Saber y pensar la ciencia
Rubén Zatarain Mendoza*
Febrero es un mes rico en efemérides nacionales para fortalecer el amor patrio y la cultura de la legalidad (Día de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos) y también es un mes rico en fechas importantes en la construcción del edificio del pensamiento científico.
Baste por enunciar los natalicios de tres gigantes, por sus contribuciones al libro de la ciencia, por sus contribuciones de manera revolucionaria a las formas de pensar y hacer el saber científico: Copérnico, Galileo Galilei y Carlos Darwin.
En educación básica es todo un desafío la enseñanza de la ciencia, formar el pensamiento científico y en un estadio subsecuente, formar el pensamiento crítico.
Mucho por avanzar en la Pedagogía de la ciencia, mucho por proponer desde la formación de docentes en el campo formativo de saberes y pensamiento científico.
Formar la noción de campo formativo, entender los estadios de desarrollo cognitivo y enriquecer la práctica docente de la ciencia, todo un reto para los maestros y las maestras.
Revisar las propias prácticas y transformarlas es una actividad permanente en el proceso de autogestión de la propia agenda formativa en la coyuntura de cambios que implica para la enseñanza la reforma curricular en marcha.
La ciencia dicha en el modelo de magister dixit, o la ciencia leída con la mediación del libro o los libros de la materia no significan aprendizaje real.
La ciencia posible, la ciencia experimental deseable, el laboratorio como anexo necesario.
El jardín de niños y la escuela primaria carecen en lo general de laboratorio, lo cual dificulta la práctica del método científico y en particular de la experimentación.
Los niños y niñas son sujetos ricos en curiosidad y preguntas, las respuestas educadoras y la construcción de experiencias de aprendizaje no siempre se articula con esta particularidad.
En la escuela secundaria existe, aunque no generalizado un anexo con fines de laboratorio. En este contexto lo que hay que revisar es el uso efectivo y resultados en la promoción de aprendizaje por los maestros y maestras de Biología, Física y Química y donde los hay, por los ayudantes de laboratorio.
Las hipótesis de niños y adolescentes sobre los fenómenos de la naturaleza, que debieran ser materia central en la construcción del andamio, son soterradas por las respuestas informativas del profesor que prefiere el camino de la respuesta fácil para él o la vía corta de la inmediatez.
¿Qué calidad de saber científico se construye en la escuela? Los elementos informativos en materia de experiencia de evaluación no parecen arrojar números aprobatorios.
La historia misma de las experiencias evaluativas en más de tres décadas nos arroja que algo no se hace en materia de procesos y que entonces, no hay reflejo en los buenos resultados deseados por todos.
El niño, la niña y el adolescente son capaces de aprender ciencia pero hay que generar experiencias cognitivas significativas y sistematizar observaciones; hay que generalizar la experimentación científica y dar espacio al interés y la pregunta; hay que dar todas las oportunidades posibles de usar la razón y demostrar los objetos cognoscibles.
Darwin, Galileo y Copérnico no fueron maestros de niños y niñas. pero fueron maestros universales que hay que acercar a los salones de clases, a las ferias escolares de ciencias y a los laboratorios o rincones de práctica científica.
Acercarlos no de manera informativa sino de manera experimental, reproducir su método científico y el arduo y apasionante proceso de preguntar y observar para producir las conclusiones.
Nicolas Copérnico, de origen prusiano polaco, nacido el 19 de febrero de 1473. Polímata, matemático, astrónomo. Precursor reconocido de la Astronomía moderna. La revolución científica que representó la teoría heliocéntrica del sistema solar en contra del paradigma aristotélico y religioso dominante. Mover concepciones, transformar estructuras. La Tierra deja de ser el centro del universo y sólo es uno de los planetas que giran alrededor del sol.
La fuerza de su teoría que se sustenta en observaciones sistematizadas, cálculos matemáticos y en ideas filosóficas (la perfección del círculo, de la esfera)
La revolución copernicana que es uno de los cimientos del humanismo renacentista y que delinea el camino de la razón y el saber demostrable, la lucha por las ideas, no exenta de confrontación con el saber dominante ostentado por la iglesia católica.
Sus libros clásicos a trabajar pedagógicamente: “pequeños comentarios”(publicado en 1507) y “Sobre las revoluciones de las orbes celestes” (publicado en 1543).
Galileo Galilei, nacido el 15 de febrero de 1564 en Pisa, Italia. Astrónomo, físico y matemático entre otras cualidades.
La revolución científica de la que fue partícipe con sus ideas. La construcción del telescopio para ampliar la capacidad de observación. Los fundamentos del método científico, comprobación empírica de los hechos mediante la experimentación, observación directa y el razonamiento lógico.
Sus descubrimientos de las lunas de Júpiter. Europa, Ío, Ganímedes, Calisto, los anillos de Saturno.
Galileo Galilei en las escuelas, la práctica de la investigación científica.
Sus libros clásicos a revisar, a releer, “Diálogos sobre los sistemas del mundo (Ptolemaico y Copernicano)” publicado en 1632, “Sidereus Nuncius” publicado en 1610.
Charles Robert Darwin naturalista del Reino Unido nacido el 12 de febrero de 1809, que plantea la teoría de la evolución biológica por medio de un proceso de selección natural, donde es central la adaptación y la sobrevivencia del más apto. Las sugerentes propuestas teóricas sobre el origen de las especies, sobre el origen del hombre.
La necesaria revisión y trabajo a nivel escolar de sus libros clásicos “el origen de las especies” (publicado en 1859) y “el origen del hombre y de la selección en relación al sexo” (publicado en 1871). El objeto de estudio de la Biología, la Antropología y el cimiento darwinista. Su método de trabajo basado en la observación y el registro, el épico viaje en el Beagle, las islas Galápagos, la aventura y la exploración, el acto mismo de hacer ciencia y revolucionar el pensamiento de la humanidad.
Las hipótesis infantiles y adolescentes como caminos hacia la luz del conocimiento y la epistemología de la ciencia.
La mirada educadora comprensiva y ética, la emancipación del error de quien aprende sobre los temas y métodos de las distintas ciencias.
El error como gozne y componente en la espiral de la experiencia didáctica sobre el objeto de conocimiento científico, al final el esfuerzo de la humanidad en su odisea de hacer ciencia en el tramo histórico, reproducible a nivel individual en cada una de las biografías de los educandos.
Saber más sobre los grandes hombres y sus aportaciones. En febrero, la invitación estudiar a Copérnico, Galileo y Darwin.
Pensar más sobre ciencia en las escuelas y hacer más práctica individual, grupal y comunitaria del método científico.
*Doctor en educación. Profesor normalista de educación básica. [email protected]