Parece que fue ayer…

 In Invitados

Alfonso Durán Hernández*

A la generación “Maestro Genaro Vázquez Rojas”
(1971-1975).

Parece que fue ayer. Era septiembre de 1971. Llegamos por los diferentes caminos de México. La mayoría proveníamos de Nayarit, Colima y Jalisco; otros de Chihuahua, Sonora y Sinaloa; pocos de Aguascalientes, Baja California, Durango, Michoacán, Tamaulipas, Veracruz y Zacatecas.
Hoy, a 54 años de distancia, aún recuerdo los lluviosos días iniciales en que todo lo queríamos saber de nuestra escuela. Así nos dimos cuenta de que el entonces Centro Normal Regional había surgido en la época, y producto de las mismas políticas educativas de esos tiempos, de la Comisión Nacional de los Libros de Texto Gratuitos, de la instauración del Plan Nacional de Mejoramiento y Expansión de la Escuela Primaria (Plan de Once Años), de la implantación de nuevos Planes y Programas de Estudio en Educación Primaria y de un nuevo enfoque en la formación de profesores, del cual nuestra escuela, conjuntamente con la de Iguala, era la vanguardia.
Igualmente, supimos que el edificio había sido diseñado y ejecutado por el arquitecto Salvador de Alba Martín y que había obtenido el premio al mejor proyecto arquitectónico en la “VI Bienal de Sao Paulo” en 1961. Quien lo conoce y lo ha vivido sabe por qué.
Fueron días inolvidables en que para nosotros, aun para aquellos que ya conocían la que llegaría a ser nuestra “Alma Mater”, todo era una grata sorpresa que deslumbró nuestra sensibilidad de adolescentes. Las aulas, los teatros, la alberca, los talleres, las canchas, las rosaledas, los “pinitos” y el ambiente de trabajo y compromiso social que permeaba todo el entorno. Días deslumbrantes que la vida se llevó y que marcaron para siempre su impronta en nuestra alma. Días que aún recuerdo y que seguramente me acompañarán hasta el final.
Cuatro años caminamos juntos por los senderos de nuestra naciente vocación:

• Las observaciones y las prácticas profesionales que nos empezaron a mostrar las luces y sombras de la educación mexicana: El entusiasmo de padres y alumnos por los valores de la educación; la pobreza de las escuelas y el cúmulo de necesidades insatisfechas; el diario trabajo de los maestros por enseñar a sus alumnos y mejorar las condiciones del entorno social.
• El trabajo académico donde comenzamos a hacer nuestra la cultura pedagógica y los principios de los procesos de la didáctica, el aprendizaje y la cultura universal. Asignaturas como Ciencias de la Educación, Técnica de la Enseñanza y Psicología; Filosofía, Lógica, Ética y Estética; e Historia de la Cultura poblaron las mañanas, tardes y noches de nuestras vidas.
• Las tardes luminosas de Ciudad Guzmán/Zapotlán el Grande donde practicamos las diferentes disciplinas de la cultura física y artística: Futbol, básquetbol, voleibol, atletismo y natación; salto de cuerda, rondas y canciones infantiles. Experiencias que nos marcaron y han sido fundamentales para llevar la cultura, la higiene y la luz del humanismo a las ciudades, pueblos y comunidades rurales de nuestra patria.
• Las jornadas culturales permanentes donde tuvimos oportunidad de acceder a obras de danza, teatro y canto de México y el mundo, al igual que a conferencias con los más diversos temas: El ballet de Perú que había participado en el Festival Mundial del Folklore de Guadalajara; las obras de teatro “Los Supermachos” con la presencia del mismo Eduardo del Río (Rius), “Yo también hablo de la rosa” de Emilio Carballido, “El túnel que se come por la boca” de Miguel Torres; una conferencia acerca de la obra política y social de Lázaro Cárdenas dictada por Natalio Vásquez Pallares, entre muchas más. Vivencias fundamentales en nuestra formación integral como educadores.
• Las escuelas especiales de la zona 40 (la “Anexa a la Normal”, la “Basilio Badillo”, la “Francisco I. Madero”, la “Leona Vicario”, la “Vicente Guerrero” y la “Erasmo Castellanos”), donde consolidamos, en el último año de nuestra formación como Profesores de Educación Primaria, la vocación de educadores que aspiran a conducir a la niñez mexicana hacia un presente y un futuro mejor.
• Las luchas sociales en las que participamos para mejorar las condiciones materiales y sociales de nuestra institución. Jornadas intensas que nos dieron la oportunidad de demostrarnos a nosotros mismos que éramos capaces de mantener nuestra unidad y disciplina ante la adversidad; luchas en las que superamos el intermitente desánimo de pensar que no alcanzaríamos nuestras metas. Desmoralización que pudimos sortear y que nos llevó a la fundación de la “Federación de Estudiantes de los Centros Regionales de Educación Normal”, en la que se agruparon todas nuestras escuelas hermanas: Iguala, Bacalar, Pachuca, Oaxaca, Tuxtepec, Aguascalientes, Arteaga y Navojoa.
• El último acto de nuestra permanencia unidos: Aquella tibia mañana del 14 de junio de 1975 en el entonces cine “Diana”, donde 197 de aquellas 206 iniciales llegamos a la meta que 48 meses antes nos marcamos: Graduarnos como Profesores de Educación Primaria.

