Normas dictatorializadas

 en Carlos Arturo

Carlos Arturo Espadas Interián*

La flexibilidad de la norma es fundamental para la aplicación de los marcos normativos en general; por ello, en muchas escuelas de Derecho se lleva hoy en día la materia Filosofía del Derecho, que ayuda para interpretar, ajustar y aplicar estos marcos normativos cuando hay vacíos en ellos, imprecisiones o situaciones que ameritan variabilidad.
La formación filosófica en el derecho, que no filosófica general, permite interpretar con fundamento, desde la razón, y procura, en lo posible, al menos por principio, eliminar intereses individuales y subjetivos en beneficio del bien mayor y común que es el espíritu de las leyes –en sus distintas variantes–.
Las dictaduras “clásicas” procuran no violentarlos y para ello modifican los marcos normativos a conveniencia, ágil y expedita; todo dentro del marco de la legalidad. La mayoría de las veces actúan al cobijo de ellos, pero con fundamentos y orientaciones legales que les son propicios. En esas modificaciones, cuajan sus fundamentos ideológicos, políticos, económicos, culturales… toda su visión de mundo, donde por cierto tienen claridad y sustento.
Las dictaduras desde la sinrazón y sin sentido no modifican legalmente los marcos normativos; usan el criterio de quien ocupa los cargos y funciones. Se construye así un ambiente de incertidumbre donde los marcos normativos se flexibilizan o anquilosan, según sea el criterio subjetivo, momento o, en su caso, situación o persona a la cual se le aplicarán.
La interpretación de los marcos normativos se vuelve criterial, con todos sus riesgos; el riesgo se encuentra radicado en poder maniobrar de forma unilateral, ágil y sin elementos reguladores intermedios la aplicación de ellos para dañar, eliminar, apoyar y posicionar a grupos o individuos, según sea el caso.
Así operan desde la ilegalidad, sin razón, sin fundamento y sin sentido, estableciéndose con ello un régimen voluntarioso donde nadie se encuentra seguro, porque las “reglas del juego” no son claras y se consolida la sensación colectiva de omnipotencia de quien ocupa el cargo o función y con ello se consolida el proceso de sometimiento.
El actuar sin fundamento teórico-conceptual, filosófico o sin ser exigentes, desde objetivos institucionales difusos, porque generalmente quienes actúan como se ha descrito, lo hacen desde intereses personales, subjetivos, a costa de quien sea, incluso de las propias instituciones, les permite márgenes de maniobra abiertos, que rayan en el descaro, ironía y burla para cada integrante institucional o poblacional para el que fueron designados.
Se olvida que esa designación se realiza para servir y no para servirse. Los cargos y funciones son para trabajar en favor del grupo, la cultura y la civilización humana. Al menos un dictador “clásico” pretende actuar en la legalidad y oculta las acciones que las violan. Las dictaduras actuales –que se presentan en todos los ámbitos: instituciones, países…– actúan desde la sinrazón, fundamento y desde lo criterial, subjetivo y rayan en el capricho.
Resulta peligroso, ¿no cree usted?

*Profesor-investigador de la Universidad Pedagógica Nacional Unidad 113 de León, Gto. [email protected]

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