Organizar: construir ciudadanía
Carlos Arturo Espadas Interián*
La docencia tiene que ver con algo más que recursos y materiales didácticos, se relaciona directamente con la posibilidad de generar situaciones en donde los estudiantes puedan desarrollar habilidades para la vida cotidiana y dentro de esa vida cotidiana se encuentra el actuar desde la perspectiva de la ciudadanía. Formar en la ciudadanía, no es posible, al igual que los valores, desde una asignatura específica para ver teorías, conceptos y demás elementos abstractos, se educa en la ciudadanía a través del ejercicio de la misma.
La organización del estudiantado para el desarrollo de las clases tiene que ver con la formación en democracia, tolerancia y demás que son necesarios para el trabajo en sociedad, en grupos humanos, sin embargo, la organización también desarrolla otros aspectos como la capacidad de gestión y auto-organización. Así es importante, vital, permitir a los estudiantes experimentar y arriesgarse en la realización de acciones simples y complejas que ponga a prueba sus capacidades y habilidades desarrolladas, porque además de vivir sus adelantos y logros, vivirán sus limitaciones y carencias, no sólo en el plano conceptual, sino en la práctica, en un entorno de realidad.
Un auxiliar fundamental en la organización, es poseer un pensamiento estructuralmente diversificado, que en apariencia pudiera parecer contradictorio, pero no lo es. Se necesita identificar procesos, comisiones, situaciones, escenarios, sin embargo, para iniciar con el desarrollo de procesos y demás, se tiene que generar una idea, lo que se va a hacer y éste es el elemento básico que desencadena todo lo demás. Pensar para dar respuesta a posibles escenarios, representa también la necesidad de proyectar, imaginar y ser creativos en las posibles respuestas que pudieran ser más adecuadas.
Estos aprendizajes se deben dar de forma transversal, incorporados en cada una de las actividades macro que se trabajan en las asignaturas. Una formación así incorporada, estará formando también en política, desde la perspectiva relacional para la mejora de la convivencia social y al mismo tiempo, lo que ya se ha mencionado: el empoderamiento de los estudiantes.
Una escuela que forma a sus estudiantes con este enfoque, los prepara no sólo para una convivencia plena al interior de sus instalaciones, sino lo más importante, los forma para la vida social, para el mundo. En una época en donde la desestructuración social, vía la crisis de las instituciones, representa el problema fundamental, dar respuesta desde la institución educativa representa la posibilidad del inicio articulatorio de un lento trabajo reconstructivo necesario.
La escuela no es la única institución que puede reconstruir, existen otros frentes desde donde se puede trabajar en esta área, sin embargo, por el ámbito de acción que nos ocupa, se hace esta referencia.
*Profesor–investigador de la Universidad Pedagógica Nacional Unidad 113 de León, Gto. [email protected]