Sospechosos
Luis Rodolfo Morán Quiroz*
“Piensa mal y acertarás”, suele decirse en los pueblos chicos que son infierno grande. Sospechar que detrás de las apariencias hay algo más es una práctica habitual en las relaciones sociales y en las ciencias. En la política y en la pedagogía suele aconsejarse para no caer en desengaños y desilusiones. Si algo luce muy lindo para ser verdad o como remedio para todo mal (como el mezcal), deberemos sospechar que hay algo detrás: quizá las promesas no podrán cumplirse con la presteza o con la exactitud señalada (por ejemplo, derogar algunas leyes que perjudican a los que dicen beneficiar; o bajar a determinados niveles los precios de determinados productos; u ofrecer aprendizajes que servirán para múltiples situaciones).
Pensar que los síntomas de una enfermedad son lo único en lo que consiste ese padecimiento sería ingenuo. No basta con quitar la tos, sino que hay que sospechar que hay algún agente irritante exógeno o endógeno. No basta quitar el ruido de algún aparato (apagándolo), sino que hay que buscar qué lo causa y, además, qué efectos ha tenido en el funcionamiento. Suele señalarse a Marx, Freud y Nietzsche como “los maestros de la sospecha” (expresión de Paul Ricoeur, 1913-2005, en 1965; Filosofía de la sospecha – Encyclopaedia Herder), lo que podríamos interpretar no sólo como autores dados a sospechar que detrás de lo percibido existe algún otro proceso del que no siempre nos damos cuenta, sino como impulsores de una pedagogía de la observación y la indagación detallada.
Así, en días recientes, hay quien ha señalado que el pleito entre Elon Musk y Donald Trump en realidad es una cortina de humo (algunos señalan que el primero fue Noam Chomsky: Trump and Musk’s Feud Is a Smokescreen for Corporate Control – Chomsky Explains) para ocultar otros procesos que se desarrollan detrás. Qué casualidad que Trump abandone la reunión de G7 tras la cena previa a los trabajos y reuniones entre los más altos niveles de gobierno, señala el razonamiento. Lo que también sucede con algunas otras situaciones en las que podrían suscitarse sospechas en el sentido de que detrás de los temas en realidad se desea distraer de otros procesos: “mi perro se comió la tarea”, “es sólo amistad”, “estuve enfermo”, “no será tan caro reparar o remodelar”. Muy probablemente hemos aprendido, cuando menos, que cuando alguien cambia el tema, podemos sospechar que hay algún otro proceso del que quieren desviar nuestra atención.
En nuestros tiempos, sospechar podría considerarse no sólo una manifestación de paranoia, sino una práctica sensata: ¿qué hay detrás de esto que vemos?, ¿qué planes, intenciones o hechos se ocultan detrás de estas declaraciones, estos movimientos, estas acciones? Durante las redadas de migrantes en Los Ángeles, hubo quien señaló que fueron los mismos policías quienes destruyeron y quemaron las patrullas, para así señalar a los manifestantes como causantes de los destrozos, lo que reforzaría el discurso del hombre naranja de que los inmigrantes latinos son delincuentes (https://youtube.com/shorts/BtE2CjGUgeU?si=FGZ1WaxybWhsaeI_).
Hay quienes prefieren disimular ante sus sospechas, mejor no averiguar y prefieren “no menealle” y hay quienes proponen a los demás que no indaguen en alguna dirección. No vaya a ser que encuentren evidencias de algo que ya sospechaban. Así, hace algunos años, el presichente Fox declaró que prefería no hacer pruebas para detectar la enfermedad de las “vacas locas” en nuestro país. No fuera a ser que sí hubiera; no hacer pruebas aseguraría que no se encontraran casos positivos de una noticia extremadamente negativa. Así, hay quien, deslumbrado por una posible relación laboral, sexoafectiva o con algún objeto, prefiere no indagar para no encontrar fallas. Si las personas involucradas o interesadas en lo posible sospecharan algo, podrían darse cuenta de las supercherías de quien tiene interés en realizar el enganche o la venta. Así, muchos solemos pensar que, “si determinada persona es bella, es sensata”, o si un objeto está muy limpiecito, ha de funcionar muy bien. Una sana dosis de sospecha podría ahorrarnos tiempo y evitarnos la bancarrota afectiva o financiera. Un ejemplo es el de coches cuyas marcas y submarcas han sido blanco de las sospechas, pero los fabricantes señalan que ya no es el caso (por ejemplo, la camioneta Ford Bronco, un nombre manchado por una de las peores reputaciones, y a la que recientemente se le ha querido lavar la cara (https://youtu.be/Ui7Mw8klIOA?si=vXKHYhA1HCi4WjF9), al igual que a otros coches simpáticos, bonitos o de apariencia funcional.
