Tiempo de unir sindicatos y pueblo

 In Carlos Arturo

Carlos Arturo Espadas Interián*

El diálogo, sin duda alguna, es fundamental para resolver conflictos, pero el diálogo, no simplemente escuchar o hacer valer el poder para imponerse; el diálogo es comprensión, honor, respeto y atender las necesidades de ambas partes derivadas del deber ser de los objetivos institucionales, culturales, sociales o civilizatorios.
Ante cada situación existen referentes que pueden estar constituidos por los campos del conocimiento o dimensiones de la existencia humana; únicamente así se superan egoísmos y visiones reduccionistas de las situaciones.
El diálogo se acompaña de compromisos y negociaciones donde todas las partes otorgan concesiones desde una perspectiva histórica. Así, por ejemplo, históricamente en nuestro país, el sector asalariado y trabajador, entiéndase pueblo y dentro de ellos el magisterio, ha dejado de lado sus aspiraciones para poder dialogar y negociar.
La perspectiva histórica permite visualizar qué sector es el que responde y se sacrifica en pos de la paz social y el bienestar nacional. El magisterio es uno de esos sectores; el magisterio es pueblo letrado que se identifica con las necesidades y demandas del pueblo.
Hoy se le pide una vez más que renuncie a sus derechos y necesidades reales donde los han colocado las distintas administraciones federales y estatales; hoy el magisterio una vez más es defraudado por las promesas de campaña que les hizo creer que serían apoyados para mejorar su situación laboral, humana y de vida.
El magisterio es consciente y comprende, sin embargo, que cuando a seres humanos se les lleva al límite, no pueden hacer otra cosa más que defenderse.
Hoy es tiempo de que ambos sindicatos olviden su interés de posicionarse políticamente y ser instrumento de control para apoyar al sector que por espíritu fundacional deben defender; hoy es tiempo de que ambos sindicatos se unan en afán de luchar por las mejoras salariales, humanas y de condiciones materiales y humanas en las que trabaja el magisterio y, al hacerlo, mejorarán directamente la calidad educativa y las condiciones de los y las niñas de nuestro pueblo.
Porque lo que sufre el profesorado lo sufren nuestros y nuestras niñas: escuelas sin energía eléctrica, agua, jabón, laboratorios, enfermería, atención pedagógica y psicopedagógica y un listado gigantesco de carencias que se han venido acumulando históricamente.
Hoy es tiempo de que el pueblo apoye al pueblo, porque el magisterio también es pueblo y, al mejorar las condiciones de maestros, maestras y escuelas, mejoran las condiciones en las que son educados sus hijos e hijas.
Es tiempo de unidad nacional; por ello los sindicatos deben unirse y trabajar juntos por una causa nacional: los derechos del pueblo de México.

*Profesor-investigador de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad 113 de León, Gto. cespadas1812@gmail.com

Leave a Comment

Start typing and press Enter to search