Los pillos y el juicio de la historia

 en Rodolfo Morán Quiroz

Luis Rodolfo Morán Quiroz*

Canta Joan Manuel Serrat (n. 1943): “no hay historia de piratas que tenga un final feliz…” y a lo largo de la descripción que hace de la vida de esos pillos nos hace ver que, por más malos que parezcan, “en el fondo son unos sentimentales” (https://www.youtube.com/watch?v=RYNl0x7H4EU). Hay personajes de la historia mundial, nacional y local que encarnan las contradicciones de los lados luminosos y oscuros de la condición humana. Los ha habido voluntariosos que, obsesionados por algún proyecto de gloria nacional que se convierta en testimonio de su paso por este mundo, proponen proyectos y acciones que pasarán sin remordimientos por encima de las vidas y haciendas ajenas. Tal como cuenta de Benito Mussolini, al que hay que agradecer que en Roma haya un sistema de tren urbano, pues no le importó cuántas veces le señalaran que por las rutas que él había trazado hubieran encontrado ruinas imperiales. “Por ahí, haya lo que haya”, resulta ser el ucase de los poderosos que no se tocan el corazón ante los obstáculos que se atraviesan en el camino de sus proyectos.
El 16 de octubre de 1953, Fidel Castro pronunció el discurso que se conoce como “la historia me absolverá”, en su defensa durante el juicio por el ataque al cuartel Moncada (del 26 de julio de 1953. Aquí: https://prensabolivariana.files.wordpress.com/2012/07/la-historia-me-absolvera-fidel.pdf). Tras declarar que “los revolucionarios han de proclamar sus ideas valientemente, definir sus principios y expresar sus intenciones para que nadie se engañe, ni amigos ni enemigos”, apela al derecho a la rebelión contra el despotismo y señala que: “ha sido reconocido, desde la más lejana antigüedad hasta el presente, por hombres de todas las doctrinas, de todas las ideas y todas las creencias”. Termina su alegato con estas frases: “Condenadme, no importa. La historia me absolverá”. Castro hace explícito el razonamiento de que habrá que esperar a las consecuencias últimas de las acciones de individuos y colectivos para determinar si éstas han sido justas y han derivado en resultados benéficos para las sociedades de distintas épocas.
De alguna manera, este razonamiento del juicio de la historia remite a una idea religiosa paralela que es la del “juicio final” en donde los dioses determinarán quiénes serán premiados y quiénes castigados por sus acciones. De tal modo, muchos personajes que son considerados pillos en su momento, más tarde serán calificados de héroes, o viceversa. En todo caso, el orden de presentación de los factores atenuantes o agravantes sí altera el dictamen. Dependerá de qué frase se ponga antes y cuál después del “pero”. Así, “logró estos grandes beneficios PERO a costa de muchas vidas” deriva en un veredicto inverso al que inicia con un “mató a muchas personas, PERO logró enormes beneficios y evitó grandes desgracias”. Lo que podría intercambiarse con otras visiones de mejoras del mundo y costos para otros sectores que acabaron pagando los costos de esas mejoras.
Existen pillos locales, nacionales, mundiales, actuales e históricos. Por citar algunos locales que aparecen en noticias recientes, podemos pensar en Francisco Ayón, recién liberado del arresto domiciliario; Raúl Padilla López, recientemente encontrado muerto en su domicilio; Enrique Alfaro, el gobernador ensalzado y despreciado en Jalisco y algunos otros círculos de la política. Entre los pillos nacionales que alguna vez fueron (o serán) calificados de héroes tenemos una larga lista de expresidentes: Salinas, Zedillo, Fox, Calderón, Peña, López Obrador, por citar los todavía vivos, y a los que se podría añadir una larga lista de políticos y revolucionarios del pasado. Por ejemplo, Francisco Villa, ensalzado ahora por el gobierno federal a los cien años de haber sido asesinado. Marcial Maciel es otro personaje nacional que resulta pillo en algunas versiones de la historia, mientras que sigue considerado un héroe en las narrativas que ponen el PERO antes de sus logros para la iglesia de Roma.
Entre los pillos mundiales tenemos a personajes como Putin, Trump, Macron, Bolsonaro. Entre los históricos podríamos incluir a un santo reconocido por la iglesia de Roma: José María Escrivá de Balaguer: en el mundo, señala un artículo en la revista PROCESO de octubre 2002, “su presencia pasa por sus 500 colegios y universidades; más de 50 estaciones de radio, 12 productoras de cine y televisión, 12 editoriales, 604 periódicos y revistas, y 38 agencias de información”, lo que no quita el sufrimiento que se infringió para crear o dentro de esas organizaciones.
En su obra El regalo de la muerte (1992), el filósofo francés Jacques Derrida (1930-2004) señala que el patriarca Abraham transgrede el orden ético al conservar un secreto: “Abraham habla mucho… pero habla para no decir algo acerca de la cosa esencial que debe conservar en secreto”. Ese secreto le quita la posibilidad y el derecho de decidir. Toda decisión permanecerá al mismo tiempo “solitaria, secreta y silenciosa” (1992: 59-60). Al no dar cuenta de las propias palabras no se asume la responsabilidad de las acciones propias, declara Derrida. En el caso reciente de un personaje como Raúl Padilla López (1954-20023), éste deja secretos que no dijo y probablemente con el encargo de que no se digan más. Por citar uno de ellos: el secreto de la muerte de Briseño, de la que alguna vez declaró que no le quitaba el sueño. Seguramente hay otros secretos de los que este personaje, al igual que muchos otros de la historia, ya no se pronunciará. Afirma Derrida: “Lo que también se implica es que, al no hablar a otros, no me hago responsable de mis actos, no respondo por nada y ante nadie”. El comportamiento ético de guardar el secreto podría derivar en hacernos irresponsables, discute Derrida siguiendo un razonamiento de Kierkegaard al plantear este escándalo y paradoja.
