Vivir lejos de tu escuela o trabajo te hará gordo, malhumorado y cosas peores

 en Rodolfo Morán Quiroz

Luis Rodolfo Morán Quiroz*

Recientemente se presentaron en Guadalajara los resultados de un diagnóstico internacional de activación física en niños de 38 países. México se encuentra en los niveles intermedios. Lo que significa que nuestros niños no son tan activos como los daneses y holandeses, pero tampoco tan sedentarios como los niños canadienses, estadounidenses o de Arabia Saudita.
En el marco de esa presentación en nuestro metrópoli zapopano-tapatía, se mostraron también algunos de los beneficios y los riesgos del uso de la bicicleta en la ciudad. Entre los beneficios que se mencionaron se encuentran el reducir las probabilidades enfermedades cardiovasculares, diabetes mellitus e incluso cáncer. En las dos presentaciones se enfatizó que la activación física redunda en mejores niveles hormonales, mayores rendimientos escolares y en una mejor esperanza de vida. Aun considerando la posibilidad de accidentes, que implica un riesgo mayor de mortalidad cuando las personas no se trasladan en vehículos motorizados y son arrollados por estos, la esperanza de vida de quien se traslada a pie o en bicicleta aumenta en 3 a 14 meses, mientras que la reducción de días de actividad por accidentes puede ser de unos 9 días (en promedio).
Este tipo de estudios respecto a cuánta actividad física realizan los niños y adultos cuando se trasladan a la escuela y trabajo o de regreso resaltan además que la cantidad de actividades físicas y de traslados activos que realizamos en las ciudades de este planeta tiende a reducirse. En la medida en que las ciudades se expanden, aumenta la cantidad de horas que se utilizan en transportes motorizados, lo que deja poco tiempo para practicar deportes, charlar con los amigos, leer, caminar o arreglar un huerto o jardín. Y eso redunda en mayores niveles de obesidad, estrés, falta de sueño y de interacción positiva con otras personas.
La moraleja de estos estudios parece ser: “de tu escuela o trabajo no te has de alejar, si caminando o pedaleando quieres llegar”. Pues a mayor distancia entre los dos puntos, mayor probabilidad de que la gente deba levantarse más temprano para abordar un transporte motorizado, ya sea particular o colectivo. Buena parte del tiempo previo a la llegada a la escuela o al trabajo se lo pasarán en ese traslado y en la espera en la parada o en los embotellamientos. Lo que quita tiempo para el sueño, el ejercicio, el esparcimiento activo, la interacción con otros miembros de la familia o los vecinos (a menos que la persona sea muy sociable y capaz de charlar con sus eventuales compañeros de viaje).
Por otra parte, un consejo que parece derivarse de la moraleja enunciada es: “si estás pensando en cambiarte de casa, procura que no sea a un suburbio que te aleje de tus actividades diarias y signifique mayor cantidad de tiempo de traslado”.
En la metrópoli de Guadalajara lo vemos cotidianamente. Muchos niños no tienen la oportunidad de llegar a la escuela a pie o en bicicleta, son pocos los progenitores quetienen el tiempo y la condición física para acompañarlos caminado o pedaleando, en especial por la enorme distancia que deben recorrer para llegar a la escuela y luego al trabajo.
Lo que muestran estos estudios es que cada vez somos menos los padres de niños en edad escolar que contamos la oportunidad de trasladarnos con ellos de maneras activas. Lo que lleva a la necesidad de, al menos, caminar las últimas cuadras antes de llegar a la escuela. Incluidos aquellos de nosotros para los que alguna institución educativa es además nuestro lugar de trabajo.

(Para mayor información del reporte de activación física en 38 países, véase: http://journals.humankinetics.com/doi/pdf/10.1123/jpah.2016-0594)

*Doctor en Ciencias Sociales. Profesor del Departamento de Sociología del CUCSH de la UdeG. [email protected]

Escriba su búsqueda y presione ENTER para buscar