Oportunidades inoportunas
*Luis Rodolfo Morán Quiroz
La pareja de quien conduce el vehículo aprovecha la oportunidad de que la persona a la que ama va concentrada en el camino y le planta un beso en mejilla. El vehículo golpea al que va frente a ellos y deben esperar al ajustador del seguro y a las autoridades viales. El incidente requerirá algunos días de taller de laminado y la persona besada habrá de pagar un deducible por el hecho de que su vehículo fue y le dio un “besito” al que estaba adelante. Una oportunidad inoportuna de unos pocos segundos puede tener costos de muchas horas, días o incluso años, además de los costos financieros, que también representan tiempo trabajado.
En educación, es frecuente que los docentes aprovechemos algunas oportunidades de utilizar elementos didácticos para construir un supuesto aprendizaje. Pero no siempre somos oportunos. Hay ocasiones en que hablamos cuando los niños están listos para salir a recreo o cuando preparan sus planes y sus ánimos para el fin de semana, las vacaciones o algún otro proyecto grupal o personal que no les permite concentrarse en nuestras peroratas. Hay ocasiones en que los niños están tristes, enojados, enfermos, distraídos, por factores que no siempre nos ponemos a analizar.
Aprovechar las oportunidades que nos da el silencio, por ejemplo, no siempre se logra. Cuando el silencio es a causa de algo que preocupa a los estudiantes, quizá lo que logremos decir en torno a la materia que impartimos no sea lo más oportuno. Quizá sí sea el caso de aprovechar la oportunidad para escuchar a esos estudiantes, de saber en qué podríamos ayudar para solucionar sus cuitas y dificultades.
Hay algunas estrategias un tanto terroristas que practican algunos profesores para hacer exámenes sorpresa, que acaban por arruinar la oportunidad de aprendizaje que representa una serie de reactivos que deberían estimular la memoria y permitir la recapitulación y la aplicación de habilidades, conocimientos, ideas que, si se usan con verdadera oportunidad, desencadenan aprendizajes más duraderos y significativos. No es fácil atinar con el mejor momento para proponer determinadas actividades o procesos. Ayuda, eso sí, explorar qué conocimientos tienen los estudiantes, cuáles se consideran necesarios para realizar esa actividad o producto e incluso sus estados de ánimo y el tiempo del que disponen para lograr avanzar en al menos algunas de las etapas iniciales.
Hacer que las actividades y los productos sean significativos para los aprendizajes de los estudiantes requiere capacidad de parte de los docentes para comprender si los individuos y los miembros del grupos han logrado la madurez, manejan la información, o siquiera han leído los textos o han acreditado los requerimientos para seguir con etapas posteriores de sus procesos. Exigir resultados antes de tiempo puede derivar en estancamientos, confusiones, frustraciones, pero también es importante que los docentes sepamos no sólo distinguir sino crear las oportunidades de aprendizaje, de interacción, de exploración, de observación, que se requieren para que el aprendizajes vaya mucho más allá de ser una respuesta marcada con un lápiz sobre un papel.
*Profesor del Departamento de Sociología del CUCSH de la UdeG. [email protected]