Plan didáctico: fase de implementación
Rubén Zatarain Mendoza*
Como producto de la última sesión del Consejo Técnico Escolar, los maestros y maestras de educación básica tenían que elaborar la planeación didáctica para el primer trimestre del ciclo escolar. El ciclo, el tiempo como un camino a andar con las coordenadas de planeación de contenidos significativos y evaluación diagnóstica y formativa de aprendizajes.
Desde los contenidos explícitos en el programa sintético, desde un primer ejercicio de codiseño del programa analítico, el ciclo escolar pasado, en la fase intensiva del Consejo Técnico Escolar, tal vez fue posible hacer la parte dura del plan didáctico; esto es, distribuir aritméticamente en el tiempo lectivo la escalera del aprendizaje a subir por los caminantes.
La parte dinámica y viva del plan didáctico, la parte humana y palpitante del mismo, el marcaje de esos sujetos en proceso de incorporación al mundo de la escuela, el marcaje por esos educandos en tránsito por el nivel educativo en cada uno de los grados escolares.
Conocerlos a través de un diagnóstico socioeducativo y de un perfil de saberes y habilidades cognitivas parece un punto de partida lógico para retroalimentar el producto surgido en la fase intensiva del CTE.
Para el diseño de los instrumentos y conocer el nivel de desarrollo cognitivo, los maestros y maestras acuden a las fuentes conservatorias de información del paradigma de test y pruebas. Hay mucho trecho por avanzar en el diseño de instrumentos de carácter cualitativo territorializados.
Hay mucha cultura psicopedagógica y debate sobre evaluación cualitativa por incorporar.
Es tiempo de retomar el viaje y hacer del aula y la escuela los lugares donde por antonomasia tiene encuentro el desarrollo armónico e integral, la edificación de la potencialidad humana en conocimientos, habilidades, valores, destrezas y actitudes.
Ahí están en las aulas, en sus butacas y pupitres, en las mesitas de trabajo, las niñas, niños y adolescentes, la real manifestación de la ruta de aprendizaje a seguir.
Ahí está el nivel de concreción de los sujetos a los que se impone como principio conocer.
Ellos hablan y sus variados lenguajes son la muestra más elocuente de la condición socioeducativa sobre la que hay que cimentar la relación didáctica en el aula.
Ellos sienten y sus expectativas acerca de la escuela, de sus maestros y maestras, acerca de los materiales educativos son centrales.
Ellos son los protagonistas de sus propias historias y biografías.
Los intereses de los niños, niñas y adolescentes se expresan también en distintos lenguajes; ahí sus risas, su capacidad de concentración, el involucramiento en la tarea, el juego, sus esfuerzos de socialización.
La gradualidad de los contenidos y procesos de desarrollo del aprendizaje la marca el propio sujeto que aprende.
La planeación fundamentada en objetivos de aprendizaje enriquecidos con los perfiles de los sujetos socioculturalmente contextualizados está en movimiento, y se presupone diferenciada, focalizada en el grupo escolar.
Las herramientas de planeación se están incorporando en este proceso de renovación de la práctica docente. Un ciclo escolar ha sido insuficiente para integrar saberes y experiencias, para apropiarse de los planes y programas en la fase correspondiente.
El proceso de formación continua ha sido insuficiente y complejo, porque en el marco de la autonomía curricular las significaciones son heterogéneas y las condiciones materiales de implementación también lo son.
En el Consejo Escolar de pasillo, por cierto, un poco más ilustrativo del ethos profesional del magisterio, el asesoramiento entre iguales, el diálogo mediado por el valor de la amistad y la relación cotidiana atraviesa la columna vertebral de la profesión.
Ahí, a ras de suelo de la institución escolar viva y humanista, en las salas de maestros, en los espacios donde se comparte el desayuno, ahí se comunican formatos, a veces los únicos documentos asideros del ayer de la experiencia profesional y ante el requerimiento e incertidumbre del cambio y la innovación.
Ahí donde cada profesor pone al servicio de los cercanos sus acervos y contrasta referentes.
Ahí donde se reinventa la autonomía curricular y se acude como recurso al canto de sirenas de los YouTubers que hablan y explican, y otras tantas veces confunden.
Ahí donde ya se bajan recursos de planeación de la inteligencia artificial como Chat GPT en una especie de transhumanismo pedagógico para cumplir demandas administrativas que se resisten a la simplificación.
Las formas de resistir, las formas de construir en un marco de autonomía profesional donde hay saber hacer diferenciado.
El reto profesional de los docentes experimentados y noveles, las búsquedas y las preguntas, las disposiciones y actitudes.
La lectura de la realidad más la comprensión de la propuesta explícita en los programas sintéticos como componentes para la construcción del programa analítico que cierra con la bisagra del plano didáctico del cual deriva la planeación didáctica.
El uso del tiempo y la consideración de principio, proceso y fin al alumno como centro y protagonista principal del proceso de aprendizaje.
En este tercer día de clases, el calibre del plan didáctico lo marcan los saberes previos y las condiciones materiales de los nuevos alumnos en cada fase y en cada grado.
Seguramente, la cultura de planeación en proceso de construcción forma parte de las rutas de acción y reflexión en el objeto de transformación llamado práctica docente.
Los días del nuevo calendario escolar ya corren y las horas y minutos se suman en los relojes de los salones de clase, el plan didáctico en su fase de implementación transcurre mientras también se retroalimenta.
*Doctor en educación. Profesor normalista de educación básica. [email protected]