Vivir la educación, vivir de la educación
Jaime Navarro Saras*
En estos días previos a la Navidad lo que menos se quiere es debatir acerca de los asuntos espinosos, entre ellos los temas coyunturales actuales relacionados con las elecciones, las candentes reformas estructurales y el desinterés y escándalos de los gobernantes para que el país y la población crezcan hacia una óptima calidad de vida.
Me queda claro que los maestros tienen una visión e intereses diferentes a las autoridades educativas que los gobiernan, ya que para los profesores la educación es un trabajo, una cultura y un estilo de vida, en cambio, para las autoridades es solo un escalón y un espacio para brincar a algo mejor, una muestra de ello lo hemos visto con Aurelio Nuño y Francisco Ayón, quienes a la menor tentación y oportunidad dejaron atrás todo su compromiso con la reforma educativa y el Nuevo Modelo, según ellos siguieron las indicaciones de su partido para ir a una campaña política a luchar por puestos de menor importancia que la educación pública federal y la del estado de Jalisco, uno como coordinador de campaña y el otro como diputado local, así de paradójico y difícil de entender es la vida de los políticos pero en fin, son políticos y no científicos, académicos y, mucho menos, filántropos.
Es complejo ponerse en el papel de un funcionario, y más en países como el nuestro donde se hace político por diversas razones, principalmente por herencia, amistad o compadrazgo, son como los camaleones que cambian de color al menor temor por mantenerse vivos en la arena política y la repartición de espacios con derechos y privilegios, igual están en un puesto que en otro, son todólogos y expertos en el arte de las medias verdades, el malabarismo institucional y en la magia para desaparecer cosas y riquezas.
Los maestros, en cambio, de lo único que cambian es de escuela, de grupo y de grado con sus alumnos, siempre a la espera de que les mejoren sus condiciones laborales, económicas y profesionales. Son, ante todo, el paño de lágrimas de la sociedad cuando de buscar culpables se trata para justificar todas las contradicciones y crisis de las instituciones, los valores, las familias y las obligaciones sociales del gobierno con la población.
Esta Navidad es un momento para la reflexión de lo acontecido, es tiempo de dar perdón a quienes nos han hecho mal consciente o inconscientemente, es tiempo de desear lo mejor para propios y extraños, es una excelente oportunidad para volver al origen, a compartir el calor humano con los amigos, la familia y con todos nuestros conocidos que no ni familia ni amigos.
Esperamos y deseamos desde Educ@rnos, que pasen la mejor de las navidades con sus seres queridos y si los tiempos lo permiten, desde aquí estaremos brindando para que este país sea mejor y que su gente logre una mejor calidad de vida.
Por el momento vayamos a disfrutar de lo bueno y dejemos a un lado las responsabilidades y obligaciones educativas, ¡salud y buena vida!, ¡feliz Navidad!
*Editor de la Revista Educ@rnos. jaimenavs@hotmail.com