Ritmos de enseñanza

 en Rubén Zatarain

Rubén Zatarain Mendoza*

A todo ritmo de aprendizaje debe ajustarse un ritmo de enseñanza; a todo proceso individual corresponde un nivel deseado desde la prescripción programática curricular.
A la formación científica y de pensamiento crítico deseable en la formación inicial y continua de los docentes es deseable un trabajo de formación, también en la dimensión emocional y psicológica de los futuros docentes y de los docentes en servicio.
El punto es el diseño del círculo virtuoso de formación integral y armónica. Habría que extender la mirada acerca de la formación científica y de pensamiento crítico, de la formación de calidad en materia emocional y psicológica de los formadores de docentes.
El estado de infancia en materia de epistemologías del Sur y de Pedagogía decolonial, de la Nueva Escuela Mexicana en Normales y propuestas formativas continuas licitadas, es evidente en estados como Jalisco donde en ese exhibicionismo de Facebook de autoridades que mandan y que medio mandan, aparece una fotografía de directores de escuelas Normales jaliscienses alineados y sonrientes ante propuestas de sueños irrealizables colonialistas de alta dirección estilo IPADE o en diálogos histriónicos de sordera paradigmática estilo las consultas del Programa de Modernización Educativa Salinista, como uno de los foros estatales para la construcción del nuevo sistema para las maestras y los maestros realizado el 4 de marzo en la Benemérita y Centenaria Escuela Normal de Jalisco.
El torneo de sonrisas y el salto de cuerda sincronizado entre los visitantes nacionales y los anfitriones locales en carrera por la foto rápida y fingida. Las transiciones nacional y estatal invisibles en materia de agenda de derechos y mejora de las condiciones laborales de los maestros.
La salud emocional y el bienestar de los docentes es un tema que se posiciona en el debate y la reflexión desde antes de la propuesta de la Nueva Escuela Mexicana.
Decirla y darle lugar en las fases intensivas y ordinarias de los Consejos Técnicos (en las narrativas) es un avance, aunque insuficiente.
Mucho del discurso curricular a nivel declarativo, a nivel informativo, no trasciende en la dimensión de aula, en la dimensión de la transformación de la práctica docente porque, además de las discontinuidades, asume que la verdad dicha o sugerida en orientaciones de un nivel conceptual muy básico es suficiente para mover el entramado de relaciones del salón de clases.
La lectura comprensiva de la realidad nos dice que los abusos actualizadores -muchos a nivel de ocurrencia coyuntural- de llevar novedades a los educadores es una cultura que es necesario abandonar.
Los riesgos de salud física y emocional de la profesión es un asunto que se difumina con placebos en los consultorios del ISSSTE, IMSS, SSA, del Dr. Simi y otros juegos simbólicos genéricos con la salud colectiva.
Los riesgos de salud física y emocional que entraña la actividad profesional del magisterio no han de caer en la exosfera del psicologismo, no ha de caer en las aguas fáciles de recomendaciones del decálogo “Aplijsa” o de cursos rápidos de desarrollo humano.
Basta también de concepciones bancarias sobre la formación continua del magisterio donde todas las voces “bienintencionadas” proponen otredades incorpóreas para que lo “hagan otros” desde sus deformaciones universitarias públicas y privadas.
Hay ejemplos de neurosis, esquizofrenia, ansiedad, depresión, adicciones, insomnio y otro amplio cuadro de padecimientos que reflejan la vulnerabilidad y los riesgos de la profesión.
Soterrarse con cursos permanentes o con sueños guajiros de grandezas e imposturas tipo IPADE, Universidad Panamericana, UAG, UNIVA, ITESO u otras alternativas colonizadoras de la escuela pública es otra expresión del problema.
Los desvaríos y la negación de la conciencia de clase son otra forma de ocultamiento de la salud mental y emocional.
Comprar espejismos de colores de pseudoactualización o abrevar en ofertas institucionales sospechosas en calidad y contextualización es solo usar la masa de maestros y maestras como objeto de presupuesto público, como objeto de mercado.
