No me quieras matar Corazón

 en Carlos García

Carlos M. García González*

Dicta la tradición que el lugar en donde se asientan las emociones es ese músculo persistente, incansable… hasta que se cansa y se detiene y todo se paraliza, ese signo visible del ritmo vital: el corazón. Para la medicina occidental, el tema de la relación entre emociones y cuerpo se les complica; lo refieren a un campo nebuloso, probable, nunca demostrable de los síntomas psicosomáticos. Para la medicina oriental, el corazón no solamente es un órgano, es una vía troncal que surca diferentes puntos de referencia a lo largo del cuerpo. Los nombres de estos puntos son evocadores de su función en un lenguaje metafórico y poético. Adicionalmente la concepción del cuerpo en la medicina tradicional china es maravillosa. Estas redes troncales, que reciben su nombre del órgano principal asociado; hay un canal del corazón, como lo hay del hígado o de os pulmones, están interconectadas, creando una compleja red de relaciones que siendo la base de una filosofía, permiten comprender al cuerpo, prevenir padecimientos y atender enfermedades. El canal troncal del corazón o meridiano, fluye en el dedo meñique de la mano, acumula su fuerza en la muñeca –muy cerca de donde se toma el pulso– con la diferencia de que el pulso para la medicina china tiene una riqueza, sonoridad, y cualidades extraordinarias, puede ser tenso o fluido, superficial o profundo; tan complejo es que se toma con tres dedos y cada uno de ellos debe estar entrenado para sentir al corazón. Por ello los puntos se llaman asentimientos. Pero el canal o meridiano sigue su curso por la cara interna del antebrazo y el brazo, cerca de la axila y sigue su curso hasta la mitad del pecho para conectarse troncalmente con otros canales como los del estómago e intestinos. Fundamentada en la filosofía oriental la medicina preventiva y los hábitos comunes son los que deben ser formados en la casa y en la escuela por una educación para conservar la salud. Siguiendo el canal del corazón comprendemos por qué la mala digestión entristece e irrita el humor: de ahí la expresión ¿pues qué comiste? Finalmente la acupuntura, los medicamentos y tratamientos chinos son económicos; de hecho el buen médico no cobra su tratamiento si éste resulta inadecuado. Eso es tener corazón.
Aquí el contraste con la medicina occidental es brutal. Igualmente maravillosa en sus avances, el modelo médico occidental no es preventivo, uno va al médico cuando ya tiene síntomas, el ritual es monolítico: diga usted sus síntomas, molestias, donde le duele, que siente, desde cuando y otras preguntas clínicas; pase Usted a hacerse unos análisis, fórmese en la línea, siga nuestras instrucciones, recójalos en sobre cerrado, llévelos a su médico; el sabrá qué medicamento recetarle. Pero la cosa sigue mientras el corazón late aceleradamente con el dictamen que la persona en bata blanca, vocabulario esotérico y actitud autosuficiente, recete el medicamente que habrá que adquirir, que consumir y esperar a que el oráculo no se equivoque con su pronóstico. El tema para el atribulado corazón es que este ritual es extremadamente costoso en dinero, tiempo, angustias, listas de espera, despersonalización del paciente (y vaya que se requiere un corazón paciente para aguantar las antesalas), la incomodidad domesticada que la prolongada proximidad de los cuerpos en las salas de espera atribula el corazón de unos y a otros.
De paso podríamos afirmar sin ninguna duda que de todo lo que le decimos al médico, producto de la percepción del funcionamiento interconectado y complejo del cuerpo, no es escuchado, el médico carece del entrenamiento para escucharnos, lo que hace es recortar fragmentos de nuestros síntomas y acomodarlos en un solo padecimiento, que puede o no ser; la respuesta corporal a los arreglos del padecimiento introducidos por el tratamiento y la medicina determinan si el diagnóstico fue adecuado. En caso contrario el ritual se repite, hasta que le atine. Un buen médico le atina a la primera. En cualquier caso cobra por cada consulta o uno paga en tiempo, desmañanadas, incomodidad e incertidumbre. Formemos a nuestros estudiantes para una educación para conservar la salud.
¡Feliz día del corazón!

*Profesor-investigador del Centro Universitario de Los Lagos de la UdeG. [email protected]

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