechar toda la boleta.
La ventaja de castigar sin anular es que su voto se integra en a la votación válida, que sirve de referente para elevar el porcentaje para la retención del registro de los partidos pequeños y la distribución de las prerrogativas de todos.
Todas las opciones expuestas son legales, democráticamente legítimas y cuentan como expresión política. Los cambios políticos por la vía electoral, se logran a través del voto de castigo. Una explosión ciudadana electoral es una vía democrática para dinamitar al sistema, los partidos y la clase política.
Cualquiera que sea tu voto, tendrás que hacerle marcaje personal al ejercicio del poder. Tu voto razonado será el mejor.
*Analista y consultor independiente. [email protected]