Poner fin a la tuberculosis
Yolanda Feria-Cuevas*
La tuberculosis es una enfermedad infecciosa provocada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis que casi siempre afecta a los pulmones. Se contagia a través del contacto directo con el enfermo mediante secreciones por tos, estornudos y saliva. Si la detección es oportuna es curable e incluso se puede prevenir.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2014 se registraron 9.6 millones de enfermos de tuberculosis, de los cuales murieron 1.5 millones. De estos últimos, más del 95% eran personas que vivían en países no desarrollados o en vías de desarrollo. Los sectores de la población más vulnerables a contraer esta enfermedad son los ancianos, los bebés y las personas con los sistemas inmunes debilitados ya sea por VIH, SIDA, diabetes o haber recibido quimioterapia.
El tratamiento para combatir este padecimiento y destruir a la bacteria por completo es prolongado, lo que lo hace susceptible de ser suspendido en cuanto el paciente se siente mejor sin haber completado del todo la administración requerida. Así, el éxito de la bacteria M. tuberculosis como patógeno se atribuye principalmente a su habilidad para permanecer en los tejidos del hospedero en forma latente pudiendo ser portador de la enfermedad y que surgirá en él cuanto bajen sus defensas.
El 24 de marzo pasado se celebró el día mundial de la tuberculosis y en ese marco la OMS pidió a los gobiernos, comunidades, sociedad civil y sector privado que actúen unidos para poner fin a esa enfermedad. El pasado 15 de marzo en Brasilia, diputados de Brasil, México, Perú, Uruguay, Nicaragua y Bolivia constituyeron el Frente Parlamentario Regional de las Américas contra la Tuberculosis, mismo que se comprometió a: 1) establecer grupos parlamentarios nacionales para exigir que los gobiernos rindan cuentas, monitoreen el gasto y trabajen con la sociedad civil; 2) posicionar el problema de la tuberculosis en otras redes y organizaciones políticas y promover su transversalización; 4) trabajar con otros parlamentarios para asegurarse de que la respuesta sea mundial; 5) promover los derechos humanos de los afectados por esta enfermedad; 6) llamar a los ministros involucrados a informar al Parlamento, al menos una vez al año, sobre los avances contra la epidemia; y 7) trabajar con los involucrados para monitorear el cumplimiento de metas.
Por parte de México, el signatario fue el diputado federal por Jalisco, Elías Octavio Íñiguez Mejía, habrá que estar pendientes de las acciones y resultados tanto de la iniciativa Fin de la TB como de los trabajos del Frente Parlamentario Regional de las Américas contra la Tuberculosis.
*Profesora-investigadora del Cucba de la UdeG. [email protected]