Directores, supervisores y jefes de sector que navegan en horizontes administrativistas emergentes, taylorianos, fayolistas o de calidad total verbal y contemplativa, necesitan repensar su formación práctica, repensar la asesoría y el acompañamiento desde otros referentes explicativos y comprensivos de la escuela pública, hoy en camino lento y sinuoso hacia la construcción de una nueva escuela.
El profesor o la profesora quemados, diagnosticados como síndrome de Burnout, como se tipifica, es un conjunto de manifestaciones que conducen a la abulia o a la crisis de actitud con matices diferenciados según el nivel educativo donde se labora.
“Estoy harta y todavía me faltan 5 años antes de la jubilación”, afirma en corrillo en el Consejo Técnico Escolar pasado, con una expresión facial de desacomodo absoluto, una profesora de Historia en una escuela secundaria que hace un par de ciclos escolares celebraba su 40 aniversario de fundación.
Comparativamente con otras profesiones intelectuales y de contacto humano, no –sabemos si con mayor o menor incidencia– hay observables que manifiestan el abandono institucional del magisterio en materia de salud emocional y psicológica.
El magisterio: objeto político, agentes cuya emancipación determina sus propias condiciones materiales de trabajo. Sujetos de manipulación de conciencia, agentes tradicionalmente técnico-eficientistas, operarios de currícula en proceso de cruzar el puente hacia la autonomía profesional y curricular.
Magisterio, materia de pliego petitorio sindical hacia el 15 de mayo, objeto de deseo de pseudorepresentantes de la academia de cuyas necesidades de actualización situadas hay desconocimiento.
El garlito institucional que lo mantiene en estadio de permanente infancia pedagógica y que deshonra sus saberes y experiencias.
La reforma curricular en marcha y la suma de estrés profesional.
Los abusos de los apóstoles de la innovación que, en uno de sus extremos, acaso a manera de burla, plantean la nueva vía de consumo para la perpetuación del subdesarrollo cognitivo: la incorporación de inteligencia artificial a los procesos de formación del magisterio.
El debate de los derechos de autor no zanjados en materia de inteligencia artificial y ahora el desarrollo cognitivo circunscrito a la importación de información.
Maestros y maestras de ritmos de enseñanza correlacionados con sus ritmos emocionales en el escenario futurible del desplazamiento profesional, aún con todas las maestrías y doctorados “patitos” confeccionados en la mente pervertida de la academia de algunos fenicios provenientes del sótano emprendedor del mismo magisterio.
La posesión (capital cultural) de habilidades digitales como factor de estrés de los docentes con más tiempo de antigüedad, el mito antropológico y la convivencia intergeneracional entre capacidad técnica y saberes, entre experiencias obtenidas y lo inédito de las condiciones en el terreno de la práctica de hoy.
Los nuevos libros de texto que no comunican ni se ensamblan con los saberes previos, o con los débiles referentes de los autores que no responden algunas preguntas pedagógicas para fortalecer la educación de los niños, adolescentes y jóvenes.
La doble ruta de explotación de las maestras y maestros: por un lado, los innovadores, funcionarios recién desempacados, en su laberinto.
Buenos para bautizar nimiedades y diseñar caminos para que hagan otros como puedan; por otro lado, los simuladores de la defensa de los derechos laborales de los “agentes educativos” en el SNTE que ensayan academia y formación continua masiva que entretiene miles, distrae a cientos y legitima el triunfo de unidades ante la carrera de obstáculos de USICAMM, cuyo estado es crónica de muerte anunciada, aunque aún en fase de salivación de políticos corruptos oficiales y sindicaleros.
Los ritmos de la docencia por comprender, la materialización de aprendizajes de calidad siempre como centro.
La fase de permanencias, cambios y discontinuidades difuminada en el sector educativo por lo urgente, que de nueva cuenta posterga lo importante.

*Doctor en Educación. Profesor normalista de educación básica. [email protected]

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