Un viaje por el tiempo, cincuenta años después. 1973-2023

María Teresa Bermúdez Ferreiro

Las escuelas secundarias técnicas tienen como antecedente la ideología educativa de José Vasconcelos, siendo éste, secretario de Educación Pública en 1921; no obstante, fue hasta la segunda mitad de los años setenta, que se instituyen oficialmente en México, reconocidas como Escuelas Tecnológicas Industriales, por sus siglas ETI, que en sus inicios forman parte de la llamada educación elemental, distinguiéndose por ofrecer capacitaciones específicas en diversos oficios.

Clase 1973-1976

En este recorrido por el tiempo, cincuenta años después, me reconozco como parte fundadora del gremio estudiantil de la Escuela Tecnológica industrial núm. 182 en Guadalajara, Jalisco, que hoy lleva el nombre de Escuela Secundaria Técnica núm. 14.
Corría el año de 1973, era el día de mi cumpleaños, el 1º de octubre cuando mi padre me llevó hasta la puerta de la secundaria, la cual contaba con poca infraestructura, grandes terrenos y pequeños jardines muy bien delimitados, mismos que marcaban el paso de corredores, hacia salones de clase, talleres, sanitarios, la explanada y oficinas administrativas.
Ahí estaba yo, era muy temprano por la mañana, frente a la puerta, francamente asustada, significaba un cambio importante en mi vida, el paso de la primaria a la secundaria, de la niñez a la pubertad, el despertar de la adolescencia y la primera vez que estudiaría sola, sin ninguno de mis hermanos, lo cual resultó gratamente significativo para mí, quien siendo hija primogénita siempre estuve a cargo de mis hermanos menores y, por vez primera, al menos durante el primer año de secundaria, esta experiencia me pertenecía sólo a mí. Quiero agregar que esta etapa de mi vida también significó formas muy diferentes de organizar mi estudio, pues implicó aprender a cambiar de cuaderno en cada materia, de salón y de maestros. Ahí estaba yo, hace 50 años, una niña tímida, seria y muy reflexiva, absorta ante todo lo que en ese momento era novedad para mí. Y justamente era el día de mi cumpleaños número trece.
La etapa que transcurrimos en secundaria suele percibirse como una especie de ensueño, todo se va descubriendo y sin darnos cuenta se van forjando valores que se suman a los adquiridos en el seno de nuestra familia; pero también es una fase crucial de nuestro desarrollo como personas, porque nos sorprende la búsqueda de una identidad propia, despertamos a la adolescencia con todos los cambios que contrae a nivel físico, psicológico y social, generalmente experimentamos vivencias que nos marcan para el resto de nuestras vidas. Es aquí donde yo encuentro la riqueza del apoyo que recibimos de nuestros profesores y de los prefectos, en nuestro caso, todos ellos muy jóvenes forjando también sus propias vidas, con quienes coincidimos en un mismo tiempo y espacio que hoy es historia.
Me siento orgullosa de ser miembro de la primera generación de estudiantes egresados de la secundaria, entonces ETI 182; en un contexto sociohistórico en el que se impulsó la educación tecnológica, recibí una capacitación en contabilidad, que años después aprecié de gran manera, puesto que, cuando yo inicié mis estudios de licenciatura pude pagar mi carrera trabajando en una empresa como contadora privada o auxiliar de contabilidad, todo ello gracias a los conocimientos que adquirí durante mi formación secundaria. Éste fue uno de los impactos positivos en mi vida.
Vale decir que, fui una estudiante foránea en Jalisco, lo cual disminuía mis posibilidades de ingresar a una escuela del estado, no obstante, ingresé a la ETI 182, por convicción de mi padre, quien se preocupó porque yo recibiera, no sólo una educación secundaria, sino también una capacitación técnica que, en un momento dado, facilitaría mi inserción al sector económicamente productivo.