La historiadora Joan Wallach Scott (nacida en 1941), señala en su libro El juicio de la historia (2020) que hay acontecimientos que nos hacen dudar que se haya aceptado el juicio de la historia respecto a determinados temas. La noción del NIE WIEDER (“nunca más”) un genocidio, un pillo de esa magnitud, un robo de esos alcances, se contradice cuando escuchamos determinados discursos como los que señala Scott respecto al nazismo, la esclavitud, el racismo y determinadas noticias como las cotidianas en nuestro país y en otras partes del planeta, cercanas y lejanas. Scott señala que: “como historiadora, sé que no hay un cierre de la historia (history), no hay una sola narración (story) que pueda contarse. Soy consciente de la cantidad de historias escritas que cuestionan la validez y coherencia de las narrativas autorizadas (master narratives) con las que hemos sido educadas en la escuela”. Para ella, esa visión ingenua de la impecabilidad moral del juicio de la historia proyecta en la “historia” la confirmación de nuestros deseos para el futuro. La noción del tribunal de la historia deja para después la evaluación del grado de maldad, bondad, efectividad o beneficio de las acciones de las personas dotadas de algún poder, por mínimo o máximo que se le vea.
Podría dejarse para “el juicio de la historia” un pasaje como éste: en mayo de 2022, Putin insistió, en el marco de la celebración de la derrota del nazismo en la Segunda Guerra Mundial, que la invasión de Ucrania había sido una intervención forzada para evitar la agresión de Estados Unidos y la OTAN, en un país gobernado por los nazis. “No intervenir en Ucrania”, declaró Putin, “sería como abandonar a nuestra familia”, señaló en febrero de 2022 (https://english.elpais.com/international/2022-02-26/how-to-justify-a-war-putins-arguments-for-invading-ukraine.html). O también: “La Fiscalía General de la República (FGR) señala como culpables a tres funcionarios, cinco vigilantes privados y al menos un migrante por la muerte de 39 personas este lunes, en un incendio en un centro de detención del Instituto Nacional de Migración (Inami), en Ciudad Juárez” (https://elpais.com/mexico/2023-03-30/la-fiscalia-apunta-a-tres-funcionarios-cinco-vigilantes-privados-y-al-menos-un-migrante-en-la-tragedia-de-ciudad-juarez.html). ¿Hay otros héroes y otros pillos en esos casos? A la historia, sus juicios y (otra figura asociadas), su basurero, se posterga la responsabilidad de los casos.
Escapar de la rendición de cuentas (accountability) es un proyecto y una ilusión de muchos de los pillos históricos y contemporáneos. A los que se suma la vanidad de que “la historia” los absuelva y además los premie con guirnaldas de oliva en sus cabezas de héroes. Pensemos en Trump, quien declara: “The only crime that I’ve committed is to fearlessly defend our nation from those who seek to destroy it” (el único crimen que he cometido es defender sin temor a nuestra nación de aquellos que buscan destruirla; 4 de marzo de 2023). En las evaluaciones de expresidentes, políticos y otros líderes se argumentan elementos como “sumió en la pobreza a millones de personas PERO salvó el honor de la patria”. Hay pillos que son “héroes” ambiguos como los narcotraficantes que llegan a resolver lo que ni los gobiernos ni la autogestión logran resolver; con medidas que quizá compliquen aun más la realidad y tornen problemas que se perciben como “sencillos” en problemas perversos más embrollados. Tan “sencillos” como descalificar o matar a los adversarios para entrar en una espiral de violencia que puede durar décadas.
La canción de Serrat termina con la afirmación de que las historias de piratas no tienen final feliz precisamente porque “…ni ellos ni la censura lo podían permitir”. No vaya a ser que otros, en su afán se ser pintados como héroes, quieran asumir ese rol de pillos-piratas con su posible impunidad y su huida a otros puntos del mapa o a otros supuestos niveles de existencia, ya sea al exilio o rumbo al gozo o castigo eternos sentenciados por los dioses.

*Doctor en Ciencias Sociales. Profesor del departamento de sociología. Universidad de Guadalajara. [email protected]

Comentarios
  • Pablo Sandoval

    Muy interesante artículo

  • Mikel

    Excelente reflexión… hay todavía mucho que seguir profundizando, por ejemplo, por qué no aparecen mujeres en esta reflexión?

  • Rafael Lucero

    Me gustó tu artículo. Excelente la articulación de los vínculos que estableces. Impresionante tu documentación y diversidad de fuentes. Me debes una capacitación en el buen uso del ChatGTP. Sigo fuera, ya nos veremos

  • Laura Catalina Díaz Robles

    Hasta que leo algo que no es una elegía o propaganda para reunir llaves para construir la estatua del héroe en cuestión.

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