Simetría de la reflexión

 en Verónica Vázquez

Verónica Vázquez Escalante*

Simplemente una nota musical no dice nada, sin embargo, puede ser la pieza angular de una gran melodía. Un trozo de papel también tendrá el significado de los elementos que le rodeen; la muestra más sencilla de la promesa que se cumplirá si todos los factores se conjugan a favor, es una semilla. Ejemplos hay muchos y, especular, le lleva a uno a recorrer caminos para encontrar congruencia de un punto de partida, aunque no siempre se sabe cuál será la meta.
Los cambios suceden con eso que nos rodea y por sencillo que parezca, todo a nuestro rededor es factor de cambio. En el aula, invito a indagar paradigmas que lleven a los estudiantes a la reflexión sin perder de vista las posibilidades que pueden surgir de algo ya establecido, eso que puede dar un pequeño giro y, así ver otra percepción de lo que creíamos era ideal. Considero que a esto le puedo llamar simetría (en sentido figurado) sin dejar de mencionar que la analogía surge de aquello que supongo, la mayoría de la gente alguna vez hemos disfrutado, el caleidoscopio.
Ese juguete siempre me gustó, me intrigaba y “descubrí” el truco cuando la maestra, en 2° de primaria, nos enseñó a elaborarlo. Aunque sé que todos lo conocemos, a grandes rasgos lo describo como un tubo –generalmente de cartón– de 30 cm de largo aproximadamente. A éste se le introducen espejos del mismo largo, unidos entre sí, formando un “tubo triangular”. Diminutas figuras de plástico, vidrio o papel con colores llamativos, se integran, luego se cubren con mica transparente, ambos lados del cartón para ver a contraluz las mismas figuras que se reflejarán, entonces se obtiene un caleidoscopio. Solamente se tiene que ver a través de un extremo y apuntar el lado opuesto hacia la luz, muy importante saber que, sin luz, no hay efecto. Girarlo una y otra vez para disfrutar los resultados en cada vuelta.
Aparentemente lo que transmite es sencillo pero el caleidoscopio encierra mucha creatividad, tiene un alto nivel de respuestas a la acción del constante movimiento. Podemos o no, reflexionar ante los cambios de vida. Cambios que nos acompañaran, justamente como la infinidad de diseños que brinda tal juguete. Los canjes enseñan que las experiencias son parte de la realidad. La perfección de imágenes que arroja cada giro, tiene una simetría exacta y me hace pensar en la responsabilidad de autoconducirse en aquello que se haga para obtener el resultado deseado en el campo de trabajo, en la educación del aula, de la escuela, de la familia y las amistades.
Al complejo aparato que conforma el campo de la educación, puede equipararse a tantas facetas como las del caleidoscopio.

*Doctora en Ciencias de la Educación. Profesora de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad 145 Zapopan. [email protected]

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