Lewis Carroll (seudónimo de Charles Ludwidge Dodgson, 1832-1898) señalaba en su obra “Sylvie and Bruno” que culpar al gato de todas las ocasiones en que caía un florero no sería el camino más adecuado para explorar la causalidad de los procesos. Las personas que aprenden a sospechar, suelen encontrar más de una línea de investigación y sospechan que siempre hay algún factor “z” desconocido, además del factor “e” de error en la medición de lo conocido. Como señalan algunos (https://www.facebook.com/share/v/16XZhEkTEE/), hay quien da pistas acerca de la dirección en la que podríamos sospechar, aunque hay quien tira la piedra hacia la dirección contraria de su huida y hace un ruido distractor mientras corre fuera de nuestra vista. De tal modo, hay quien ha señalado que, cuando se divorcia una pareja de funcionarios universitarios, en realidad su nuevo estado civil sirve para distraernos de que de todos modos seguirán controlando algún sector o patrimonio de esa institución. Hay quien ha señalado que existe una relación sospechosa entre los “acordeones” previos a la elección en el poder judicial y su coincidencia con los resultados de la elección; al igual que la denuncia en redes sociales digitales, hecha por un político, de ser objeto de amenazas, cuando se discuten otros temas y coyunturas de mayor trascendencia (https://youtu.be/hXSU0F9OyBM?si=OQkVca85O1PpUi3q; Fernández Noroña denuncia amenazas de muerte y pide intervención de la Policía Cibernética – Infobae).
Una fuente de sospechas que se ha popularizado y es tema de bromas entre amigos y parientes, en especial cuando dos personas llegan juntas y recién bañadas, es el olor a jabón chiquito (https://youtu.be/WLqYNc-aa-Y?si=HknXwv8YRLN2Jp4T) una evidencia que tiene detrás una historia (https://youtu.be/9bzNIsOHQ_c?si=Kuj0llnCnJHCTGJQ). Nuestra habilidad para sospechar podría darnos pistas para descubrimientos de mayor importancia, como sucede cuando alguien propone que, si existen elementos químicos de determinadas características, se puede sospechar la existencia de otros elementos con características intermedias. Al igual que sucede con la ubicación de planetas o de otros procesos naturales o sociales. Por otro lado, cuando alguien recibe algún regalo o un halago, esa persona podría sospechar que hay alguna intención detrás. Así, cuando en la escuela un equipo de docentes elabora un examen extremadamente fácil, podemos sospechar que la intención es deshacerse pronto de aquellos estudiantes de lento aprendizaje o escaso rendimiento.
He citado algunos ejemplos, aunque tengo la sospecha de que los lectores podrían sugerir muchas otras posibles situaciones con implicaciones por descubrir, tanto en la vida cotidiana como en la escuela y las oportunidades de aprendizaje individuales y sociales. Una importante es aquella afirmación que señala hacia la sospecha de que las escuelas se crearon y se han perpetuado para que alguien cuide de las generaciones jóvenes con el propósito de que los adultos de cada familia puedan ir a trabajar en vez de quedarse en casa a educar a sus propias descendencias. Y usted, ¿sospecha algo?
*Doctor en Ciencias Sociales. Profesor del Departamento de Sociología de la Universidad de Guadalajara. rmoranq@gmail.com
La sospecha es un camino interminable es como meterse a una telaraña sin poder salir. El que sospecha primero que haga una introspección de si mismo y después que de paso a la sospecha exterior. Hay un hilo muy invisible entre la sospecha y el chisme del pueblo. Sin embargo se ha citado la sospecha científica y esa ha llevado a grandes descubrimientos.