¿Quién o quiénes cuidan al magisterio?

 en Jaime Navarro Saras

Jaime Navarro Saras*

Pasan los años, los meses, los días y el tema de los maestros como profesionales de la educación no logra consolidarse socialmente, como discurso es de una narrativa excelente para políticos, autoridades, líderes sindicales, padres de familia y la sociedad en general. Lo mismo se les ubica como luz de esperanza (los menos), que como sujetos carentes de compromiso y responsables de las deficiencias educativas que niños, niñas y adolescentes evidencian como personas, trabajadores, padres de familia y sujetos sociales (los más).
La profesión magisterial no es como otras profesiones, de entrada, y a reserva de conocer los datos que tiene el INEGI y el SAT en cuanto al salario de los maestros, es la profesión que menos dinero obtiene por sus servicios, principalmente porque su labor no inicia cuando entra al aula, ni termina cuando sale de ésta, incluso, los materiales y apoyos técnicos para su función sale de su bolsillo y lo que se le paga no cubre las necesidades básicas que requiere un profesionista.
El hecho de ser el gremio más grande no sólo de México, sino de toda América Latina, no los hace tener más derechos que cualquier otro empleado que trabaja para el gobierno en México, al contrario, son los menos favorecidos (habrá que ver los derechos laborales de los trabajadores y de la situación de los pensionados del IMSS, de la CFE, de Pemex, del SAT, del Poder Judicial, del Senado y la Cámara de Diputados…).
El pertenecer al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), a los maestros los ha puesto en un escenario poco favorable, ya que el SNTE desde siempre ha estado del lado del patrón (la SEP), incluso en muchos momentos de la historia ha sido parte de ésta por la cantidad de direcciones y hasta secretarías de educación en los estados que han favorecido a personas allegadas a este sindicato y, principalmente, gracias a las cuotas de poder.
Sabemos que el SNTE es dueño absoluto del 1% de la nómina magisterial y de otros apoyos económicos que reciben de la federación y de los estados, además del 50% de las plazas no docentes de nuevo ingreso o las que quedan vacantes por jubilación, pensión, renuncia o despido de los trabajadores, este capital tendría que ser la paga para servir al magisterio, pero no es así, su función principal es hacerla de patiño en esta tragicomedia donde la SEP y el gobierno mismo son los actores principales.
El SNTE no es quien cuida al magisterio, tampoco el gobierno, mucho menos la sociedad (salvo en algunas comunidades donde su figura todavía es respetada), el magisterio y cada uno de los que lo integran se las arreglan solos para irla pasando: solos se meten en laberintos emocionales y solos salen de éstos, los que no, terminan en el Hospital San Juan de Dios, en el caso de los maestros federales de Jalisco.
Lo cierto es que las atenciones emocionales y de todo tipo para los maestros están más ausentes que nunca, bueno sería que las autoridades, el SNTE o a quien le corresponda, piensen en ello y le inviertan para cuidarlos y ayudarles para que las cargas y problemáticas de todos los días en las aulas no sean merma de su salud y deterioro de vida, un buen inicio sería hacerlo a la voz de ya. Por lo tanto, la pregunta del título del texto sigue en el aire: ¿Quién o quiénes cuidan al magisterio?

*Editor de la Revista Educ@rnos. jaimenavs@hotmail.com

Comentarios
  • Marco Romo
    Responder

    ¡Ups! ¿Quién o quiénes cuidan al magisterio? Estas breves líneas nos deben llevar a una profunda reflexión como sociedad, como magisterio, como colegios de profesionistas, como asociaciones civiles, como partidos políticos, como gobierno, como… Pero poco o nada leemos con ánimo de análisis y pensamiento lógico…

    Imagínese que el 50 % de los trabajadores de la educación leyeran estos artículos de opinión, y en ocasiones artículos de investigación. Pero imagínese que en breves párrafos los trabajadores de la educación describan su situación profesional (ya sea administrativos o de servicios), haciéndolos llegar a aquellos que tienen el atrevimiento de arrastrar el lápiz.

    ¡Imagínese! …

    De todos los artículos de opinión se aprende, pero algunos nos dejan huella…

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