Para qué evaluar, si de nada sirve para tomar decisiones
Jaime Navarro Saras*
Parecía que las cosas iban a cambiar en el gobierno de Jalisco, por lo menos eso se pensó cuando se formó el Comité de Evaluación para elaborar, evaluar y calificar la evaluación teórico-práctica en el proceso de elección de integrantes del Consejo de la Judicatura del estado de Jalisco, cabe señalar que las convocatorias fueron emitidas por la LXII Legislatura del Congreso del Estado.
Este Comité fue creado por invitación y lo conformaron las 5 universidades de mayor convocatoria en el estado de Jalisco (Universidad de Guadalajara, Universidad Panamericana, Univa, Iteso y Tec de Monterrey), una vez conocidos los resultados, al parecer no fueron del gusto de quienes propusieron este proceso de evaluación (los diputados) cuyo propósito central del examen era que sirviera de filtro para calificar la idoneidad de los mejores perfiles.
Resulta por demás burdo que, al margen de las prisas con que se conformó el Comité y los señalamientos realizados a las famosas 15 preguntas dudosas (de 100 que conformaban el examen), y donde se eliminaron 4 para quedar un instrumento de 96, esto sirva de excusa para no tomarlo en cuenta en la elección de los tres personajes que fueron elegidos, los cuales no aparecen en los tres primeros lugares de dicho examen.
Esta historia ya la hemos visto más de una vez cuando se trata de elegir puestos clave, por lo regular los nombramientos recaen en personas cercanas a quienes están en el poder, lo cual sucedió en esta ocasión. Lo cierto es que, la normatividad señala que el Consejo de la Judicatura de Jalisco se compone de 5 miembros, aunque puede funcionar con sólo tres de ellos, los cuales se eligen con las dos terceras partes de los diputados presentes del Congreso de Jalisco, lo cual pudieron haber hecho sin recurrir al teatro de formar el Comité con las universidades citadas.
Lo cierto es que, al conformar un Comité de Evaluación implicaba un compromiso encaminado a la transparencia, a la rendición de cuentas y a elegir los mejores perfiles para los puestos, lo cual quedará pendiente para otra ocasión. Lo grave de todo (si es que no llegan los amparos para echar atrás lo determinado por los diputados de Movimiento Ciudadano y el PAN), es que nadie puede garantizar que los tres personajes elegidos actúen de manera autónoma y no como lo que creemos que va a suceder: terminarán regresando los favores a quienes los eligieron y el círculo vicioso seguirá siendo el mismo, “favor con favor se paga”.
*Editor de la Revista Educ@rnos. [email protected]