Padres y tutores que enseñan
Rubén Zatarain Mendoza*
Todo periodo vacacional es una oportunidad para fortalecer la educación extraescolar, para reconstruir presencia y diálogo en el proyecto formativo de niñas, niños y adolescentes.
El periodo vacacional no tiene que significar ocio absoluto ni administración anárquica del tiempo por parte de los menores. Los padres y tutores pueden apoyar la formación y resignificar los saberes de la escuela.
Vacaciones, aprendizaje y desarrollo integral son posibles tanto en las unidades de tiempo cortas como en los días de descanso establecidos.
El encuentro en el contexto del hogar abre posibilidades como la de revisar avances y dificultades en los resultados de aprendizaje obtenidos en el segundo trimestre, siempre en una atmósfera de amor y estimulación de la autonomía.
Hay habilidades básicas y valores en donde la mano educadora de la madre o el padre de familia, del tutor, son centrales.
Hay procesos en cada contexto familiar que han de tener continuidad cuando hijos y padres disponen de un poco de tiempo libre y lo aprovechan para edificarse mutuamente.
En materia de valores por ejemplo, la escuela es coadyuvante del proyecto formativo en casa y es en este sitio donde se pueden observar los comportamientos que ilustran la agenda de trabajo particular.
Más allá de los comunicadores de coyuntura que el proyecto Recrea Familia convoca y quienes en su visión disertan sobre ideas alejadas de los auténticos perceptores del perfil medio del padre de familia real, hay necesidad de construir las relaciones comunicativas y afectivas entre padres e hijos.
Escuela y hogar juntos en el proceso formativo, aun en ausencia del tiempo lectivo, la educabilidad permanente y la simbiosis entre amor y disciplina.
Amabilidad y respeto al otro como vehículos para nivelar los rezagos y potenciar los aprendizajes de grado escolar y nivel educativo. Atender y hacer un plan sin saturar o cosificar el necesario tiempo de juego y sano esparcimiento.
Dejar ser y observar para educar mejor.
La casa como nicho ecológico estratégico para formar el valor de la responsabilidad, por ejemplo.
Es factible hacer rendir cuentas a los educandos del tiempo invertido en sus procesos formales de estudio al asistir a la escuela y evaluar de manera retrospectiva la calidad de las tareas escolares en el sentido de los aprendizajes fundamentales.
Cumplimiento oportuno y resultados. Compartir libretas y libros de texto para hacer observaciones proactivas en el sentido de mejora.
Hacer repaso, exponer, preguntar, plantear problemas, discutir temas como la sequía, el eclipse solar del 8 de abril o la danza de ambiciones y torneo de promesas y mentiras de los candidatos sin principios, lábil adscripción ideológica, borrada memoria histórica y fingido compromiso social, en este momento electoral.
Debatir desde la mirada infantil y adolescente y desde los padres votantes adscripción y conciencia de clase, plataforma de los partidos políticos y el canto de sirenas de una televisión, radio y redes sociales omnipresentes y en hiperactividad.
Limpieza por ejemplo de los materiales de estudio y ejecuciones en cuadernos de trabajo. La lectura diferente de los tachones y enmendaduras, la emancipación del tanteo y el error como tramo en el trayecto de aprendizaje.
Desde casa el orden y la limpieza de la ropa, calzado, espacio personal de descanso y estudio; la espiral de los hábitos de higiene, del buen hacer.
Y después o antes, o antes o después, hacer correr la pelota o las canicas juntos, desempolvar los juguetes propios de ellas.
La calidad es progresiva, es un punto de llegada sobre la que hay tramo por transitar, la estimulación es permanente, padres y madres pacientes y amantes del conocimiento formarán seguramente hijos e hijas con estas cualidades.
Colaboración, trabajar juntos en proyectos, producir cosas, desde un dibujo hasta un modelo armable, desde papiroflexia hasta una pintura colectiva, hacer trabajo en equipo y distribución de actividades según potencial y edad de los participantes; jugar y desempeñar roles, más allá del género o de las habilidades personales, potenciar el desarrollo de habilidades como poner atención y cumplir instrucciones.
Otro de los valores a fortalecer es el amor a la escuela, amor al estudio y al conocimiento.
Tal vez la tentación sea abandonar libros y libretas y concentrarse de tiempo completo en las pantallas.
El reto para un padre observador es, sin caer en lo prohibitivo, el grito o el castigo, generar diálogo para hacer conciencia del valor del uso del tiempo.
Diversificar el uso del tiempo y sin renunciar al necesario descanso, regular la actividad infantil, de adolescentes y jóvenes.
Tiempo para la lectura libre y recreativa, de información científica como el tema de los eclipses de sol y de luna.
Tiempo para que el niño lea a su madre y su padre y puedan modelar algunas mejoras de la habilidad lectora.
Tiempo para que el padre y la madre lean sus textos clásicos cuando eran escolares o compartan sus historias de vida como estudiantes. Sus libros favoritos, cuentos, poemas; los saberes aprendidos a través de los libros que ahora les son útiles.
La práctica de la escritura en doble vía, la madre y el padre que escriben sobre temas de texto libre o los niños y niñas que escriben reflexiones, preguntas u observaciones u objetos de interés.
Cuántos padres hay cuyos hijos no conocen los trazos de escritura de sus padres, que regalo poder comunicarse por medio de la palabra, cuántos afectos se vehiculizan con este solo acto de poseer en manos de los pequeños una carta, un dibujo o porque no, expectativas o consejos.
Cuántas habilidades digitales pueden enseñar los hijos e hijas a sus padres.
El amor a la escuela y el amor al conocimiento, así como la responsabilidad no se aprenden por sugerencia externa si no a través del ejemplo y tiempo compartido.
La lectura y escritura no son asuntos sólo de la escuela. Es en casa en donde el ambiente común genera los amantes de los libros.
Padres lectores es muy posible que formen hijos lectores cuando hay plan de trabajo y continuidad de acciones.
Padres, madres y tutores comprometidos con la educación permanente de los pequeños.
Si aprovechamos, al final el tiempo vacacional dejará a los educandos fortalecidos sobre los que la escuela podrá eficientar mejor su paquete formativo.
*Doctor en educación. Profesor normalista de educación básica. [email protected]