Los obstáculos para la vida educativa. La muerte al acecho

 en Víctor Ponce

Víctor Manuel Ponce Grima*

En estos días he participado en algunos encuentros que organizan amigos y amigas de la SEJ, en el evento denominado RECREA ACADEMIC, a propósito del cual me planteo algunas preguntas. A veces se olvida que el papel de los investigadores o los pensadores es cuestionar lo oculto, que se nos presenta como normal. Se ocultan los dispositivos para la reproducción de la sociedad neo-capitalista o neoliberal, en tanto sistema organizado para enriquecer a muy pocos y sostener en la pobreza a las mayorías; o que la educación, como organización, está en manos de determinadas élites del poder político.
El término de RECREA nos lleva a las propuestas que se han hecho desde la SEJ y que conducen a la idea de las CAV o Comunidades de Aprendizaje en y para la vida. Se propone involucrar a los investigadores del estado a las CAV. Algunos de los argumentos propuestos son:

1. La investigación como actividad social debe transformarse porque se ha acartonado en una modernidad superada por las crisis epistemológicas, sociales y políticas y ecológicas.
2. Vivimos una civilización en crisis que solo puede enfrentarse desde una nueva mirada en la Vida, centro de la existencia y de la nueva humanidad.
3. La educación se Recrea en este nuevo escenario civilizatorio desde la necesidad de que la educación se lleva a cabo en CAV.
4. Las comunidades investigación deben transformarse, al mismo tiempo que centran su atención en las CAV.

En fin, se nos presenta un nuevo discurso. Aún más, se compele a la transformación en función de la narrativa de lo que algunos han construido alrededor de las CAV. Me compele a dialogar la narrativa centrada en la poesía de la vida, pero que al mismo tiempo oculta amenazas. La muerte educativa se ha venido instalando desde hace décadas. No podremos vencerla solo con la ingenua magia de la palabra, que, al repetir determinados conjuros, el mal que nos acecha desaparecerá.
Reparo en las investigaciones que he realizado en estos años en las escuelas secundarias de la periferia de Guadalajara, en cuyos hallazgos se coincide con algunas conversaciones, foros y encuentros con docentes, directivos de secundarias, así como con colegas, investigadores y pensadores de la SEJ, como del ITESO, la UPN y la UdeG.
Lo que deseo argumentar y proponer es la urgencia de investigar los avances de las CAV en la SEJ, bajo dos supuestos iniciales: en primer lugar, indagar si, y de qué modo, las escuelas han incorporado a su vida cotidiana los atributos sugeridos para las CAV y, en segundo lugar, indagar los obstáculos para la vida (educativa), esto es, la muerte como amenaza a la vida. Veamos algunos ejemplos de esto último.

La estructura jerárquicamente autoritaria del sistema educativo

Los procesos y la vida cotidiana de los actores y las escuelas están gobernadas por un conjunto de dispositivos de control y de poder que “matan” la creatividad, la autonomía y el pensamiento crítico de individuos y colectivos. Lo que priva es la obediencia que simula que obedece. En las reuniones de los Consejos Técnicos Escolares suele no cuestionarse a los “lineamientos”. Estos se “cumplen”, no se cuestionan. Los dispositivos de obediencia siguen montados. Obedecer sin pensar, sin darse cuenta que no se dan cuenta, de los problemas educativos situados que viven en su cotidianidad.
El docente o el director escolar está obligado a cumplir los “lineamientos” u otras nominaciones del mandato, como guías, reglamentos, disposiciones o protocolos de actuación; de la misma manera que el alumno está obligado a cumplir el curriculum, a responder a las preguntas del profesor, o acatar el reglamento escolar.
Una de las formas más absurdas, tramposas del mandato es su denominación como “acuerdo”. Las definiciones del término “acuerdo” lo remiten a una “Decisión sobre algo tomada en común por varias personas”, así se dice que “después de varias horas de negociación, llegaron a un acuerdo”. En realidad, se trata de un mandato formulado en las oficinas de las autoridades, para que sean acatadas por los subordinados. Llámense Acuerdos de evaluación (SEP, 2021) o “Acuerdo de las reglas de conducta para las escuelas” (SEJ, 2012).

Cambios sociales, familiares y nuevos desafíos educativos

La muerte de la autonomía no proporciona la capacidad para dotar de vida a los alumnos que se acumulan en nuestras investigaciones, como sujetos sujetados a la exclusión, al acoso o bullying, a la autoagresión, cuyos sufrimientos y problemas son extraños a la escuela. La escuela suele no dar vida. Se constituye en acompañante silencioso, cómplice y reproductor de las desigualdades y problemas de socialización, socio-psíquicos, que viven los alumnos en las sociedades actuales. En virtud de las medidas de aislamiento social, durante la pandemia, la soledad y los sufrimientos psíquicos aumentaron.
Se afirma que se aprende en la vida, pero, ¿qué se aprende en la vida solitaria?, sin el contacto y el cuidado maternal (o paterno), porque están trabajando. En una escuela secundaria en donde realizamos una pequeña indagación, el 100% de las mamás y papás de los alumnos que nunca se conectaron en la virtualidad, trabajan. Además, no salen a convivir fuera de casa como familia. Este estudio reporta daños emocionales graves, producto del encierro que afectó el desarrollo emocional y de socialización de niñas, niños y adolescentes.
El aumento de las depresiones y suicidios de niños y adolescentes es la negación total al proceso socializador, como lo advierte Kaplan (2019), esto es, ni la familia ni la escuela lograron los vínculos afectivos suficientes para dotar el sentido básico de la existencia. Prefiero morir, la vida es insoportable.
En otra investigación, en las narraciones de vida acerca de su infancia, los jóvenes con problemas de adicción nos cuentan cómo se armaron las memorias emocionales en infancias que sufren la soledad, la falta de cariño, casa y comida. Lo común, lo que se repite, es el abandono. La mayoría vive con la mamá, el papá los dejó o nunca estuvo. La mamá trabaja todo el día, en su agotamiento le es difícil dotar afecto. Los chicos crecen solos, sin afecto. Su estructura cognitiva, inmadura, les hace pensar que no son queridos, pero que además no lo merecen. No son dignos de aprecio. Algunos dicen que era tanto el dolor que preferían morir.
Estos jóvenes pasaron por la familia y por la escuela. Ambos fallaron. Son instituciones líquidas (Bauman) que no fueron capaces de dotar aprecio y conformar subjetividades sólidas. Lo único sólido es la muerte al acecho.

*Doctor en Educación. Coordinador de investigación del ISIDM y y académico del CUCSH. [email protected]

Comentarios
  • Blanca Antonia Castillón Ríos

    Felicidades Dr., muy buena reflexión sobre nuestras Familias actuales y la Educación perdidas

Escriba su búsqueda y presione ENTER para buscar