Ser docente y el sentido de pertenencia

 en Jaime Navarro Saras

Jaime Navarro Saras*

Hace poco más de un año, en pleno centro de la pandemia, me encontré un documental en la televisión acerca del café, éste se centra en un personaje que viaja por el mundo buscando granos de café con ciertas características, se realiza en Bolivia y es debido a la fama que tiene el café que allí se produce y es denominado de altura, ya que se cultiva en las altas montañas de dicho país, una vez cerrada la compra por el viajante el café y al término de la cosecha, éste es llevado a Estados Unidos para venderlo en una cadena de negocios llamada La Colombe Coffee Roasters, la mayoría de las sucursales se encuentran en Nueva York, y a decir de los enterados y amantes del café, es el mejor de la ciudad.
Atraídos por la curiosidad y en una visita a la ciudad de Nueva York hace unos meses, acudimos a una sucursal de La Colombe Coffee Roasters, ubicada a cuatro calles de Washington Square Park, en el área donde se encuentra la Universidad de Nueva York, justo en el barrio de Soho y, en efecto, es sabroso, en presentaciones diversas y mucho más barato de los precios que maneja la cadena Starbucks, lo curioso, y un tanto desconcertante es que los trabajadores desconocían el documental citado y el origen de dónde venían los granos con que elaboran el café que venden.
Desconozco cómo contratan a sus trabajadores los responsables de las cafeterías de La Colombe Coffee Roasters, pero siempre habrá curiosos que pregunten cosas del café mucho más allá de lo que dice el menú o el precio de los mismos, lo cierto es que si los trabajadores saben o no todo lo que está alrededor del café que venden, no lo hace mejor de lo que realmente es, pero si es cierto que saberlo y comentarlo implica que los trabajadores desarrollen una serie de aprendizajes y, de paso, un sentido de pertenencia y, al mismo tiempo, le dan un plus de calidad al servicio de los clientes, de igual manera, tampoco encontré en el menú o en los diferentes carteles de la tienda algo de información que hablara o diera un dato de lo que se presenta en el documental.
Cosas parecidas a ello también suceden otras partes, especialmente en las instituciones educativas, es inconcebible que, por ejemplo, algunos estudiantes no sepan los porqué de su escuela, el origen del nombre, la historia que la sustenta, etcétera, o, que el profesorado tenga su maleta siempre lista para buscar una escuela más cerca de su hogar (principalmente quienes llegan a las escuelas de alta marginación o que se encuentran ubicadas en las comunidades rurales o en las periferias de las grandes urbes), el sentido de pertenencia, el conocimiento de los espacios y las comunidades en que laboran por ese corto tiempo es mínimo; hace muchos años que la plaza que trabajan los docentes no es el centro de su vida y seguramente a eso se debe, principalmente porque los ingresos económicos que recibe por ésta no son suficientes para tener una calidad de vida deseable (una plaza de la SEP de un turno en educación primaria obtiene $5.633.70 líquidos por quincena) y menos aún, desde que los trabajadores de la educación no puede acceder a una segunda plaza (sobre todo los de educación preescolar, primaria y educación especial), a lo sumo solo pueden aspirar a las mejoras salariales que a cuentagotas ha ido generando USICAMM mediante las promociones vertical y horizontal.
Tampoco es un tema menor que algunos docentes o que cobran como tales en alguna escuela pública o privada y, más allá de su formación inicial, no se sienta parte del grupo al que pertenece y les parece de lo más normal no confiar en los servicios que entregan las instituciones donde laboran, incluso algunos se dan el lujo de enviar a sus hijos a otro tipo de escuelas, tanto públicas como privadas, aunque estas últimas son las preferidas.
Ser docente implica un proceso complejo y no solo se debe a la plaza o al empleo que desarrolla, es mucho más complejo, implica, de entrada, un sentido de pertenencia, que, entre otras cosas, no te parezcan ajenas las luchas de los docentes que se manifiestan y denuncian los atropellos que sufren o han sufrido para lograr mejores salarios y de paso mejor calidad de vida, como tampoco las denuncias de docentes que exigen sus pagos atrasados y el esfuerzo de directivos que todos los días hacen oficios a la autoridad educativa y para que asignen personal docente, administrativo y de servicios que hace falta, como también que les envíen materiales educativos suficientes, que decir de las mejoras y mantenimiento de los espacios escolares.
Sabemos que las escuelas no están hechas para hacer café y que, tal vez, no sea necesario que se sepa de ello, el propósito medular de los docentes es formar a niños, niñas y adolescentes educativamente hablado y eso si que es importante, saber del café y de dónde viene éste y/o por lo menos brindar un poco más información de lo citado en el documental señalado es un problema que atañe solo a La Colombe Coffee Roasters, el hecho de que no se haga es un punto negativo que le quita puntos de calidad a ese café delicioso, ser parte dé o sentirse parte dé, es un proceso integral y el sentido de pertenencia es algo fundamental para el lugar donde se vive o se labora, no tenerlo es como vagar por el mundo sin motivo o causa importante por el cual vivir y en ello, creo, que es necesario que se trabaje en ello para que los docentes se sientan orgullosos de lo que son y del trabajo que desarrollan con sus estudiantes todos los días, no importa que sea a la distancia o de manera presencial y, mucho menos, que a las autoridades educativas les importe o no su desarrollo personal, desarrollar el sentido de pertenencia solo le atañe al magisterio, de otra manera el trato seguirá siendo el mismo como hasta ahora, de total indiferencia y lo que se acumule.

*Editor de la Revista Educ@rnos. [email protected]

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