Durante mi paso por la secundaria, también recibí educación artística, esto fue muy significativo en mi vida, pues la influencia y el gran sentido motivacional de la profesora María Elena Gutiérrez, no sólo me brindo conocimientos, desarrollo y habilidades, sino que marcó mi camino a seguir, pues al concluir la secundaria ingresé al Bachillerato de Arte en el CEDART Guadalajara, donde me preparé como instructora de arte integral y me especialicé en danza folclórica y contemporánea. El gusto por la danza me ha acompañado toda mi vida y mi principal referente fue la profesora María Elena, quién en secundaria nos enseñó a amar la danza, a disfrutarla, ejercerla y enseñarla.
Al paso del tiempo, esa época de ensueño parece haber quedado atrás, pero en realidad vivirá siempre en nuestros corazones y es justo hoy, cuando podemos agradecer que tenemos vida para contarlo, estamos celebrando el 50 aniversario de la fundación de la ETI 182/EST 14, cincuenta años después de aquel día de mi cumpleaños cuando una niña asustadiza entró por primera vez a sus instalaciones, ésa que guardan cientos de recuerdos miles de estudiantes que han pasado por sus aulas. A mí me quedan muchos en el corazón, los castigos cuando no portaba el cubre teclado, el viaje a Guanajuato que ganamos todos los primeros lugares con altas notas en matemáticas, el arbolito que planté y cuidé para luego entregar a quienes ingresaban cuando yo estaba egresando, justo ahí en sus instalaciones me convertí en señorita, con gran pudor viví ese momento, pero cómo no llevarlo en mi corazón. Y cómo no tener presente las reprimendas del prefecto Eduardo García, a mí me daba miedo, quizá porque he tomado siempre muy en serio la vida, Pero también recuerdo con dolor que por alguna extraña razón que jamás sabré, cuando yo estaba lista para presentarme en una tabla gimnástica de educación física, la profesora sin más ni más, me dijo sal de la fila que tú no participarás, son ese tipo de cosas que te dejan un interrogante para toda la vida, pero que también enseñan, yo me preparé con gran esmero para presentarme, pero aprendí que en la vida nunca hay que dar nada por sentado y, además, no siempre tendremos explicaciones para asimilar algunos hechos.
Hoy agradezco a Dios por el privilegio de coincidir dos veces en el tren de la vida, con muchos de los compañeros que formamos parte de esta primera generación y por la oportunidad de contribuir para la organización de la celebración del 50 aniversario de la secundaria, después de no haber tenido contacto alguno con nadie desde 1976, desde aquella época de encanto e inocencia en que, sin duda, alguna fuimos muy felices, hoy el paso del tiempo muestra los cambios que ineludiblemente hemos tenido, nos reencontramos en el otoño de nuestra existencia, hoy todos hemos cambiado; algunos con canas pronunciadas, otros quizá con limitaciones de salud, seguro muchos marcados por la rudeza de la vida real, aquella que durante la secundaria no podíamos ni siquiera imaginar; pero todos en este reencuentro, quizá volvamos a sentirnos como en aquellos años de magia, de ensueño y de ingenuidad, nos une el hecho de haber compartido aquellos años de mocedad y lozanía, siendo pioneros de la primera generación clase 1973-1976 y nos une además el privilegio de estar con vida cincuenta años después.
Finalizo esta breve narrativa rindiendo homenaje póstumo a los compañeros y maestros que ya partieron, pero que no han sido olvidados.
Mi gratitud para todas las personas que, sin darnos cuenta, impulsaron la educación tecnológica y la capacitación desde el nivel secundaria, debemos reconocer el impacto que ha tenido, no sólo en nuestras vidas, sino también en el desarrollo social y productivo del país. Es mi deseo que las nuevas generaciones sepan aprovechar los beneficios de cursar una escuela secundaria técnica, porque lo cierto es que, tarde o temprano la vida nos puede mostrar cuanto nos puede ser útil incluso para alcanzar otras metas.

*Doctora en Ciencias de la Educación. Terapeuta familiar y de parejas, perito certificado en perfilación criminal e Investigadora en estudios socioculturales y educativos. Profesora jubilada por a UABC. [email protected]
Sitio Web: www.mariateresabermudezferreiro.me