¿Por qué?

 en Jaime Navarro Saras

Jaime Navarro Saras*

El pasado domingo terminaron los Juegos Olímpicos de París 2024, fue la edición 33 en la Era Moderna, esta vez, como casi siempre, EEUU resultó el ganador por el número de medallas, aunque empató en presas de oro con China y estas medallas determinan el rating que ocupa cada país. En esa justa México obtuvo el lugar 65 con 5 medallas (3 de plata y 2 de bronce) y el lugar 11 entre países de la región, después de Brasil, Cuba, Jamaica, Ecuador, Argentina, Chile, Santa Lucía, República Dominicana, Guatemala y Dominica, cuyas economías están por debajo de nuestro país. Cabe resaltar que a México le fue mejor que en Tokio, allí logró el lugar 84, pero peor que en Río de Janeiro con el 61, en Londres el 39, en Pekín el 36 y en Atenas el 59, solo por citar los últimos 20 años.
Conforme iban pasando los días las medallas para México llegaban a cuentagotas, la de oro nunca apareció y algunas que estaban pronosticadas nunca llegaron, las críticas a las autoridades del deporte se dieron a racimos, Ana Guevara fue el centro del debate y en el colofón de la prensa es que México fracasó.
No seguí los juegos a fondo, sólo estuve al tanto de los resúmenes en televisión y el único día que vi dos competencias completas de mexicanos fue el sábado pasado en la final de clavados plataforma 10 metros y los cuartos de final de taekwondo, en ambas pasé del entusiasmo a la desilusión en cuestión de minutos, como la mayoría de mexicanos que vimos las competencias, en la primera, Randal Willars, hasta el cuarto clavado tenía asegurado el segundo lugar (medalla de plata), sin embargo, el quinto y último clavado fue el peor de los 5 y la calificación lo mandó al 5º lugar, fuera de las medallas, lo que pudo haber sido plata o cobre terminó en nada; en enseguida el taekwondista Carlos Sansores, quien llegó como favorito, inició bien, ganó el primer round pero perdió los siguientes dos, ese mismo día otro mexicano, el pentatleta Emiliano Hernández, se quedó a nada de una medalla gracias a los fallos en la competencia ecuestre, y así las cosas. Lo sucedido este sábado nos remonta a todo lo que nos sucede a los mexicanos cuando competimos a nivel internacional en los deportes, lo más reciente sucedió con la selección de futbol, en Qatar y en la Copa América, en ambas competencias nos quedamos a un gol de pasar a la siguiente ronda, la lista de los fracasos es interminable, lo cual nos lleva a preguntarnos ¿por qué nos sucede siempre?
Es cierto que el deporte en México no es una prioridad de Estado como si lo es en China o como se desarrolla en los países que son punta de lanza como EEUU, Japón, Australia, Francia, Países Bajos, Gran Bretaña o Corea del Sur, la desigualdad es atroz con respecto a los demás participantes, estos 8 países se llevaron casi la mitad de las medallas disputadas en París, donde participaron 204 naciones (además de Rusia y Bielorrusia pero sin representación), de éstos sólo 84 ganaron al menos una medalla y 122 regresaron a casa con las manos vacías, pero eso sí, con muchas experiencias (a manera de justificación) para mejorar en la siguiente olimpiada que será dentro de 4 años en Los Ángeles, California.
Pero, ¿por qué no podemos estar en los primeros lugares de los juegos olímpicos?, fuera de los clavados no hay protagonismo, fuimos referencia mundial en la caminata y con el tiempo se acabó, la última vez que obtuvimos medalla en este deporte fue hace 20 años y desde entonces nada.
En los resultados deportivos se ven plasmadas las contradicciones y los desencuentros entre autoridades y patrocinadores (tanto de las federaciones, como de la CONADE y de los empresarios), lo mismo sucede con la Prueba Pisa, en la última evaluación fuimos lugar 51 de 81 países evaluados, todo mundo se echa la bolita y nadie se responsabiliza, lo cierto es que la parte deportiva tiene que ser prioridad nacional, cueste lo que cueste, no es posible que nuestros atletas compitan con tanta desventaja con respecto a deportistas de China o EEUU, los cuales son de tiempo completo y los nuestros andan arañando becas o financian sus carreras con el patrimonio familiar y la voluntad de algunos patrocinadores (siempre y cuando éstos sean exitosos).
Eso sí, somos primer lugar mundial en consumo de Coca Cola, también en obesidad infantil y segundo lugar en adultos, ambas enfermedades al considerarse graves y crónicas tienen su origen en los temas educativos, alimenticios y la falta de actividad física y deportiva.
¿Qué hace falta?, principalmente mucho orden, además del fomento cotidiano de la cultura física, deportiva y artística, tanto en la familia, en la escuela, en el trabajo y en todos los espacios de recreación, y no tanto para ganar medallas y obtener buenos lugares (que hacen falta para la motivación del país), sino para tener una población sana y una niñez y juventud activas, en tanto, adultos plenos.
Está por iniciar un nuevo gobierno a nivel federal, por lo tanto, ojalá y lo sucedido en París les haya hecho eco y que la gran obra del gobierno de Claudia Sheinbaum (además de las prometidas a cada estado de la república) sea el fomento del deporte y los resultados de sus políticas los tendrá dentro de 4 años en la olimpiada de Los Ángeles 2028, en donde esperemos que esas 5 medallas y el lugar 65 sean ampliamente mejorados, de otra manera, seguiremos con el mismo discurso y con el ánimo y motivación por los suelos, como lo ha sido hasta ahora.

*Editor de la Revista Educ@rnos. [email protected]

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