Aún resuena en mis oídos el último pase de lista y las palabras y la música de esa ocasión. Luego, cada uno tomó su camino.
Fueron años intensos en que aquel sentimiento inicial para nuestra escuela fue potenciado por las tardes de solaz en las que, a la sombra del nevado y al amparo de nuestra escuela, compartimos la música, el baile y el canto: la rondalla, el mariachi, el conjunto musical, el grupo “Emiliano Zapata”.
Hoy somos conscientes de que lo que fuimos, de lo que somos y de lo que aún nos falta por ser son consecuencia de aquellos días en nuestro, para siempre presente, Centro Normal Regional/Centro Regional de Educación Normal. Días luminosos en el inolvidable sur de Jalisco.
Hoy, si pudiera, volvería hacia el pasado para volver a recorrer exactamente el mismo camino.
Hoy, varios de los que llegaron en septiembre de 1971 en busca de nuevos horizontes han tomado el camino que todos, algún día, habremos de transitar. Para ellos, un recuerdo.
Parece que fue ayer…

*Maestro en Educación. Director del Centro de Actualización del Magisterio en Lagos de Moreno, Jalisco. alfonso.duran.hdez@gmail.com.

Showing 3 comments
  • Martin Linares Ramos
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    …”hoy, si pudiera, volvería hacia el pasado para volver a recorrer exactamente el mismo camino”…

    Gracias por la reseña Maestro. Sentimientos, evocaciones y añoranzas similares…

    Enorme e impagable deuda de gratitud tenemos los egresados de los “CREN’s” y de las Normales Rurales; instituciones forjadoras de profesores con vocación, pasión y compromiso social.

    • Maria Catalina González Pérez
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      Recuerdos memorables de la formación, que fue la base para el ejercicio profesional de una generación de Maestros y Maestras que se distinguió por su combatividad en los movimientos magisteriales. Me recordó mi etapa en la Normal. Cuatro años intensos que nos hicieron responsables de grupos escolares a corta edad. Vivencias que nos marcaron de por vida. Maestro Alfonso, parece que fue ayer…

  • Omar Ruiz Aramburo
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    Hoy en día se busca la píldora milagrosa, mágica que cura todo que sirve para todo o dicho de otra manera el mayor beneficio con el menor esfuerzo sin embargo la creación nos enseña que todas las cosas tienen un proceso es el caso de una katana una de las espadas japonesas más prestigiosas están forjadas a golpes, con acero templado con las manos expertas de al menos 3 artesanos. Las mejores espadas necesitan hasta 500,000 golpes y toman al menos 6 meses de trabajo diario, atención a los detalles y mucha concentración. Estas armas se entonan, se afilan y se pulen para que sean durables, ligeras y que siempre estén listas para lo que sea. Así el maestro se va forjando con tradiciones normalistas, algunas escritas y otras descritas como en este caso por uno de los participantes y a manera de recuerdos nos regala ese proceso de forja.

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