Ser un gran conversador, es un “don”

 en Verónica Vázquez

Verónica Vázquez Escalante*

Los seres humanos somos sociables por naturaleza, nos caracterizamos por varias razones y una de ellas es el hablar. Este punto implica prácticamente todo en nuestra especie ya que es indispensable de una u otra forma, pues de gran importancia es comunicarnos y más, cuando se hace de manera verbal.
No todos tenemos la habilidad de sostener una plática y sobre todo con el calificativo de “interesante”, sin embargo, se puede asegurar que la conversación es precisa para externar lo que se piensa, lo que el cerebro genera y reconoce como un saber, entonces la comunicación puede mostrarse como un medio, no como un fin; su propósito es llevarnos a comprender, saber, informar, conocer y reconocer.
La retórica es un “don” para aquella persona a la que se le puede decir sin temor a equivocarse que es un “gran conversador”. Es quien puede hablar cara a cara haciendo de la conversación un verdadero deleite, un aprendizaje; es quien puede visualizar la conversación partiendo de una excelente memoria y lo lleva a uno a ensamblar el pasado con el presente para así, encontrar y asir una o varias enseñanzas que nos darán la oportunidad de avanzar en el camino de la vida. Nos divierte, nos conmueve o incluso, nos llega persuadir.
El buen conversador habla cara a cara, es extrovertido y habla sin el clásico “yo, yo, yo y entonces… yo”, tiene muy claro que no es lo mismo que ser un buen orador ya que el primero, te invita a una buena plática porque sabe generar empatías, sabe crear comunicación.
Entablar un contacto o negociación en temas sobreentendidos, también es parte del don del buen conversador porque le queda muy claro no es sólo, deja que otro hable y ambos participan con fuerza y cordialidad al hablar. Tener presencia al hablar, es además saber escuchar, es tener visión amplia del tópico para hacer sentir intersante a la persona; hacer sentir importante a la persona que le escucha y a quien externa sobre sus logros, lo que desea, lo que tiene visualizado tanto corto como a largo plazo, es el dominio de la sensibilidad de tener el interés por escuchar(te). Es quien puede escuchar mucho, poner atención a los comentarios para tener una respuesta a las preguntas de quienes escuchamos también y saber preguntar sobre lo comentado.
Los silencios también son válidos, con estos, se está diciendo que hay interés por saber más de lo que se está comentando porque esto implica tener una amplia cultura. Suena paradógico pero se ecucha con la mirada porque así, el interés de la conversación existe en ambas partes. El buen conversador no tiene solo palabrería, existe respeto por lo que expresa el otro y comprende. ¿Conoces a un excelente conversador?, ¡yo sí!

*Doctora en Ciencias de la Educación. Profesora de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad 145 Zapopan. [email protected]

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