Uno solo puede con mil valientes

 en Rodolfo Morán Quiroz

Luis Rodolfo Morán Quiroz*

La letra de una canción de Alfredo Zitarrosa lo expresa sintéticamente: “dice mi padre que un solo traidor puede con mil valientes”. Mientras los mil valientes confían en que también el traidor lucha por la misma causa que ellos, pues no saben que los traicionará, enfocan sus esfuerzos a vencer al enemigo que se les enfrenta y poco saben de la puñalada por la espalda de quien se supone les ayuda a cuidarla.
Son traidores de las causas aquellos que desvían los recursos como el dinero y el tiempo a otros gastos que no se habían acordado. Traicionan a la pareja de amantes quienes engañan (o petenden engañar) aduciendo la máxima fidelidad mientras traicionan las confianzas de los unos y de los otros.
Traicionan a la educación quienes dicen dedicarse a ella y no dedican su esfuerzo a las intrigas palaciegas en vez de fortalecer las potencialidaes y las realidades del aprendizaje. Traidor es quien dice usar el dinero dedicado a la educación en espectáculos en vez de dirigirlo a conservar y adquirir recursos para mejorar la formación de los estudiantes.
Hay quienes traicionan a quienes dicen representar y acaban realizando lo contrario de lo que les encargaron sus representados. Así, en un reciente debate se planteaba si los electores delegados deberían emitir sus votos a partir de sus propias conciencias o emitir de acuerdo a los mandatos de aquellos a los que representan. La cuestión de si “traicionar” los principios de la moral al votar para apoyar un resultado con el que están en desacuerdo, o “traicionar” a sus representados y votar a favor de un determinado estado de cosas que no es el que quieren sus representados, sino los principios que deben defender y por los que juraron ser representantes.
Para algunos, la traición es muy clara: dicen hacer algo que contradicen en los hechos y que no dicen. Para otros, la traición es más sutil: se pronuncian por determiandos principios e ideas pero en sus acciones se traiciona el “espíritu” de sus dichos. Hay quien traiciona a la verdad para evitar que quienes se enteren de ella sufran por lo que incomoda. Y hay quien traiciona a los receptores de la verdad y les causa incomodidades, a pesar de que, dice el dicho, pecado no sea.
Las traiciones son a veces conscientes. El traidor dice a los mil valientes que está con ellos y los apoyará, a sabiendas de que apoyará a otras facciones. Otras veces las traiciones son inconscientes. El traidor no se da cuenta de que al realizar determinadas acciones traiciona al menos algo: a su camarilla, a sus promesas, a sus amigos, a la realización de determinados principios, el sentido de determinados mensajes.
Hay traiciones que son muy visibles a los ojos de todos. Quien promete esfuerzos a favor de la educación de la mayor parte de la población y luego hasta el dinero y el tiempo en otras acciones y en otros objetos, traiciona el uso de los recursos para la educación.
Hay traiciones que no quedan tan claras. Quien gasta los recursos en obras y objetos de cuyo valor y consecuencias no podemos estar seguros quizá actúa traicionando a los que debería apoyar, aun cuando los traicionados no siempre se den cuenta de que reciben menos de lo que se les prometió, o de menor calidad de lo que sería posible con esos recursos…

*Profesor del Departamento de Sociología del CUCSH de la UdeG. [email protected]

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